RIO DE JANEIRO (Enviada especial) -- El feriado de este jueves amaneció con sol en Rio de Janeiro después de una semana de lluvia. El día se prestaba para salir a aprovechar el aire libre y los cariocas comenzaron a poblar las calles desde temprano, sobre todo los hinchas de Fluminense que están expectantes por la final de la CONMEBOL Libertadores 2023 que disputarán en esta ciudad el sábado contra Boca Juniors. Cientos de ellos se acercaron a conocer la “Fan Zone” de Copacabana, un espacio que la CONMEBOL montó para promocionar el partido.
La fila para ingresar superaba las tres cuadras y entre la muchedumbre había tres hinchas de Boca, tímidos, esperando su turno. “Estuve en la playa cantando normalmente y los hinchas de Flu no tienen drama, se sacan fotos con nosotros, con las banderas. Hay un ambiente súper agradable”, relató en diálogo con esta cronista quien se hace llamar Gurín.
Estaba feliz, ilusionado, con los ojos brillosos cuando contó que había conseguido su entrada gracias a una peña en Verónica, el pueblo de la provincia de Buenos Aires en donde vive. Desde luego, la zona preferida de visitantes y locales para el ocio en Río es la playa. El Calçadão, el típico paseo peatonal costero es símbolo de Copacabana. Allí abundan puestos de comida, música y palmeras.
Al turismo y la multitud habitual, se suma en esta época el clima de Libertadores, por lo que casi no se podían ver esas veredas onduladas características. Desde la mañana, una gran movilización que combinaba diferentes culturas populares lo poblaron. Hinchas rivales compartiendo espacios de forma pacífica, turistas ajenos al fútbol comprando tragos frutales, argentinos tomando mate e incluso un numeroso grupo de jóvenes disfrazados para Halloween, desfilando en honor al Día de los Muertos.
En los alrededores de la Avenida Antártica el clima era una fiesta. Avanzando desde el Puesto 2 (donde está el Fan Zone), en sentido suroeste hacia Leblon, y hasta llegar al puesto 4, cada vez se veían más camisetas y banderas de Boca. Los hinchas de Fluminense seguían circulando, algunos indiferentes y otros curiosos por retratar el fervor de los argentinos.
Al arribar al Kiosko Buenos Aires, sitio en donde está anunciado el banderazo de los hinchas argentinos este viernes, el caudal de gente aumentó de forma notable. Ya no eran cientos, sino miles de fanáticos del equipo visitante que celebraban de forma pacífica hasta que de repente un grito aislado cortó el clima por un segundo: “En Río manda Fluminense”. El comentario fue desestimado y quien estaba buscando problemas siguió su camino, justamente en dirección hacia donde el día se arruinaría por completo.
En el Puesto 2, donde había quedado Gurín y un grupo numeroso de hinchas de Boca cantando, irrumpió un grupo de violentos que, según relatan los protagonistas, emboscaron a los visitantes. Los barras de Fluminense fueron a buscar al grupo menos numeroso y, por tanto, más indefenso para robarles sus camisetas, golpearlos y hacerles sentir que en tierras cariocas no quieren volver a leer que “Boca se adueñó de Río”.
Todo se salió de control cuando la policía intervino para reprimir, lo que generó aún más violencia. Los testimonios de los hinchas abonan la hipótesis de una intervención desmedida e imparcial contra los argentinos.
"Estábamos disfrutando de la playa en familia, esperando que todo sea una fiesta. También había hinchas de Flamengo, Corinthians, Palmeiras e incluso de Fluminense. Llegaron para emboscarnos y la policía nos reprimió, nos golpeó. En ningún momento tuvieron la intención de cuidarnos, fueron partícipes", denunció un joven de Santiago del Estero, que más temprano había estado cantando chacarera y contándole a los micrófonos de ESPN sobre su ilusión por este viaje.
Gurín, el joven que había comenzado la jornada optimista y celebrando la hermandad con los cariocas, terminó relatando cómo intentó lastimarlo la "torcida" de Flu y cómo tuvo que esconderse de la policía: "Un señor me avisó que venían corriendo los barras y nos metimos en un restaurante. Yo no tenía ropa de Boca, pero a los que estaban conmigo les dijeron que se saquen las camisetas para camuflarse. Escuché que hubo balas de goma, gases, la pasé horrible".
Una vez caída la noche, las noticias fueron empeorando, con conflictos en diferentes puntos de la ciudad, pero sobre todo en la zona de Copacabana, donde el grueso de los simpatizantes de Boca se hospedan para esperar el partido.
Al respecto la CONMEBOL emitió un comunicado “repudiando los actos de violencia y racismo” y pidiendo a los hinchas de Boca y Fluminense “compartir todos juntos los momentos de alegría”. A pocas horas de la final se espera una movilización sin precedentes de hinchas de Boca, que podría desbordar los operativos de seguridad. Aquí, el buen grupo de argentinos que ya arribó, tiene miedo.
En tan solo unas horas, la magia de la fiesta popular mutó a un clima denso, de temor e incertidumbre. Quienes están en Río se sienten desprotegidos y desde Argentina las familias temen por los suyos. Este viernes a las 16 horas habrá un banderazo en el puesto 4, donde las autoridades deberán evitar el cruce entre hinchadas en un contexto que no es alentador.