BARCELONA -- El Barcelona busca redención, tranquilidad y el pase para los octavos de final de la Champions en Kiev, en un partido más trascendental en el aspecto anímico que en el propio deportivo, atendiendo a la clasificación del grupo y que deberá enfrentar excesivamente corto de efectivos, tanto por las lesiones como por la decisión de Ronald Koeman, atendiendo a "la situación más cómoda del equipo en Champions", de dejar en Barcelona a Leo Messi y Frenkie de Jong "porque llevan muchos partidos encima y necesitan descanso".
El capitán, que no se perdió ni un partido desde el comienzo de la temporada y no falta a un partido de Champions desde que se ausentó del desplazamiento a Milán de diciembre de 2019 para jugar ante el Inter, en el cierre de una fase de grupos ya sentenciada, dejará de jugar un encuentro del torneo continental con algo en juego por primera vez desde noviembre de 2018, también en San Siro y frente al Inter cuando se recuperaba de una lesión.
Quiere darle Koeman "descanso" físico y se aventura, también, mental después de una última semana en la que Messi dio tanto que hablar por sus declaraciones en el aeropuerto a su llegada desde Perú, donde jugó con la selección argentina, como por su actuación en el Wanda Metropolitano, donde pasó de puntillas contra el Atlético de Madrid, muy alejado de su habitual figura decisiva y recibiendo no pocas críticas en un momento especialmente delicado tanto para él en el plano personal como para el Barça en el colectivo.
Avisó el entrenador holandés de la dificultad de enfrentar a un rival que les puso "muchos problemas en el Camp Nou" y destacando la necesidad de "mejorar" la imagen en todos los aspectos, no solo el defensivo, para recuperar la confianza en un vestuario herido en su orgullo por los últimos resultados. Ganar al Dynamo "sería un paso muy importante" reveló Koeman pero, más aún, significaría una inyección de tranquilidad para el conjunto azulgrana.
Regresa el Barça a Kiev al cabo de 11 años de su última visita a un Dynamo al que venció (1-2) en diciembre de 2009 con goles de Xavi y Messi pero que es de mal recuerdo en la historia, que no ha olvidado un 3-0 de 1997 o un 3-2 de 1993, lo que muestra la dificultad del enfrentamiento ante un rival joven, con más a ganar que a perder y que hace tres semanas ya planteó muchos problemas al equipo de Koeman en el Camp Nou, donde perdió por la mínima (2-1) y mantuvo hasta el último instante la esperanza de empatar.
Sin Messi ni de Jong, sin Piqué, Sergi Roberto, Ansu Fati ni Busquets, el Barça deberá improvisar un once de circunstancias en el que se adivina el debut del canterano Óscar Mibgueza en el centro de la zaga como acompañante de Lenglet, en el que volverá Dest al lateral diestro, habrá que ver quien acompañe a Pjanic en el doble pivote y, entendiendo que Griezmann tomará los galones en ataque, estará obligado a recuperar las mejores sensaciones, por más ausencias que tenga Koeman.