<
>

Martín Demichelis tiene mucho trabajo por hacer en este River que debe reinventarse

Poco más de un mes pasó desde aquella contundente victoria 3-1 sobre Estudiantes que le dio el título del Torneo de la Liga Profesional, pero parece mucho más. Tras coronarse campeón, River Plate sufrió la eliminación de la CONMEBOL Libertadores que cambió todos los planes del segundo semestre del año. Ahora, solo tiene como objetivo la Copa de la Liga, cuya campaña comenzó con una preocupante derrota ante Argentinos Juniors.

La percepción del tiempo es subjetiva. Un mes puede ser un lapso muy corto o muy extenso, según las circunstancias. Mucho pasó en River desde el 15 de julio y casi todo fue negativo. Es que el adiós de la Libertadores en octavos de final no estaba en los planes. Esa frustración aceleró modificaciones y provocó un obligado cambio de mentalidad para el futuro cercano. Y el plantel aún debe acostumbrarse a esta nueva realidad.

Contra Argentinos se profundizaron problemas que habían quedado algo tapados por el éxito y en la Liga y por la vorágine de partidos y responsabilidades. El muy buen equipo de Gabriel Milito era uno de los peores rivales posibles para un River que aún debe reponerse del golpe que le dio Inter. Los presagios de un mal inicio de Copa se cumplieron en La Paternal.

Demichelis tiene varios flancos en los que trabajar en estos meses. El más evidente es la pelota parada. Está claro que la marcación zonal no le funciona y cada balón aéreo genera una preocupación excesiva. Franco Armani no tiene entre sus virtudes la capacidad para salir en los centros y ninguna dupla de centrales mostró habilidades individuales para resolver este problema. En un torneo corto y tan peleado, dar una ventaja como esta puede ser fundamental.

El retroceso también es un problema que River ha sufrido incluso desde 2022, cuando aún estaba Marcelo Gallardo. Un adversario bien trabajado y veloz como Argentinos puede encontrarlo mal parado muchas veces en un partido. El ingreso de Matías Kranevitter en el centro del campo no resolvió esto.

Otro aspecto en los que el cuerpo técnico deberá trabajar es la incorporación de los refuerzos a la estructura y los reemplazos de quienes no estarán. Ramiro Funes Mori demostró que puede ser una incorporación de calidad pero necesita rodaje. Lo mismo ocurre con Manuel Lanzini, quien en los minutos que jugó se asoció bien y dejó claro que está en buen estado físico y futbolístico. Es necesario encontrarle un hueco entre los once, porque puede desnivelar en lo individual, potenciar a sus compañeros y también aportar de la pelota parada.

Ya sin Lucas Beltrán, Miguel Borja hizo un buen partido contra Argentinos y, con continuidad, puede ser el reemplazante. Facundo Colidio tiene personalidad y rebeldía, pero le falta justeza en la definición.

En el centro del campo, Enzo Pérez es, aún en bajo nivel, irreemplazable. Esto no es un elogio para este momento de River. Rodrigo Aliendro siempre aporta, pero su rol ha variado de acuerdo a la presencia o no del mendocino. Con Nicolás De la Cruz más afuera que adentro y Nacho Fernández lejos de su mejor momento, las piezas no terminan de encajar.

En lo anímico también hay mucho que mejorar. Todo River esperaba estar a punto de jugar los cuartos de final de la Libertadores y no hacerlo representa un golpe difícil de asimilar, más allá de que la competencia continúa y el ámbito local es importante. Recuperar la motivación no será fácil.

Quizás, en realidad haber comenzado contra un rival de jerarquía como Argentinos haya sido algo bueno para River, que recibió un baño de realidad en la primera fecha. Si quiere volver a pelear el título, necesita dejar atrás la decepción y mejorar algunos puntos clave. Talento y capacidad le sobra.