BARCELONA -- Aunque parece una eternidad apenas son cinco años. Atrapado en la exigencia de ganarlo todo y recibiendo cada eliminación como una puñalada el Barcelona rememora este sábado su última conquista en la Champions sin atender que la primera, en Londres, no llegó hasta 1992 y que hasta la segunda, lograda en París, transcurrieron 14 largos años.
Se cumplen cinco años del éxtasis de Berlín, de la quinta ‘Orejona’ de un Barça que a lomos del tridente transitó durante los primeros seis meses de 2015 a velocidad de vértigo, prácticamente atropellando a quien se pusiera por delante y que cerró aquella temporada con el segundo triplete de su historia.
El equipo azulgrana llegó a la final pasando como primero de grupo por delante de PSG, Ajax y APOEL, perdiendo solo en París (3-2) y ganando los cinco encuentros restantes, como también ganó los dos de octavos de final frente al Manchester City (1-2 y 1-0) y los dos de cuartos de final al PSG (1-3 y 2-0).
El apoteosis llegó en la semifinal que le enfrentó al Bayern Múnich que dirigía Pep Guardiola, y al que arrolló por 3-0 en el Camp Nou con un doblete y actuación estelar de Leo Messi, para convertir la vuelta de Múnich en un trámite (3-2) y plantarse en el partido definitivo, en el majestuoso Estadio Olímpico de Berlín.
Marcó Rakitic, asistido por Iniesta en una jugada iniciada por Messi y Alba, a los cuatro minutos y a los 55 empató Morata, aprovechando un rechace de Ter Stegen. Luis Suárez respondió a los 68 rematando un disparo atajado por Buffon al disparo de Messi y a los 97, con el tiempo cumplido, Pedro asistió a Neymar para cerrar un éxito inolvidable.
DEL RECUERDO A LA URGENCIA
Berlín significó un éxtasis que se quedó, que permanece, en el recuerdo como la última noche inolvidable de un Barça que espera ahora al mes de agosto para su nuevo asalto a un trofeo que desde entonces le ha sido esquivo y que a cada año que pasa se convierte en mayor obsesión.
Atlético de Madrid, Juventus y Roma consecutivamente en cuartos de final y Liverpool, en la semifinal, le cerraron el paso en las cuatro últimas temporadas, con noches de pesadilla que acuden al plano en el Coliseo romano o Anfield para mayor depresión en azulgrana y con el duelo de vuelta ante el Napoli como próxima estación en un nuevo capítulo de esa urgencia que le atrapa desde la noche de Berlín.