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Luis Enrique recuerda la final de Berlín que ganó con el Barcelona: "Fue un disfrute total"

BARCELONA -- Luis Enrique no olvida la final de la Champions League en 2015 que ganó con el Barcelona. “Tengo grabada en mi mente la alegría de completar una temporada así, de celebrarla con los amigos y la familia, una fecha inolvidable. Fue una final apoteósica”, reveló el entrenador asturiano, hoy seleccionador español, durante una entrevista por videoconferencia concedida a Barça TV en la que habló del recuerdo que mantiene del éxito de Berlín.

El técnico descubrió que “no he visto más el partido” pero rememoró que la final de Berlín “fue el disfrute total. De la misma manera que durante la temporada somos muy metódicos y lo repasamos todo, al ser el último partido de la temporada no lo volví a ver. No voy a decir que no me quité un peso de encima ganándola porque de jugador no tuve la posibilidad ni de acceder a ella, pero fue una final apoteósica”.

De la preparación del partido, Luis Enrique explicó que no motivó especialmente a sus jugadores porque “llevo años asesorado por Joaquín Valdés, el psicólogo de mi staff, y sé que controlar las emociones en una final es difícil. Los jugadores ya están extramotivados y no necesitan más. Trabajamos siempre con llegar en el punto óptimo de activación, que en una final es muy difícil. Más que apretar el botón del estrés o del exceso de motivación, hay que bajarlo”.

En su opinión, como hizo entonces, “el jugador tiene debe lo que tiene que hacer en el campo y respirar, controlar esa excitación. En otros momentos de la temporada, ante rivales que quizás motivan menos a los jugadores, sí hemos hecho algún video motivacional. Pero en una final el mensaje es de confianza”.

CONFIANZA Y NERVIOS
¿Y la charla? En este punto, el entrenador reveló su conversación con el equipo antes de la final. “La charla que yo hago en el hotel es táctica, pero sí busqué algo motivacional que les pudiera ayudar o que yo creyera que a mí me ayudaría como jugador. Les hice una especie de broma o chascarrillo. Les pregunté al acabarla: ¿qué es lo peor que pensáis que os puede ocurrir en la final? Xavi y Alves, los veteranos en general, respondieron con cosas de fútbol. ‘No ser fieles a nuestro estilo’, qué se yo, cosas así... Y les dije. ‘Lo peor que os puede pasar mañana es ser jugador de la Juventus y tener que enfrentarse al Barça. Imaginad lo que es marcar a Suárez, a Ney, a Messi, a Iniesta, a Busquets... Imaginad tener que meter un gol a Marc, tener que rematar ante Piqué o Mascherano, defender la subidas de Alves... Imaginad que es la charla de la Juventus y os hablan del Barça. Estaríais cagados”, les dijo a los suyos, en un discurso que, recuerda “al menos unas sonrisas sí les desperté. Y luego su calidad hizo la diferencia”.

“Yo veo los partidos con tranquilidad, pendiente de analizar lo que va sucediendo con mi equipo de trabajo, pero en esa final estuve más nervioso que en toda mi vida”, reconoció, solventando que fue una sensación que no se le marchó durante toda la final. “Desde el principio esperaba serenarme, pero no fue así y fue una tensión interna difícil de gestionar. Me costó. Igual fue por no haber podido vivir un partido así como jugador”, confirmó, bromeando con que, ahora, ya tiene esa experiencia y “si vuelvo a sentirme así en una final me tomaré una pastillita para que no me dé un infarto. Y eso que fue bien, no quiero pensar cómo me hubiera sentido de ir mal”.

Al final, disfrutado el momento en la intimidad, Luis Enrique recordó la sensación de su rueda de prensa, que, no podía ser de otra manera, tuvo a pesar de la alegría momentos tensos. “La rueda de prensa es lo que menos me preocupaba. Siempre he sido consciente de la imagen que tengo que transmitir como entrenador, pero no voy a dejar de ser fiel a mi forma de ser. El club conocía mi perfil cuando me contrató. Hubo momentos en que sentimos como staff que habíamos sido maltratados, rodeándonos siempre de polémicas, y puse en la balanza hacer una rueda de prensa más cañera o hacer una más a mi estilo, disfrutando del momento”, reconoció.

Pasados cinco años, Luis Enrique, a pesar de todo, mantiene una energía vital indiscutible. Y es la que le hace recordar aquella noche de Berlín como “un momento único en mi carrera” y que le llevó, en un instante emotivo de la entrevista, a recordar a su hija Xana, fallecida a los 9 años el pasado mes de agosto. “Lo más bonito en el fútbol es tener la fortuna de hacer feliz a tanta gente, a los más cercanos, pero también a la gente que está en la calle o en sus casas. Tras lo que se vivió en aquel partido y en la rúa, en Barcelona, mi hija me preguntaba después de los partidos. “Papá, ¿hoy también fiesta? No, sólo si ganamos títulos”, sonrió con el recuerdo.