El conjunto azulgrana no tuvo rival en su presentación en la Champions League y goleó en casa con doblete del portugués Joao Félix.
BARCELONA -- El Barcelona estrenó su temporada en la Champions League goleando a placer (5-0) a un Royal Antwerp tan animoso como inocente. Ilusionado en su presentación, atractivo en su apuesta de futbol ofensivo y de combinación, el campeón belga se derritió como un azucarillo en defensa en cuanto el Barça le descubrió sus costuras y apenas superados los 20 minutos de partido ya perdía por 3-0. Partido sentenciado. Totalmente.
Disfruta el equipo de Xavi en Montjuïc y disfruta la hinchada, que apenas ha necesitado un mes para aparcar sus reticencias a subir a la montaña olímpica y la ha convertido en su casa, hoy más por devoción que por obligación. Tiene mucho que ver en ello la mutación del Barça respecto a tiempos no tan pretéritos. Del marcar y defender, del marcar y asegurar, del marcar y echar el freno se ha pasado al marcar y seguir atacando, al marcar y querer más. No decaer en el ánimo y pretender, siempre, mantener el idilio con una grada entregada a su juego.
Si cuatro días antes aplastó al Real Betis en un ejercicio tan simple como perfectamente solventado y descubrió el encaje, tan sorprendente como eficaz, de Joao Félix, al Royal Antwerp le ejecutó en un abrir y cerrar de ojos. Y otra vez con el volante portugués vestido de protagonista estelar.
Cuando entre la hinchada empezaba a elogiarse el juego del campeón belga, una conbinación ofensiva azulgrana por el interior izquierdo acabó con la asistencia de Ilkay Gündogan y el remate seco y raso de Joao Félix. Abierta la lata, el equipo de Xavi ganó en confianza y posesión, y así llegó el segundo, tras una cabalgada sensacional de Frenkie de Jong, su pase a la banda a Joao Félix y el centro, perfecto, de este al segundo palo para que Robert Lewandowski, a placer, rematase a la red.
La partida parecía ya sentenciada, y lo confirmó casi inmediatamente un desgraciado autogol de Jelle Bataille, que desvió fatalmente un centro de Raphinha para sorprender a su propio portero y consumó la rendición de un equipo que con todo el ánimo del mundo acabó mostrando que la Champions le viene grande.
SIN FRENO
Acabó más calmado el Barça el primer tiempo y reapareció tras el descanso con hambre. Hambre y ganas de seguir gustando a la parroquia y convencer a Xavi, y a cualquier escéptico, que este es el camino correcto.
Así se entiende que los jugadores de Mark Van Bommel fueran apenas unos convidados de piedra a la exhibición azulgrana, anotando Gavi el cuarto y Joao Félix el quinto, con un obús el canterano y un cabezazo el portugués que mostraron todas las facetas a las que se puede adaptar el Barça en ataque cuando ya está desatado.
Un rival débil. Sí. Tan débil como lo fue hace un año el Viktoria Plzen que se llevó un 5-1 en el Camp Nou... Pero enfrentado a un Barça que llegó a jugar con diez futbolistas que hace dos temporadas no estaban en el club, la mejor señal, quizá la más destacada, de la revoluciòn que ha vivido el club azulgrana.
Como en sus mejores días, juega a atacar y sin compasión. Sin descanso ni freno. Y aunque fuera goleando, por segundo partido consecutivo, a un rival entregado, dejó claro, el Barça, que está en crecimiento... Europa, de momento, comenzó con buen pie.