El técnico de Alajuelense aseguró que mantiene su rutina habitual en la antesala del clásico ante Saprissa
Óscar Ramírez enfrenta una nueva final con la serenidad que lo ha caracterizado a lo largo de su carrera. A horas de que Alajuelense visite a Saprissa en el partido de ida de la final del Torneo de Apertura 2025, el técnico rojinegro aseguró que su rutina no cambia y que la clave está en mantener la normalidad en medio de la presión.
La Liga aseguró su lugar en la serie decisiva tras dejar en el camino a Liberia y ha contado con varios días de preparación antes de enfrentar el clásico. Ramírez, consciente de lo que está en juego, optó por no alterar su día a día en la antesala del duelo.
“Trato de vivir los días de forma normal: planificar, ir a la cancha, hablar con los jugadores. No hago nada diferente”, explicó el estratega, quien destacó que mantener la simplicidad en las rutinas es parte de su manera de manejar estos momentos.
Aun así, el técnico manudo reconoció la complejidad del reto que tendrá al frente. Para Ramírez, un clásico en una final siempre representa un escenario especial, donde el margen de error es mínimo y cada detalle cuenta.
“Es un partido complicado. Un clásico en una final siempre es difícil. Ambos equipos tenemos ilusión, ganas y fortalezas. Será una lucha para ver cómo queda el primer round”, afirmó.
El entrenador evitó adelantar decisiones tácticas o de alineación, particularmente en los casos de Bayron Mora y Washington Ortega, y prefirió dejar cualquier definición para los entrenamientos previos al compromiso.
En cuanto a posibles movimientos de planilla o temas administrativos, Ramírez fue enfático en marcar límites. “Eso le corresponde al profesor Carlos Vela. Yo me dedico a la cancha”, sentenció.
Alajuelense visitará este miércoles el Estadio Ricardo Saprissa con la intención de dar el primer golpe en una serie que definirá al campeón nacional y que volverá a poner frente a frente a los dos grandes del fútbol costarricense.
