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Se trata del chileno Alexis Sánchez y el argentino Lionel Messi.
Alexis Sánchez trabajó como nunca; Messi brilló como siempre. El atacante chileno había advertido a su ex equipo que no se tocaría el corazón, quería salir de la sombra de Lio, esta vez como rival. Pero pasó lo inevitable. Una jugada, tres segundos en que el ‘tridente’ culé se encontró con espacio para que el argentino dejara al Arsenal en cuidados intensivos. Un penal para curarse en salud y aniquilarlo.
Alexis había salido a la cancha con la consigna de hacerse grande a costa del Barcelona. El ‘17’ de los Gunners fue el primero en buscar el gol, pero el peligro fue rápidamente anulado por Busquets, que bloqueó el tiro de su ex compañero. Hasta ahí le permitió brillar su ex-equipo, que tomó el control del partido poco después y no lo volvió a soltar.
Messi, como siempre, pone a temblar a cualquiera aunque toque poco el balón. Pero cuando sale en plan protagónico, es intratable.
El momento decisivo para Alexis había pasado. Desde su primera amenaza –la única en toda el primer tiempo para el Arsenal–, el equipo de Luis Enrique tuvo más cuidado en cerrarle el paso mientras Messi y Luis Suárez se acomodaban en la cancha y cobraban protagonismo.
A través de Messi –ya fuera en un cobro o liderando un contraataque–, el equipo azulgrana empujaba al rival hasta confinarlo en su propia mitad, algo que resultó frustrante para los blaugrana en la primera mitad, pues no importaba cuantas veces Messi y Luis Suárez merodeaban por el área de Cech, no lograban encontrar la red.
Pero el Barça no desistió. Si había mantenido un completo dominio del partido en la primera parte con el atacante argentino como protagonista, tras el descanso hizo ver su suerte a Monreal. El juego del Barça pasaba inevitablemente por los pies de Messi, a quien la media buscaba constantemente, ya fuera con balones largos o filtrados para que creara una oportunidad tras otra.
El ataque del Arsenal, ya desarticulado, tenía pocas oportunidades y corrían a cargo de Ozil y Giroud, que era un manojo de nervios y se equivocaba constantemente.
La intensidad con la que Barcelona mandaba en el juego obligó a los locales a abocarse en defensa, incluido Alexis, que poco a poco se fue apagando por el desgaste de emplearse a fondo en ayudar en la recuperación. El chileno incluso evitó que Messi se escapara en un par de ocasiones. Hasta que llegó el momento en que la carrera del argentino lo superó y no hubo quien lo parara.
Después, lo inevitable. Un contraataque en que se encontraron los tres hombres del Barcelona, salieron en desbandada y ya cuando se le acababa la cancha, Neymar puso el pase cruzado para Lio, que esta vez no permitió que Cech le arruinara la noche. En un segundo, con un control, con la punta del pie, dejó fuera de combate al checo para disparar a placer y poner el 1-0.
El Emirates enmudeció. Del estupor pasaron a la angustia, pues los Gunners no lograron recuperarse el golpe anímico jamás. Cada vez más erráticos y descuidados también en defensa, llevaron a Flamini a cometer un penal sobre el argentino cuando intentaba cortarle la carrera hacia el área. Messi, ni regaló ni falló, y puso el punto final al encuentro desde los once pasos.