El nombre de Pep Guardiola debe estar presente en cualquier debate que intente definir quién es el más grande director técnico en la historia de la Champions League. Sin embargo, a medida que pasan los años y se acumulan los fracasos, el entrenador del Manchester City parece alejarse cada vez más de ese nivel. La más reciente vergüenza sufrida por los Citizens, que cayeron 3-1 ante un sorpresivo Lyon en cuartos de final el sábado, ciertamente no contó con los rasgos de genialidad que siguen siéndole reconocidos a Guardiola dentro de la competición.
Para algunos, desestimar el genio de Guardiola de forma tan categórica sería un sacrilegio. Después de todo, el catalán ya ha alzado dos títulos de Champions League con el que bien podría ser considerado el más grande equipo que haya visto este torneo: la plantilla del Barcelona conformada por Lionel Messi, Xavi Hernandez, Andres Iniesta y Carles Puyol. Sin embargo, desde que Guardiola condujera al Barça hasta alcanzar la gloria en Champions en 2011, el técnico no ha logrado que sus escuadras clasifiquen a otra final, a pesar del talento y recursos financieros que ha tenido a su disposición, primero con el Barcelona y luego con Bayern Munich y City.
Hace diez años, Guardiola era el hombre llamado a romper todos los récords y convertirse de forma indiscutible en el técnico más grande en la historia de la Champions League. A sus 49 años, sigue contando con mucho tiempo para hacerlo; sin embargo, con un City que volvió a salir disparado por los aires de la competición sin alcanzar la semifinal, la historia de Guardiola ya no sigue girando en torno a su grandeza, convirtiéndose en el relato de sus reiterados fracasos en sus intentos por reconquistar el trofeo.
Cuando se está encendido, se está encendido; sin embargo, Guardiola no ha estado encendido en Champions League durante prácticamente un decenio y quizás, sólo quizás, sus mejores días en la competición han quedado en el pasado.
Los mejores entrenadores suelen coleccionar sus copas de Europa durante un periodo breve. Zinedine Zidane acumuló tres "Orejonas" de forma consecutiva con el Real Madrid entre 2016 y 2018; las tres Copas de Europa de Bob Paisley con el Liverpool se conquistaron entre 1977 y 1981; y si bien es cierto que 11 años separan a la primera Champions de Carlo Ancelotti con el AC Milan (2003) y su tercera, al mando del Real Madrid (2014), apenas transcurrieron siete años entre la segunda y tercera Copas de Europa alcanzadas por el entrenador italiano.
La brecha de triunfos de Guardiola será de 10 años si logra alcanzar la gloria en Champions en 2021: sólo Jupp Heynckes (Real Madrid en 1998/Bayern Múnich en 2013) ha conquistado una Copa de Europa luego de haber transcurrido más de una década desde su anterior palmarés continental.
Actualmente, José Mourinho cuenta 10 años de distancia desde su segundo, y último, éxito en Champions (con el Inter Milan en 2010); por ende, ya no se considera al portugués como una fija si se desea conquistar la gloria en esta competición. Entonces, ¿por qué el caso de Guardiola debe ser distinto?
Algunos han intentado defender a Guardiola tras el revés sufrido a manos del Lyon, sugiriendo que la historia habría tenido un final diferente si Raheem Sterling no hubiese fallado un remate para igualar el marcador 2-2, antes de que el club francés anotara su tercer y decisivo tanto. De forma similar, se han citado los errores cometidos por el portero Ederson, alegando que esos pecados fueron ajenos al control de Guardiola. Quizás sea cierto, pero los clubes remuneran generosamente a técnicos de la categoría de Guardiola con el fin de minimizar los errores y limitaciones de sus jugadores. Se les contrata para asegurar que sus jugadores aporten en los momentos de máxima presión, en vez de sucumbir ante el sofocante calor de la competencia.
Guardiola ha logrado justamente eso, en el ámbito de competiciones domésticas, independientemente del país donde ha prestado sus servicios; no obstante, sus decisiones y táctica desplegada ante el Lyon muestran signos de duda en sí mismo y un temor que se apoderan de su razonamiento en el ámbito de Champions League, después de haber sufrido demasiadas derrotas en los momentos clave del torneo.
Entonces, ¿qué otro motivo habría impulsado al técnico de City a desplegar sobre la cancha a una plantilla específicamente diseñada para anular al séptimo mejor equipo de la liga francesa? Guardiola estaba tan obsesionado por el ritmo del Lyon a la contra, que eligió colocar a tres centrales y desplegar a un lateral derecho (Joao Cancelo) por la izquierda. Asimismo, puso a jugar a dos volantes de contención (Rodri e Ilkay Gundogan), le pidió a Kevin De Bruyne que operara por la izquierda del mediocampo y eligió no utilizar a sus volantes creativos (David Silva, Bernardo Silva, Riyad Mahrez) en el XI titular.
La selección defensiva se debió a que Guardiola no confiaba en una dupla de dos centrales para contener al dueto delantero del Lyon; sin embargo, al estar a cargo del City desde 2016, ciertamente contó con tiempo suficiente para identificar dicho problema y resolverlo.
Es difícil imaginar a los más grandes técnicos permitir que semejantes problemas pudieran persistir, pero Guardiola eligió no sustituir al veterano central Vincent Kompany el verano pasado y sufrió las consecuencias de dicha decisión en su choque con el Lyon. Y esas extrañas selecciones y ajustes tácticos en su plantilla solo sirven para confundir a los jugadores, que generalmente prefieren la consistencia y simplicidad.
Pocos equipos, si existe alguno, ganan la Champions League cambiando su forma táctica para contrarrestar al rival. Los mejores simplemente se apoyan mutuamente con el fin de vencer a quien se les ponga enfrente, haciéndolo fieles a su estilo. Esa mentalidad le funcionó a Guardiola en el Barcelona; pero en sus estancias con Bayern y City, la simplicidad ha sido arrojada por la ventana con demasiada frecuencia y es justamente esa la razón por la cual Pep sigue esperando su tercera Copa de Europa. ¿Quién sabe cuándo se producirá la próxima, si llega a producirse?
Esta temporada, se agregará un nuevo nombre a la lista de técnicos ganadores de la Champions League, ya que ninguno de los entrenadores que lograron avanzar a semifinales han alzado la "Orejona" anteriormente. Quizás el ganador de esta edición se convertirá en el próximo gran técnico del fútbol de clubes, que seguirá empujando a Guardiola cada vez más cerca de los márgenes; a menos que el estratega del Manchester City pueda conseguir alguna forma de superar las equivocaciones que siguen alejándolo de las glorias en la competic