En estos momentos, muchos sienten schadenfreude a expensas del Real Madrid. Sin embargo, vaya un mensaje para aquellos que disfrutan la incomodidad extrema que representa para la Casa Blanca perder la puja por los servicios de Kylian Mbappé, luego que la figura del Paris Saint-Germain decidiera quedarse este verano en París. Cuidado: El Imperio Contraatacará.
El delantero campeón mundialista es un fenómeno. No hay mejor forma de describirlo, y para nada es una exageración. Se perfila para convertirse en uno de los mejores atacantes de la historia. Así es de talentoso, genial, sediento de triunfos y atlético.
La herida causada al sentirse traicionado, lo que ha causado cierto sonrojo en las mejillas del madridismo, no desaparecerá rápidamente. Particularmente, porque esta es la tercera vez en la que el club necesita asimilar el sentimiento de haber quedado tan cerca para caer derrotado. Lo peor, obviamente, es la sensación de pérdida de lo que se preveía sería una absoluta cascada de goles para la próxima temporada.
Considerando el estado actual de sus rivales, no habría sido presuntuoso que el presidente blanco Florentino Pérez calculara que el fichaje del productivo atacante de 23 años, mientras mantenía control de sus jugadores clave, prácticamente habría garantizado que el Madrid revalidaría su título de campeón de LaLiga para el próximo torneo.
¿Por qué? Mbappé suma 205 aportes de gol (convirtiendo y asistiendo) para la causa del PSG en 173 partidos disputados en las últimas cuatro temporadas. Una producción sumamente notable; particularmente cuando recordamos que apenas tenía 19 años al iniciar dicha cadena de contribuciones.
Con toda seguridad, Karim Benzema lamentará su afable respuesta durante una entrevista al diario L'Equipe el mes pasado, cuando dijo: "Tengo un gran entendimiento con Kylian en la selección nacional y me encantaría jugar con él en el Madrid. Marcaríamos el doble de goles... ¡O quizás hasta el triple!"
Tomando en cuenta que Benzema (que tiene 34 años) y el joven extremo brasileño Vinicius Junior aportaron 100 goles y asistencias en esta campaña en la que alzaron el título de LaLiga, la incorporación de Mbappé a esa dupla habría sido una tremenda amenaza para los rivales del Madrid, tanto a nivel nacional como europeo. En consecuencia, esto representa un traspiés que no se puede perdonar o asimilar fácilmente; sin embargo el Madrid, bajo el mando de Florentino, cuenta con un amplio historial de asumir golpes, canalizar su furia y, tal como hacen todos los buenos imperios, contraatacar.
Ese historial se remonta al 2013. Técnicamente hablando, se inicia siete años antes, pero el corazón de esa reconducción de furia se inicia en el 2013.
Neymar no sólo había estado en la mira del Madrid por varios años. Incluso, al igual que Mbappé, entrenó con ellos en Valdebebas en 2006. La exigencia de €60,000 por el pase de un chico de 14 años hizo retroceder a la junta interina del club, a pesar de las amplias recomendaciones del cuerpo técnico. Sin embargo, cuando Florentino volvió de su año sabático en 2009, asumió el fichaje de la ágil y volátil figura del Santos de Brasil como una prioridad absoluta.
Florentino y quienes le rodean hicieron sus trámites de diligencia debida y una fuerte labor, la suficiente como para creer que tenían un acuerdo claro con el Santos, el padre de Neymar y su agente, al punto que en 2014, terminaría fichando por el Real Madrid.
No obstante, la llegada de Sandro Rosell a la presidencia del Barcelona fue una amenaza subestimada por Florentino. Gradualmente, el ex ejecutivo de la sucursal brasileña de Nike convenció al Santos, la familia de Neymar y a su agente clave que el próximo paso de Neymar debía ser su llegada al Camp Nou para hacer dupla con Lionel Messi.
Rosell hizo múltiples maniobras para evitar revelar la verdad sobre el precio que tuvo que pagar el Barça para evitar que el brasileño llegara a su destino inicialmente previsto en el Santiago Bernabéu. (Se llevaron a cabo diversas investigaciones a nivel gubernamental y fiscal, y el club se vio varias veces obligando a cambiar su anuncio sobre los montos invertidos). A fin de cuentas, Neymar se convirtió en un astro fulgurante, especialmente cuando ayudó a los blaugranas a alcanzar su segundo triplete de la mano de Messi y Luis Suarez.
No te conviertes en un magnate multimillonario de la construcción, como es el caso del presidente madridista, sin saber bien cómo canalizar la furia, luego desatar un torrente de venganza y después, saborear el acto del contraataque. Diría que es injusto lo poco apreciado que ha sido el relato sobre "la reacción de Florentino".
Mientras que el líder madridista salvó su dignidad en público afirmando que el fichaje de Neymar se había hecho poco atractivo desde el punto de vista económico, en vez de admitir que había sido superado por el Barcelona, Florentino aplicó la vieja medicina: "Fichas a uno de los nuestros y devolveremos el golpe fichando a cinco de los nuestros". Antes de que Neymar completara su primera temporada en el Camp Nou, Florentino contrató a José Antonio Calafat de Souza, conocido por su apodo de "Juni". Juni Calafat recibió una instrucción muy precisa: "Consígueme al próximo Neymar, y al que está después de él. Después, repite el mismo proceso por todo el mundo".
Florentino decidió que la venganza sobre el Barcelona, sobre Rosell e indirectamente sobre Neymar no bastaría. Quería emprender una cuantiosa serie de fichajes de los mejores talentos jóvenes del mundo. Sería toda una ruptura con la clase de dispendio que definió su era anterior conocida como "Los Galácticos", la misma que le llevó a la presidencia en el año 2000 y marcó el inicio de una breve época de glorias de la mano de Ronaldo Nazario, Zinedine Zidane y David Beckham, luego que Luis Figo iniciara el proceso.
De hecho, fue un cambio rotundo de dirección, no precisamente algo que pareciera ser del agrado de un magnate poderoso y sumamente seguro de sí mismo. El patrón anterior de fichar talentos consolidados, mediáticos, glamorosos y cotizados con edad cercana a los 25 años, uno tras otro, fue puesto a un lado.
Lo que vino después fue impulsado porque el presidente del Real Madrid tuvo la suerte de conseguir la contratación de Zidane, permitiéndole participar en la totalidad de las actividades vinculadas con la Casa Blanca: embajador corporativo, director deportivo, entrenador del Real Madrid Castilla (su equipo B) y asistente de Carlo Ancelotti. Fue otra idea que les hizo ganar la lotería. Mientras Calafat hacía su trabajo de forma diligente, que redundaría en un éxito extraordinario, la vieja guardia madridista ganaba Champions tras Champions, en gran medida gracias a las hazañas de Cristiano Ronaldo, cuya llegada a la plantilla es más obra de Ramón Calderon que del propio Florentino.
Sin embargo, esta clase de furia (que indudablemente Florentino volverá a canalizar luego que Mbappé le diera la espalda a lo que era considerado un trato hecho) tendrá profundos efectos. Luego de haber estado a cargo de las operaciones del club en Brasil, Calafat fichó a Vinicius y Rodrygo.
Si el primero ha acaparado titulares con mayor frecuencia, y ha formado parte de una sociedad con Benzema que ha producido 100 goles esta temporada, ningún seguidor del fútbol requerirá explicaciones sobre la importancia del juego de Rodrygo en los últimos tres meses. Con un perfil más bajo que el de Vinicius y menor explosividad con el balón, Rodrygo sigue siendo un extraordinario jugador de 21 años cuyos 10 goles en 26 apariciones en Champions opacan al joven Cristiano, que requirió jugar 27 encuentros en la competición vistiendo la camiseta del Manchester United para convertir por primera vez.
Para quienes disfrutan de la schadenfreude, sin importar quienes hayan sido victimarios o víctimas, por favor recuerden que el Barcelona se sentía tan seguro de que ellos, y no el Madrid, ficharía a Vinicius al punto que Gerard Pique hizo una videollamada para dar la "bienvenida a nuestro mundo" al joven extremo brasileño solo para terminar viendo cómo la labor hecha por Calafat y Florentino bastó para convencer al entonces chico de 15 años de que "hay un mejor plan para mí en el Madrid que en el Camp Nou".
El ascenso profesional de Calafat inicialmente lo puso a cargo de las operaciones suramericanas del club y ahora, es la figura principal del Madrid en cuanto a captación y contratación de talentos en todo el mundo. Es su trabajo directo, o el de su equipo, el que puede llevarse los méritos por fichar al volante de 18 años Federico Valverde, a Eduardo Camavinga (18 años) y Eder Militao (21 años). Inevitablemente, se han producido otras inversiones que no igualan el impacto estelar causado por los tres brasileños, el uruguayo y el francés; sin embargo, en el mercado de fichajes, nadie puede desestimar los frutos de esta labor.
El punto es que fue el brutal golpe de decepción y humillación causado por la pérdida de Neymar a último instante lo que desató una oleada reiterada de inversiones, una nueva política y una competitividad intensa que ha hecho que Ancelotti tenga a su disposición un grupo magnífico de jóvenes futbolistas, que han causado un serio impacto (incluyendo al propio Camavinga) para llevarlos a alzar el campeonato en España y colocarlos a punto de lograr un doblete histórico.
Mientras Florentino esperaba fichar a Mbappé, primero a un precio asequible y después de forma libre, ha hecho dos cosas fundamentales: destinar recursos económicos para pagar al francés una cuantiosa cantidad de ocho cifras como bono por su firma; cifra que ahora tiene libertad para reinvertir en otros jugadores noveles en aspectos donde el equipo quizás sea más deficiente, empezando con el mediocampista del AS Monaco Aurelien Tchouameni. Sumado a la reconstrucción del Santiago Bernabéu para convertirlo en un palacio del fútbol valorado en €800 millones con el cual, dentro de poco, soñarán las superestrellas del fútbol mundial con jugar en él.
La pérdida de Mbappé surtirá efectos negativos: los planes para el mercado de fichajes veraniego han sido destruidos, Benzema es magnífico, pero no se hará más joven; hay vergüenza a nivel corporativo y personal, aparte del debate angustioso dentro del seno del club sobre si admitir que la decisión de Mbappé de seguir en París "no fue personal sino solo cuestión de negocios" y poner en marcha un cuarto intento por ficharle en 2024. Sin embargo, el imperio contraatacará. Lo hizo antes y lo volverá a hacer.
¿Quién sabe? El efecto acumulativo podría ser hasta positivo para los campeones de España, a pesar de su actual furia, frustración y vergüenza.