Hubo un futbolista que anotó en cuatro finales de la Copa Libertadores. Otro que debutando con Peñarol le convirtió tres goles al Loco Gatti. Existió un sudamericano que le hizo goles al Real Madrid en Montevideo y en Chamartín para consagrarse campeón del mundo. Se cuenta que un ecuatoriano jugó en la Selección Uruguaya y que le marcó a Inglaterra en Wembley. Hubo otro delantero que anotó cuatro goles en su primer partido de Copa.
Sólo pensando que todos esos jugadores en realidad son uno solo, se puede empezar a tener una noción de lo que significó la figura de Alberto Spencer, máximo goleador de la Copa Libertadores de América con 54 tantos (48 con Peñarol y 6 con Barcelona de Guayaquil) y campeón en tres ediciones.
Nacido en el pueblo Ancón (la provincia ecuatoriana de Santa Elena) el 6 de diciembre de 1937, llegó a Peñarol con apenas 22 años gracias a su destacada actuación en la selección de Ecuador el Sudamericano Extraordinario de 1959 y luego de haber anotado más de cien goles en el Everest.
Spencer empezó a convertir en el certamen incluso antes de que el torneo adoptara su nombre definitivo. El 19 de abril de 1960 comenzaba la Copa de Campeones de América con el partido entre Peñarol y Jorge Wiltermann y el ecuatoriano marcó cuatro goles para el triunfo carbonero por 7 a 1.
El delantero (fallecido en noviembre de 2006) no sólo tuvo la virtud en relación a la cantidad de tantos convertidos, sino a la calidad de los mismos. En ese sentido, vale destacar que en la prensa uruguaya se lo recuerda así: ‘Spencer, el de los goles importantes’. Ya esa primera Copa sería muestra de ello al convertir el único gol con el que Peñarol derrotó a Olimpia en la primera final (jugada en el Estadio centenario).
Fue el goleador de esa primera edición, llegando a siete tantos. A los recién mencionados, deben agregarse los dos con que el Carbonero eliminó a San Lorenzo (que contaba con la figura de José Sanfilippo) en el partido desempate por las semifinales.
Para el año siguiente convirtió tres tantos. En la final de ida ante Palmeiras, Peñarol derrotaba a los brasileños (luego empataría de visitante para consagrarse bicampeón) por la mínima diferencia en el Centenario, y otra vez ese desequilibrio en el marcador era un tanto de Spencer.
El certamen de 1962 trajo la desilusión del tricampeonato para el equipo carbonero, a pesar de que el delantero ecuatoriano seguía marcando goles, alguno de ellos históricos. Por ejemplo, Peñarol esperaba ya en las semifinales de la Copa al ser campeón y debió enfrentar a Nacional, que por primera vez participaba de la Copa.
Por primera vez se enfrentaron dos equipos de un mismo país. El 18 de julio se jugó el partido revancha y Peñarol debía ganar para forzar un desempate (el tricolor había vencido por 2 a 1), lo logró con la ayuda de dos tantos de Spencer. En el tercer partido Nacional vencía, pero Spencer igualó y sosteniendo el empate durante el alargue el carbonero llegó a las finales para enfrentar al Santos de Pelé.
Si bien los brasileños derrotaron 3 a 0 el partido desempate de la final y se quedaron con el título, el equipo aurinegro había conseguido en el segundo encuentro un triunfo histórico por 3 a 2 en Brasil (Santos había ganado en Montevideo) con dos goles del ecuatoriano.
Spencer sustentaba su trabajo en la potencia física, en el gran salto para cabecear y en la definición a la carrera. En la edición de 1963 solo conseguiría convertir en un encuentro, pero se transformó en el primer jugador en anotar cinco goles en un solo partido siendo la víctima el Everest, el ex equipo del delantero.
Para 1966 otra vez sus goles significarían un nuevo campeonato para el carbonero. Entre los seis convertidos en esa edición, tres de ellos fueron en las finales ante River: primero descontando en el Monumental y luego convirtiendo dos veces en el partido desempate que terminó con triunfo y título aurinegro.
En los años 1967, 1968, 1969 y 1970 no volvería a conseguir la ya denominada Copa Libertadores, pero sus goles seguían siendo recurrentes y de alta valía. Por ejemplo en 1968 un gol suyo en la hora le valió a Peñarol un nuevo triunfo clásico. O en 1970 contribuyó con dos goles para la máxima goleada de la historia de la Copa: victoria aurinegra 11 a 2 ante el Valencia de Venezuela.
En 1971 pasó a jugar a Barcelona de Ecuador (a quien le había convertido en 1969) y pudo anotar seis tantos en dos ediciones, llegando a 54 tantos en once ediciones (en las primeras trece copas solo no anotó en dos, 1964 y 1965), siendo la referencia del gol del continente sudamericano que aquella primera década de Copa Libertadores disfrutaba la presencia de figuras de talla mundial.
En la tabla de máximos artilleros quedan lejos excelentísimos jugadores como los uruguayos Fernando Morena (el máximo goleador del fútbol charrúa es el segundo en la Copa con 37 tantos), Pedro Virgilio (también con 37 goles), el argentino Daniel Onega (31 goles), el brasileño Gabriel Barbosa (31 goles) o Julio César ‘Cascarilla’ Morales (quien anotó en 30 oportunidades).
Por Copa Libertadores, Spencer venció a los guardametas de Jorge Wilstermann, San Lorenzo, Olimpia, Universitario, Palmeiras, Nacional, Santos, Everest, 9 de octubre, Municipal, River Plate, Cruzeiro, Libertad, Guaraní, Portugués, Emelec, Sporting Cristal, Barcelona, Deportivo Galicia, Valencia, Liga Deportiva Universitaria, Universidad de Chile, Deportivo Cali, Atlético Junior, Unión Española, y Chaco Petrolero. Veintiséis clubes, y muchos más arqueros, perteneciente a los diez países de la CONMEBOL, como para dejar en claro que en cada rincón del continente Spencer es el sinónimo de gol en Copa.