Hugo Benjamín Ibarra se sumó a la selecta lista de entrenadores de Boca que jugaron en el club y luego celebraron un campeonato.
Mario Fortunato durante el amateurismo fue el primero. Y lo siguieron Alfredo Garasini, Ernesto Lazzatti, José María Silvero, Juan Carlos Lorenzo, Silvio Marzolini, Jorge Benítez, Rodolfo Arruabarrena, Guillermo Barros Schelotto y Sebastián Battaglia.
El Negro llegó de manera inesperada a la Primera de Boca, cuando no estaba en el radar de nadie. Es cierto, dirigía la Reserva junto con Chicho Serna, pero a diferencia de Sebastián Battaglia, que parecía estar en las gateras para cuando se presentara la oportunidad, Ibarra mantenía siempre un bajo perfil. Y tal vez, una personalidad y un estilo mediante el cual pocos lo veían en esa silla eléctrica que es el banco de Boca.
Sin embargo, el fútbol da sorpresas. Battaglia fue despedido luego de la eliminación de Boca en la Copa Libertadores ante Corinthians. Mientras aparecían uno y mil nombres (Gareca, Martino, Baccacece, Domínguez, Almirón, Palermo...), Riquelme apostó por Ibarra para encarar en principio una transición.
Lo rodeó por Leandro Gracián y Roberto Tito Pompei, en una especie de Triunvirato. No hubo un buen comienzo. Una dura derrota ante San Lorenzo, donde el DT decidió excluir al capitán Carlos Izquierdoz, quien enseguida iba a dejar el club, y otras dos derrotas de visitantes contra Argentinos (2 a 0) y Patronato, goleada por 3 a 0, fueron el punto de inflexión.
Pero tras la caída en Paraná, Boca cambió. Sin mostrar un buen fútbol, algo que se le criticó al DT a lo largo del torneo, el Xeneize cosechó 13 partidos sin perder, con 10 triunfos y tres empates.
Con lo justo, sin sobrarle nada. Pero Ibarra, con su tranquilidad, fue acomodando piezas y le empezó a dar lugar a los pibes. Luca Langoni, clave con sus goles para el título, es todo mérito del DT, además de Aranda o Morales, sólo por mencionar a algunos que tuvieron sus chances a partir de las lesiones de titulares como Villa, Zeballos, Benedetto o Rojo.
Los cambios, en general, durante los partidos, rindieron sus frutos y en ese aspecto se vio la mano de Ibarra, que fue multicampeón con Boca en la era de Carlos Bianchi. Y suma en total cuatro Libertadores de América como jugador.
Su futuro es una incógnita: Boca sigue en carrera por la Copa Argentina, donde el miércoles se medirá ante Patronato buscando un lugar en la final, y luego se vendrá el Trofeo de Campeones.
"La verdad que se lo merecen estos muchachos. Fue un trabajo enorme. Todo este esfuerzo que hicieron durante el tiempo que estoy al frente como entrenador, se lo merecen ellos, ellos han hecho todo lo que se está viviendo en este momento", señaló.
Y agregó: "No es fácil estar en Boca, como jugador ni como entrenador. Hay que estar todos los días a la altura de uno de los clubes más grandes del mundo. Yo sabía lo que sucedía cuando me ofrecieron el puesto, pero me hice cargo convencido ese día, sabía que podía lograr cambiar el rumbo del plantel".
Mientras todavía no está claro quien será el DT en 2023, Ibarra sigue adelante. Con su modestia y su bajo perfil ya inscribió su nombre entre los DTs campeones como jugadores y como técnicos.