<
>

Cartas desde Barcelona: La mala suerte del PSG

Barcelona -- Un par de llamadas, un par de mensajes y una consideración: Si el Barça tuvo poca suerte en el sorteo de la Champions, el PSG la tuvo peor. En voz baja, pero con convencimiento, alrededor del Camp Nou se llama a rebelarse contra el pesimismo. ¿Que no está el equipo, el club, para echar cohetes? Desde luego que no, pero "somos el Barça" y solo por eso, simplemente a través de esa afirmación, se intenta abrir la puerta a una esperanza que debe ser seguridad cuando llegue el momento de la verdad.

Cinco días después de sufrir la terrible decepción de verse descabalgado del pelotón de los primeros y entendiendo que la realidad deportiva no es, para nada, la mejor, en el club ya se tenía conciencia de que el sorteo sería envenenado. Y aunque la suerte fuera esquiva, el resultado no fue el peor que podría esperarse. Se evitó al Bayern, se dribló al Liverpool, se sorteó al Manchester City... y cayó un rival tan incómodo y peligroso como de feliz recuerdo. Porque, no puede olvidarse, si hay un equipo maldito en Europa para el PSG ese es el Barcelona de Messi.

Desde hoy mismo y hasta febrero el Barça necesita recuperar la confianza, precisa abandonar el abatimiento, el conformismo y olvidarse de esa sensación de rendición que le rodea en las últimas semanas. En febrero, cuando aterrice en Barcelona, el glamuroso PSG se encontrará, debe ser así, a un equipo despierto, a un club, ya con nuevo presidente, renacido y dispuesto, bajo el liderazgo de su capitán, a recuperar su sensación de poder.

Las ganas de revancha del PSG se cruzarán contra un equipo que les tiene tomada la medida y en disposición de despertarle todos los fantasmas del pasado porque, no debe olvidarse, enfrentarse al Barça es una cruz para los franceses, que ya pueden golpearle en los despachos una y mil veces, pero se desvanecen sin más en el césped.

El PSG tiene ahora al Neymar que le enterró en 2017, pero en el Barça sigue jugando Messi y solo por ello, y sin atender a qué pueda suceder la próxima temporada con el argentino, la confianza debe ser una baza indiscutible en el vestuario azulgrana. Esta y, también, la confianza en recuperar a tiempo a Ansu Fati para jugar el partido de vuelta, el nueve de marzo, en París, lo que sería la mejor de las noticias.

"Somos el Barça" es el simple pero poderoso slogan que se abre paso alrededor del Camp Nou. Desde el vestuario y hasta los despachos de todos y cada uno de los candidatos a la presidencia, pasando por una hinchada necesitada de inyectarse optimismo, el barcelonismo militante llama a la rebelión. Si alguien no tuvo suerte en el sorteo de la Champions... ese fue el PSG.