Europa, la Champions League, sigue siendo fruta prohibida para el PSG, que por segunda temporada consecutiva, cuarta vez en las seis últimas campañas, se despidió del torneo en los octavos de final. En la primera eliminatoria tras la fase de grupos... a casa. Le eliminó el Bayern Múnich que ya le derrotó en la final de 2020 en Lisboa, la única que ha disputado el club francés, que en la última década ha invertido hasta 1,483 millones de euros en fichajes (además de las incorporaciones de Leo Messi, Donnarumma, Sergio Ramos o Wijnaldum con la carta de libertad) para apenas haber sumado a esa final una semifinal, cayendo en 2021 frente al Manchester City, y ser eliminado en otras cuatro campañas, consecutivamente, en los cuartos de final.
Christophe Galtier, llegado el pasado verano al al banquillo tras su excelente trabajo en el Niza, se sumó a la lista de entrenadores derrumbados en Europa. Ya fueran Ancelotti, Blanc, Emery, Tuchel o Pochettino, el objetivo máximo, prácticamente una obsesión, para Qatar Investment acabó con otro sonado fracaso. Superado por el Benfica en la fase de grupos, el sorteo de octavos de final le condenó a jugarse el pase con el Bayern y decidir la eliminatoria a domicilio. Y después del 0-1 en el Parque de los Príncipes remontar en el Allianz se aventuraba un reto mayúsculo.
Lo intentó en una buena primera mitad durante la que tuteó al gigante alemán y hasta rozó el gol pasada la media hora, en un error obsceno de Sommer que no supo aprovechar Vitinha, cuyo remate a placer salvó bajo palos De Ligt. Pero tras el descanso fue apenas una sombra, sometido por un rival mucho más compacto y que a partir del gol de Choupo-Moting abrazó prácticamente sin oposición un partido y eliminatoria que sentenció rozándose el final Gnabry.
Sin noticias de Messi, más allá de un remate en la primera mitad que le salvó el meta local, ni de Mbappé, una auténtica sombra de principio a fin, el error de Verratti que provocó el 1-0 fue el principio del fin para un equipo sin alma, sin nervio y se diría casi sin orgullo. Solo respondió a través de un cabezazo de Sergio Ramos que salvó Sommer. Y nada más. Nada de nada.
El PSG, el proyecto multimillonario de Qatar, volvió a estrellarse contra el futbol. Y ya va una década de decepciones en Europa.