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El Borussia Dortmund pone los goles y el ambiente al desolado regreso de la Bundesliga

BARCELONA -- 4-0. El Borussia Dortmund regresó a la Bundesliga como si nunca se hubiera marchado. En un ambiente desangelado, con las gradas del imponente Signal Iduna Park vacías y con los jugadores, de entrada, dando la sensación de estar tan centrados en el partido como en seguir al pie de la letra los protocolos instaurados por las autoridades sanitarias debido al coronavirus, el aspirante a discutir el título al Bayern Múnich aplastó sin despeinarse a un Schalke desbordado de principio a fin.

Volvió la Bundesliga 66 días después de despedirse y los ojos del mundo se fijaron en un derbi del Ruhr que ofreció la nueva realidad del fútbol profesional, inverosímil de entrada pero que, ya se ha avisado por activa y por pasiva, deberá convertirse en normalidad. Normal fue observar a Erling Haaland convertido en el primer goleador del regreso, rematando de primeras un excelente centro medido de Thorgan Hazard que confirmó al noruego como delantero de excepción y como personaje de primera atención esta extraña temporada.

Extraño fue todo lo que rodeó al partido, más que el partido en sí mismo. Los jugadores salieron separados al campo, el árbitro lo hizo más tarde, ni hubo saludos con contacto corporal entre los protagonistas ni, tampoco, entre los capitanes y el colegiado en el sorteo previo al inicio. Y extraño, mucho, fue observar la celebración de los futbolistas locales cuando a la media hora Haaland marcó el 1-0, sin que nadie le abrazase y con hasta seis compañeros manteniendo una más que destacada separación.

SENSACIONES
Futbolísticamente no hubo color en el duelo, con un Dortmund muy superior al Schalke, sentenciando la victoria al borde del descanso con el 2-0 que marcó Guerreiro y convirtiendo la segunda mitad en un paseo, contemplando a partir del cuarto gol anotado otra vez por Guerreiro la necesidad de rebajar la intensidad teniendo en cuenta lo que les viene por delante a los equipos en el próximo mes.

Se comprobó que el Borussia puede pelear el título al Bayern porque regresó tras más de dos meses parón con un nivel físico y futbolístico notable y se comprobó que, como avisaron ya los especialistas en preparación física, los jugadores estarán más expuestos que nunca a lesiones musculares, como la que padeció Todibo, la primera víctima.

Los locales dedicaron como acostumbran la victoria al famoso muro amarillo, vacío de público, y lo hicieron sin acudir de la mano hasta el fondo. Apenas si hubo contactos físicos, no se llegó a las 20 faltas en total y jugándose a buen ritmo sí llamó la atención una cierta distancia entre los jugadores durante el partido. O quizá fue una sensación extraña entre el silencio.

El silencio que, de momento, rodeará al fútbol y que Alemania mostró al mundo