Si hay un enfrentamiento que dentro del fútbol define la palabra clásico, ese es el choque entre la Argentina y Brasil. Una rivalidad que se remonta al comienzo del siglo 20, casi con la llegada del fútbol a Sudamérica, y que se mantiene inalterable a través de los años. Un clásico que nutrió a la centenaria historia de la Copa América.
Las dos grandes potencias del continente han poblado desde siempre las canchas de todo el mundo: son el semillero de donde surgieron los mejores jugadores de la historia.
Y están parejos en todo, o en casi todo: Brasil tuvo a Pelé; Argentina a Maradona y ahora, a Messi. El historial oficial de la FIFA dice que de 107 encuentros oficiales la verdeamarela ganó 40, la Albiceleste 42 y hubo 25 empates, aunque si se toman en cuenta los partidos no reconocidos por FIFA es la Argentina la que supera a Brasil por un encuentro.
De todos modos, a a la hora de contar títulos importantes la paridad ya no es tan absoluta: Brasil es pentacampeón y el rey en los mundiales, mientras que la Argentina lo sigue de lejos con dos Copas del Mundo. En cambio, en la Copa América la Argentina tiene una amplia superioridad ante el clásico rival: 14 conquistas contra 9.
El primer enfrentamiento por el Sudamericano (el embrión de la Copa América) entre ambas selecciones se dio en 1916 en Buenos Aires y empataron 1 a 1; luego se enfrentarían en 1917, con victoria 4 a 2 para Argentina, mientras que Brasil debió esperar hasta 1919 para conocer el primer triunfo ante el máximo rival.
Más allá de los números, si algo distingue a estos enfrentamientos son las anécdotas. Algunas lindas y otras no tanto. Como la del Sudamericano de 1946, torneo que para muchos marcó a fuego la rivalidad entre ambos países.
El partido se jugó en el Monumental; duro, áspero y muy disputado como toda final, se convirtió en un enorme escándalo cuando a los 28 minutos de juego el brasileño Fair le metió una terrible patada al capitán argentino Salomón, y le rompió la pierna.
“…puñetazos y puntapiés; revuelo general, confusión, zancadillas, palos; invasión del campo por innumerables agentes de policía, que más que separar colaboraban con los futbolistas argentinos en la riña…”, relata una de las crónicas de la época.
Dicen que el partido comenzó a las tres de la tarde y terminó a las 10 de la noche. En el medio hubo discusiones, más peleas y negociaciones para que Brasil saliera nuevamente a la cancha y contara con garantías para terminar el match. Ese encuentro hizo que durante 10 años argentinos y brasileños no volvieran a enfrentarse dentro de un campo de juego.
Así como la Argentina tiene la “Mano de Dios” gracias a Maradona, Brasil también contó con “ayuda divina”. En la Copa América de 1995, en Uruguay, una mano clara de Tulio Costa y la complicidad del árbitro terminó en gol brasileño.
Mucho más alevosa y visible que la del “ 10” ante los ingleses, de todos modos la picardía sirvió para que Brasil terminara ganando el partido en la serie por penales y dejara fuera de carrera a los dirigidos en ese entonces por Daniel Passarella.
Si bien la Argentina manda en el historial de torneos, en los últimos tiempos Brasil festejó ante a los albicelestes en dos finales consecutivas: Perú 2004 y Venezuela 2007, cuando en ambas el conjunto argentino se presentaba como favorito. Además, en la última edición, el Scratch ganó en semifinales en un polémico partido que tuvo la influencia del VAR.
Dentro de tanta rivalidad hay algo que los une, ya que ambos comparten la cima de la tabla de goleadores: Norberto Méndez y Zizinho, con 17 tantos, miran a todos desde arriba.
Otra curiosidad: ni Pelé ni Maradona, seguramente los dos más grandes futbolistas de la historia de cada país, pudieron ganar una Copa América. Ahora, en Brasil, Messi y Neymar seguirán escribiendo la historia.