La película del Rosario Central 2-2 Boca Juniors mostrará roces, peleas y discusiones. La furia de un duelo caliente, en el que no se regaló nada. También, lógicamente, el grito agónico que cambió la historia en la última jugada.
Lo que el director del film no debería dejar de lado es el destaque de dos actores protagónicos: Lautaro Giaccone y Alejo Veliz.
El mediocampista ofensivo de 22 años abrió el marcador a los 25 minutos con un zurdazo inolvidable y el máximo artillero del equipo de Miguel Ángel Russo en el Torneo de la Liga 2023, de 19 años, le devolvió la ventaja al Canalla a los 69, cinco minutos después del empate parcial de Martín Payero. Hasta que en el 10° minuto de descuento, Jorge Figal cabeceó a la red para el empate definitivo.
Los chicos de Central hicieron la diferencia. Con mucho talento y el desparpajo de la juventud, metieron en serios problemas a los defensores del Xeneize. De hecho, Jorge Almirón cambió en el entretiempo a dos de ellos que ya estaban amonestados: Nahuel Valentini y Valentín Barco le dejaron su lugar a Facundo Roncaglia y Agustín Sández.
A los dos minutos de juego, Alejo Veliz ganó de cabeza luego de un córner por izquierda de Ignacio Malcorra y Sergio Romero evitó la apertura del marcador. Otro factor de desequilibrio en el dueño de casa fue el colombiano Jaminton Campaz, de 22 años, que exigió a Chiquito con una volea espectacular.
Rápidamente, llegaría el primer grito de la tarde. Walter Montoya lo buscó por derecha, Giaccone llegó al fondo, le enganchó a Barco al medio y sacó un zurdazo memorable para su 2° gol en la máxima categoría (el anterior se lo anotó a Unión de Santa Fe).
En esa primera mitad, los de Almirón se apoderaron de la posesión, pero carecieron de justeza. De sus 9 remates, apenas 2 llegaron al arco defendido por Jorge Broun.
Ya en el complemento, Giaccone encabezó una contra letal que el árbitro Ariel Penel interpretó como penal por una supuesta mano del peruano Luis Advíncula. El VAR aportó claridad y el juez dio marcha atrás con la decisión.
Fernando Rodríguez, otro joven de 22 años, provocó el “Gooouhhhh” con una rosca bárbara en el tiro libre, que impactó en el travesaño. Y cuando nada hacía creer que podría llegar a pasar, la visita consiguió el empate.
Sebastián Villa madó un centro pasado por derecha, el ingresado Norberto Briasco tocó la pelota al medio y Martín Payero metió el cabezazo para el 1-1. El duro topetazo que le dio Facundo Mallo lo privó de festejar.
Lo que también privó al Xeneize de una mayor alegría fue la rápida recuperación del local. Otra vez importante Malcorra para encontrar los espacios, centro de Campaz a la espalda de Figal y aparición goleadora de Veliz. 5° festejo en el campeonato para el preseleccionado para el Mundial Sub 20.
Después llegarían los enojos, las peleas, las discusiones. Penal reanudó el juego antes de que Russo pudiera hacer todos los cambios que deseaba en esa ventana y Francis Mac Allister se quedó sin poder ingresar. La furia del entrenador no tardó en llegar, así como tampoco su tarjeta roja. A los pocos minutos, Chiquito Romero se quejó de un pisotón de Mallo que derivó en un tumulto, manotazos al aire y varias tarjetas. Un rato más tarde, Almirón también fue expulsado y los equipos terminaron sin técnico en cancha.
Luego de tantas demoras, el juez determinó 10 minutos de descuento. Y en la última jugada, la película tendría un final impensado. Centro de Villa por derecha, Luiz Vázquez la peinó en el 1° palo, Figal le ganó la posición a Damián Martínez y volvió a cumplir la máxima que “dos cabezazos en el área es gol”.
De esta manera, Boca repitió la fórmula que le dio éxito ante Deportivo Pereira, al que le ganó con un tanto de Alan Varela al minuto 100. Así, se recuperó también después de tres derrotas consecutivas a nivel local, aunque quedó a 15 puntos del líder River Plate.
Poco le importará a Central haber extendido su invicto a 7 partidos (3G-4E) ni que siga sin perder en casa. Sentirá que se le escaparán dos puntos en un descuento largo. Al menos le queda la satisfacción, mucho más que consuelo, de contar con chicos que hacen la diferencia y que seguramente le darán muchas alegrías.