Juan Román Riquelme, el vicepresidente de Boca Juniors, habló en exclusiva en Equipo F tras la clasificación del Xeneize a la final de la Copa de la Liga, donde enfrentará a Tigre. El directivo se deshizo en elogios para con los colombianos Frank Fabra y Sebastián Villa, piezas importantes del equipo de Battaglia.
Respecto de la definición desde el punto penal ante Racing, donde Villa convirtió el suyo, analizó: "En los penales siempre hay un poco de suerte. El de Benedetto pega en el travesaño y entra, el de Alcaraz también por poco pega en el palo. Cuando vamos a penales siempre siento que vamos a ganar. El arquero siempre tiene virtudes y la suerte juega de un lado o del otro. Estamos contentos porque casi siempre patean los mismos, tienen una responsabilidad linda y la disfrutan. Cuando son los mismos quienes asumen la responsabildad hay que agradecerles".
Por otro lado, el vicepresidente se rindió ante los colombianos de Boca, Villa y Fabra, a quienes les brindó grandes elogios. "Villa sigue demostrando que es el mejor jugador del fútbol argentino, es desequilibrante. Si no hace un gol, da los pases para que los hagan. Estamos muy agradecidos con él, en dos años nunca se tiró a una camilla ni faltó a un entrenamiento, es un atleta. Después lo que pasa afuera es otro tema, pero con nosotros se comportó de maravillas", sentenció.
Sobre Fabra, agregó: "Es indudable que Fabra va a estar entre los mejores laterales izquierdos en la historia de nuestro club. Siempre se queda hasta las dos, tres de la tarde entrenando. Tiene una gran categoría, como en el gol que le hace a Central que lo puede convertir él solo. Al otro día capaz está mirando la tribuna y el siete le hace el gol y vos decís '¿qué estaba haciendo?'. Ya es parte de la casa, hace siete años que está".
Además, el exjugador se centró en la presencia de Edwin Cardona en Racing, volante que dejó el Xeneize en el último mercado: "Me hubiese gustado verlo jugar mucho más en Boca. Él sabe que lo quiero mucho. Son jugadores distintos. Yo siempre quiero verlo en la cancha, aunque nos haga sufrir porque somos rivales.