Tras recuperar su mística la temporada pasada, donde compitió hasta el final por la Liga de Primera y alzó un título de copa, Universidad de Chile vivió un 2025 de altibajos, con victorias épicas en su retorno a torneos internacionales, pero también con derrotas demasiado dolorosas, tanto en el Liga de Primera como la Copa Chile, sumado a un terremoto final, donde Gustavo Álvarez, arquitecto de este proceso, expresó que lo mejor para el club era buscar otro entrenador.
Este año, los Azules se reforzaron con Javier Altamirano, Lucas Di Yorio, Rodrigo Contreras, Gonzalo Montes Julián Alfaro y Bianneider Tamayo (tres que partirían tras el primer semestre, junto a Fabricio Formiliano), mientras que Emmanuel Ojeda, Luciano Pons y el Cristián Palacios emigraron del CDA.
La U arrancó sus partidos oficiales a fines de enero, con una goleada sobre Recoleta por Copa Chile, torneo donde defendía la corona y en el que no tuvo mayores problemas para sortear la fase de grupos, y posteriormente, firmó un estreno demoledor en el campeonato, con un 5-0 sobre Ñublense en el Nacional.
Tras ese notable arranque, el Romántico Viajero doblegaría a Unión La Calera y, de ahí en más, daría claras señales de una dualidad en su rendimiento, al punto de perder con Cobresal y Everton por la Liga de Primera, para luego doblegar en su debut al poderoso Botafogo en Ñuñoa y luego a Estudiantes de La Plata en Argentina por la CONMEBOL Libertadores.
Los altibajos del conjunto de Álvarez se prolongarían durante meses, porque no pudo vencer a Carabobo como visitante, luego perdió de local con Estudiantes, goleó en Santiago al elenco venezolano y en el cierre cayó 1-0 con el Fogao. Sí, con 10 unidades quedó tercero, eliminado en fase de grupos del certamen continental. Por contraparte, el equipo tenía sólidas presentaciones, como ante Huachipato y O'Higgins (5-1 y 6-0), además de vencer en la agonía a Universidad Católica, para mantenerse en la pelea por la Liga.
Posterior a ello, esa irregularidad siguió acrecentándose cuando la U dijo adiós a la Copa Chile en octavos de final. ¿Su verdugo? Curicó Unido, equipo de la Primera B. No obstante, el Chuncho festejaría frente a Colo Colo en el primero de los tres Superclásicos que jugaron, con un doblete de Charles Aránguiz.
Supercampeón, sueño en grande en la Sudamericana y un amargo final
Supercampeón y semifinalista en La Gran Conquista, pero otra vez sin torneo
El 17 de julio, Universidad de Chile continuaba su aventura internacional de 2025, ahora en la CONMEBOL Sudamericana (por ser tercero en su zona de Libertadores), en el cruce de ida del playoffs de 16avos se midió con Guaraní, segundo clasificado del Grupo A, y el elenco estudiantil, con un Lucas Assadi que comenzaba a encontrar su mejor momento, se llevó el encuentro por 5-0.
Esa paliza le permitió al Romántico Viajero cerrar la llave en Santiago, por lo que la caída 2-1 en Asunción fue casi una anécdota. O al menos eso pareció, ya que el carrusel de altibajos en su rendimiento volvía para quedarse, ya que previo a la llave con Independiente de Avellaneda, ya que golearía a La Calera, luego perdería con Cobresal y, posteriormente, vencería a Unión Española.
Agosto fue el mes que podría resumir a la perfección lo que fue la U de Álvarez esta temporada: triunfazo sobre el Rojo en Ñuñoa con tanto de Assadi; derrota 3-1 a manos del Audax, con gol de Eduardo Vargas incluido; empate en 1-1 en Avellaneda tras incidentes que llevaron a la cancelación del partido y derrota frente a Colo Colo en el Monumental, para decir adiós a la lucha por la Liga.
Así llegó septiembre y con ello la final de la Supercopa ante el Cacique, duelo que debió disputarse en el verano y se fue reprogramando hasta que se fijó el domingo 14. Esa fecha provocó los reclamos de la gente de la U, por la cercanía con el cruce de ida de los cuartos de final de la Sudamericana frente a Alianza Lima en Perú, cuatro días después, pero igual terminó jugándose.
Aquella definición, que tuvo como escenario el Estadio Santa Laura, fue azul de principio a fin: 3-0, con aciertos de Matías Sepúlveda, Nicolás Guerra y Assadi. Sí, para muchos, levantar ese trofeo por segunda vez, venciendo por goleada al archirrival, sería una de las principales alegrías en un año plagado de matices.
Tras la conquista, vino la serie copera los Íntimos, equipo que este año había dejado fuera a Boca en la fase 2 de la Libertadores y a Gremio en los Playoffs de la Sudamericana. ¿Un condimento especial? El compromiso en Matute se desarrolló en pleno inicio de Fiestas Patrias, el jueves 18.
Luego de un trabajado 0-0 en Lima, la U recibía a Alianza en un Francisco Sánchez Rumoroso sin público, por el castigo que recibió de CONMEBOL, y sellaría la llave con una victoria 2-1, con goles de Lucas Assadi y Javier Altamirano, para volver a una semifinal de torneos CONMEBOL, luego de 13 años.
En la ronda de los cuatro mejores, el Romántico Viajero se topó con el Lanús de Mauricio Pellegrini, conjunto que le puso fin al sueño de la segunda estrella en La Gran Conquista, luego de un vibrante empate 2-2 en Santiago y un polémico triunfo por la mínima en Buenos Aires.
Ya sin participación internacional, la U intentó meterse de lleno en la lucha por el Chile 2 y Chile 3, pero las victorias sobre Everton, Limache y Deportes Iquique no bastarían, ya que la Universidad Católica de Daniel Garnero, además de ganarle el Clásico de la segunda ronda en el Claro Arena, se quedaría con el cupo directo a la Libertadores 2026, mientras O'Higgins se haría del boleto a la fase previa de La Gloria Eterna.
A ello, se sumó la inesperada conferencia de brindó Gustavo Álvarez previo al choque con Coquimbo Unido por la penúltima fecha de la Liga, donde el estratega señaló que "lo mejor" de cara a 2026 era que el club cambiara de entrenador, para luego decir que no era una renuncia.
Al final, Universidad de Chile cerró un año 2025 marcado por los altibajos; compitiendo en su regreso a Libertadores, alcanzando semifinales en la Sudamericana y con el título de la Supercopa, pero con una durísima eliminación en Copa Chile y con la misma deuda que arrastra desde 2017: sin bajar una nueva estrella.
