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Neymar sale a pagar su deuda con la Copa América, un torneo en el que siempre ha sufrido

Neymar va por la Copa América Getty Images

Una semana antes de la Copa América 2019, Neymar sufrió una lesión en el tobillo en un amistoso ante Qatar y quedó fuera de la convocatoria para el torneo en el que Brasil iba a ser anfitrión y principal favorito. Aquellos días fueron muy tormentosos para el astro de la Canarinha, ya que también fue acusado de violación y tuvo que declarar ante la justicia, por lo que, en medio del escándalo, nadie lamentó demasiado la baja. Además, su Selección estaba preparada para jugar sin él, tal como quedó claro a lo largo de todo el certamen.

Ese ha sido, hasta hoy, el último capítulo de su historia en la Copa América. Una historia repleta de sinsabores para un futbolista que ha brillado en casi todos los escenarios. Sin embargo, en el campeonato internacional más antiguo del mundo solo ha sufrido. Jugó dos ediciones y en ambas quedó eliminado en cuartos de final, un camino demasiado corto para uno de los dos gigantes continentales.

La Copa América 2011 en Argentina fue su primera participación internacional, a los 19 años de edad, cuando jugaba en Santos y venía de ser la gran figura de la Copa Libertadores. Disputó los cuatro partidos y marcó dos goles ante Ecuador, pero el equipo que dirigía Mano Menezes solo ganó ese encuentro y se despidió tras perder por penales ante Paraguay.

Repitió en Chile 2015 y su adiós fue todavía más controversial. Al final del segundo partido, que Brasil perdió ante Colombia, el en ese momento jugador de Barcelona (venía de ganar la UEFA Champions League) fue expulsado tras pegarle un pelotazo en la espalda a Pablo Armero, compañero de defensa de Camilo Zuñiga, el hombre que lo había dejado afuera de la Copa del Mundo del año anterior. La suspensión de la Conmebol fue muy dura: cuatro partidos y adiós al torneo. Luego, la Verdeamarela de Dunga volvió a perder contra Paraguay en la definición por penales.

A la Centenario en 2016 no asistió porque Barcelona lo obligó a elegir entre jugar en Estados Unidos o hacerlo en los Juegos Olímpicos de Rio. Como su gran objetivo era darle al fútbol su país el título que le faltaba, decidió participar del campeonato olímpico, que ganó con una consagratoria actuación.

Hoy, quiere revancha en la Copa que siempre y por diveresas razones lo trató muy mal. Llega a esta edición, a diferencia de las anteriores que jugó, después de una temporada mediocre con PSG, sin liga ni Champions, pero con el desafío de ganar su segundo título en el seleccionado mayor después de la Copa Confederaciones 2013.

Desde el arribo de Tite, Brasil marca el paso en el fútbol sudamericano, muy lejos del resto. Ganó las Eliminatorias para Rusia 2018 sin problemas, tiene puntaje ideal en la clasificación para Qatar 2022 y es el actual campeón continental. Esa supremacía en los resultados es también evidente en el juego. Ninguna otra Selección sudamericana tiene las ideas tan claras como Brasil. Ni tampoco su calidad individual.

Por supuesto, Ney lidera el inobjetable talento del Scratch. Mucho más maduro tanto desde lo mental como desde los futbolístico, es el conductor de la idea ofensiva de Tite. Con Casemiro a sus espaldas y Roberto Firmino, Gabriel Jesús y Richarlison por delante, está rodeado de trabajadores para que él esté liberado y se luzca. En un equipo que funciona como tal, tener un futbolista como Neymar es lo que termina de marcar la diferencia.

Como hace dos años, Brasil llegará como el principal candidato a ganar el título. Y si lo consiguió sin su mejor jugador, con él sus posibilidades crecen aún más.