Xavi le cambió la cara por completo al Barcelona. De aquel equipo derrotado, supuestamente sin recursos –“es lo que hay”, repetía Koeman– y que debía estar condenado por años a sufrir más humillaciones de las que ya arrastraba, no queda nada.
El entrenador se enfocó en recuperar tres aspectos fundamentales en el club: la identidad, el estilo y la confianza. Había futbolistas que arrastraban el nombre con un nivel paupérrimo; se jugaba a lo que saliera, y sencillamente no existía un método a seguir en cada partido.
En el encuentro ante el Eintracht Frankfurt, que dicho sea de paso fue uno de los más discretos desde que Xavi está al mando del Barça, resultó sintomático que con dos cambios en el segundo tiempo cuando se perdía 1-0, de inmediato se generó una reacción.
Ingresaron Ousmane Dembélé y Frenkie De Jong, dos jugadores a los que Xavi ‘rescató’. El francés estaba –seguía– en medio del lío con la directiva por su negativa de aceptar una renovación de contrato bajo las condiciones que le imponen, y hasta se especuló que iban a congelarlo por el resto de la temporada.
Sin embargo, el entrenador fue paciente, lo quitó del centro de los reflectores, lo usó poco, y cuando lo consideró necesario lo aventó al ruedo de nueva cuenta para que hiciera lo que mejor sabe, desequilibrar y ser un factor determinante en los ataques culés.
Capaz que al término de la campaña se acaba yendo libre, pero hoy es un hecho que de aquel Dembélé anárquico que no sabía cuándo ni cómo asociarse, ni cuándo ni cómo apostar por el mano a mano, ya queda poco. Xavi le puso orden a la aventura.
Y qué decir de De Jong. Futbolista de enorme talento que estaba cómodo con un rol secundario, complementario, sin asumir riesgos, sin sentirse protagonista, a la sombra de Sergio Busquets. Con el estratega entrante se acabaron las comodidades, lo obligó a recuperar la memoria, a ser aquel mediocampista todoterreno que deslumbró en el Ajax, a pisar ambas áreas, y el holandés vive uno de sus mejores momentos en el club.
Desde luego que no solo son estos dos casos, pero coincidió que este par ingresó al partido ante el Eintracht Frankfurt cuando el panorama estaba nublado, y tras una serie de combinaciones ‘a lo Barça’ se llegó al empate con el gol que firmó Ferran Torres.
Confianza es la palabra clave. Xavi le ha devuelto a cada futbolista la conciencia de que juegan en el FC Barcelona, la seguridad de que es posible competir al máximo nivel, y la certeza de que el camino a la victoria es y será abrazado a una filosofía, misma que estaba enterrada varios metros bajo tierra, cortesía de Ernesto Valverde, Quique Setién –en menor medida– y sobre todo de Ronald Koeman.