Y no, no me refiero a un automóvil o a algún instrumento que se utilice en la ciencia o en la industria. Hablo del “Rekordmeister”, el campeón récord del fútbol alemán que no se cansa de ganar y ganar la Bundesliga a pesar del lógico cambio generacional y de mercado que sufre cualquier equipo del mundo con el natural paso de los años.
El FC Bayern München ha conquistado su octavo título consecutivo de Liga, trigésimo en su historia, y lo ha hecho de manera implacable y definitivamente, impecable, dentro y fuera de la cancha. Como si no tuviera límites, el equipo de Hans Dieter Flick, a dos jornadas de la culminación de la temporada 2019-2020, logró retener la “Meisterschale” ganando todos y cada uno de sus partidos después de la reanudación del campeonato, incluido aquel en que su máximo adversario, el BVB Dortmund, aspiraba en el Signal Iduna Park, mantener intactas sus aspiraciones de arrebatarles a los sureños la primera posición en la tabla. En esa ocasión, un golazo de Kimmich dictó sentencia condenatoria en contra de los dirigidos por Lucien Favre.
Mantener la filosofía de cero concesiones para los rivales, permitió al gigante de Baviera poner a raya a equipos igualmente enrachados como el Bayer 04 Leverkusen, el Borussia Mönchengladbach o del mismo Eintracht Frankfurt a los que, ya sea en patio propio o ajeno, les recetó sendas derrotas para dar un fuerte golpe de autoridad sobre la mesa desvaneciendo al mismo tiempo sus aspiraciones. “Gnadenlos”, sin piedad, dirían los alemanes.
La extraordinaria capacidad goleadora del polaco Robert Lewandowski; el innegable talento de Thomas Müller, increíblemente minimizado por Oliver Bierhoff; la portentosa figura en el arco de otro campeón del mundo, Manuel Neuer y la emocionante velocidad del “Roadrunner” canadiense Alphonso Davies, fueron matizando el horizonte de la escuadra roja hasta alcanzar estadísticas cuyas cifras han hecho que el actual Bayern sea capaz de compararse a aquel otro, el de Maier, del “Kaiser” Beckenbauer y el del “Der Bomber der Nation” Gerd Müller, que en la década de los setenta lograra imponer su ley no sólo dentro de Alemania sino en toda Europa, conquistando La Orejona hasta por tres años consecutivos.
El actual FC Bayern München, el que ha transformado Flick desde que tomó el timón del equipo en la jornada 11, ha dado apenas el primer paso de tres que quiere dar en el año de la Pandemia. El siguiente lo intentará dar el próximo 4 de julio en la final de la DFB Pokal en el Olympiastadion de Berlín contra los farmacéuticos de Peter Bosz, el Leverkusen. En la capital alemana buscará alzar su Copa número 30 de la historia. Pero el paso más importante y más anhelado de todos, es el que procurará dar sin margen de error en territorio portugués en agosto próximo, donde se celebrará la última fase de una inédita UEFA Champions League, recordando que todavía le queda pendiente sentenciar la serie de octavos de final ante el Chelsea que le favorece después del 0-3 en Londres.
Hasta el momento, la maquinaria bávara luce impecable. El triplete, que no se logra desde 2013, es la consigna y su máximo objetivo. Y están decididos a conquistarlo.