El paraguayo Adam Bareiro es, hoy por hoy, la gran figura que tiene San Lorenzo. Pero este sábado ese término le quedó chico; más que figura fue el héroe.
Porque con un cabezazo formidable en la última jugada del encuentro, le dio el empate 2-2 a su equipo en el Nuevo Gasómetro y ante un Belgrano que parecía tener el triunfo en el bolsillo.
De esa forma, completó su doblete personal, ya que en el final del primer tiempo había abierto el marcador de penal, con un disparo fuerte y al medio del arco.
Bareiro es uno de esos jugadores que, por momentos, parecen desaparecer del partido. Andan perdidos caminando por lugares lejanos. Pero, de repente -casi como fantasmas- se corporizan para cambiarlo todo.
Ante Belgrano tuvo protagonismo en dos momentos fundamentales. Al filo del entretiempo, haciendo la tarea en el polémico penal que Darío Herrera sancionó a favor de los Santos.
Y en la última jugada del partido, cuando todo parecía perdido, para aprovechar el preciso centro frontal que envió desde una pelota parada sobre la derecha el uruguayo Gastón Ramírez.
Con esa definición, Bareiro dejó en el olvido el flojo rendimiento de su equipo en los 90 minutos. Nadie recordará que Belgrano hizo que San Lorenzo tomara de su propia medicina, ejerciendo una tarea defensiva muy sólida y logrando una altísima efectividad en el ataque: tuvo cuatro acciones de peligro en todo el partido y dos terminaron en gol.
Todo eso ya empieza a tomar un color sepia porque la fotografía que se roba la atención, en full color, es la del paraguayo festejando el empate en el segundo final.