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Gavi destaca con la selección de España y presiona sus negociaciones con el Barcelona

Corría el mes de septiembre de 2020 cuando Ansu Fati, con 17 años y 311 días de edad, hizo un remate sensacional con su diestra para desbordar al portero de la selección de Ucrania Andriy Pyatov, convirtiéndose así en el jugador más joven en anotar para la causa del combinado nacional de España. Ansu acabó así con un récord que se mantuvo orgulloso e intacto durante 95 años, desde que Juan Errazquin, jugador de la Real Unión, convirtió a pocos días de cumplir 19 años en un amistoso que terminó en victoria 3-0 sobre la selección de Suiza en 1925.

Normalmente, la longevidad es un buen indicador de la importancia de cualquier récord: basta con pensar en la increíble marca de 8.90 metros de Bob Beamon en el salto largo, que ha perdurado desde 1968. Así que Ansu (que también es el goleador más joven de la historia del Barcelona con 16 años y 304 días y el menor en marcar en Champions con 17 años y 40 días) es un jugador muy especial.

Sin embargo, la marca recién establecida por Ansu con la selección española apenas duró 637 días, hasta que su compañero en el Barça Pablo Martín Páez Gavira, conocido por ustedes como Gavi (17 años y 304 días) se lo quitó con una encantadora definición con su zurda en un partido en Praga, igualando el marcador en el encuentro de UEFA Nations League contra la República Checa del pasado domingo.

Es la segunda vez en cuestión de meses que este chico luchador y sumamente talentoso destroza los libros de récord de su selección. En noviembre pasado, cuando fue protagonista de la victoria 2-1 sobre Italia, la campeona de Europa, en el estadio de San Siro, Gavi (con 17 años y 62 días) rompió una marca de 85 años de precocidad futbolística, jugando con el combinado nacional español 222 días que el dueño del récord anterior, el volante Ángel Zubieta, que logró la hazaña en abril de 1936.

Basta de estadísticas, al menos por ahora; porque lo más emocionante de este joven es su talento, energía, técnica y feroz voluntad para ganar. Son precisamente esas habilidades tan destacadas las que, combinadas, le convirtieron en la figura de los últimos 180 minutos competitivos de la selección española: empates con Portugal y República Checa que han puesto a la plantilla de Luis Enrique en una posición precaria en el Grupo A22 de la Nations League. De hecho, Gavi jugó más minutos para la causa de La Roja en ambos partidos que cualquier otro futbolista con la excepción del portero Unai Simon.

Si no han podido ver últimamente a la selección de España de Luis Enrique, agotada y diezmada por las lesiones en estos días recientes, les haré un pequeño favor. Busquen el gol de La Roja contra Portugal (Repetición disponible por Star+ solo para Suramérica); pero comiencen a verlo desde los orígenes de la jugada en el minuto 25.

Comienza con un balón suelto a unos 20 metros del área de España y una veloz carrera. "Gavi the Kid" no debía haber llegado primero; sin embargo, deja al centrocampista de Portugal Bruno Fernandes desalentado en el suelo y corre unos 50 metros, antes de deslizar un pase al extremo derecho Pablo Sarabia, quien hace la asistencia más sencilla a Alvaro Morata para abrir el marcador a favor de La Roja.

Es una belleza. Niño de oro; servicio de plata.

Una jugada iniciada gracias a su deseo y habilidad atlética, desarrollada con astucia y excelencia técnica, para despachar el balón al destino correcto, con el aplomo de alguien que ha dominado el futbol de élite durante una década… a pesar de que no ha concluido su primera temporada completa en el fútbol de mayores. Y que seguirá siendo un adolescente cuando termine la Eurocopa 2024 que se jugará en Alemania.

Sigo haciendo favores: ahora busquen el encuentro del seleccionado español en la capital checa (Repetición disponible por Star+ sólo en Suramérica). Con España abajo en el marcador, bajo presión general, intimidada física y atléticamente por un equipo inteligente con juego basado en el contraataque, y es "Gavi the Kid" quien sale al rescate.

Una veloz carrera hacia el balón para engañar a un rival, la recepción con la diestra del pase de tres metros de Rodri, una inclinación de su aún diminuta humanidad y una definición perfecta y milimétrica con la zurda que evita la zambullida de Tomas Vaclik para anotar.

En ambos partidos, el prodigio del mediocampo del Barcelona demostró un amplio abanico de los elementos que despertaron la atención de Luis Enrique en noviembre pasado. Estuve presente en la rueda de prensa el día previo a la revancha de España contra Italia en la semifinal de la Nations League, tras haber caído ante la Azzurra unos meses antes en la semifinal de la Eurocopa 2020 disputada en Wembley.

Algunos periodistas, especialmente aquellos que laboran para medios madrileños, no son partidarios de Luis Enrique. Lo consideran contrario, provocador, antagonista (algunos creen que es un poco anti madridista). Por eso, cuando se publicaron las previas del partido, algunos se burlaron de la idea de que Gavi, que entonces sólo tenía pocos partidos sumados en su carrera con el Barcelona y que apenas jugó con el equipo B de los culés, mereciera un puesto en el avión con rumbo a Italia.

No obstante, Gavi fue titular y brilló. Después del partido, el seleccionador español dijo: "No es normal que alguien juegue así con 17 años. Gavi tiene personalidad, un físico y habilidad atlética envidiables y juega nuestro estilo futbolístico. Cuando lo ves jugar, parece que estuviera en la escuela o en su jardín. Qué placer tener con nosotros a un chico con esa calidad y carácter. Gavi es el presente de la selección, no sólo nuestro futuro".

Precisamente, eso fue lo que "Gavi the Kid" demostró en estos últimos partidos y deberá volver a hacerlo, si es convocado, en la visita a Suiza para jugar este jueves un partido de vida o muerte (con transmisión EN VIVO por ESPN y Star+ sólo para Suramérica a las 3:30 p.m. Argentina). Una y otra vez, Gavi es el jugador de La Roja que busca el balón en espacios pequeños y momentos difíciles. Fíjense en el hecho de que siempre tiene un plan para lo que intentará hacer con el balón mucho antes de recibirlo. Y como a menudo, en comparación con futbolistas de mucha mayor experiencia que él, su primer instinto es hacer avanzar la jugada para probar y estirar al rival. Hay un sentido intrínseco de urgencia, pero ni una pizca de precipitación.

Viendo a Gavi, es fácil entender por qué siempre, sin fallar, menciona a Andres Iniesta como el jugador que siempre le ha inspirado. No es correcto, de ninguna forma, empezar a compararlos; pero en cuanto a modelos para seguir, el joven Gavi eligió al hombre correcto.

Sin embargo en el fútbol, al igual que en la vida, todo pro tiene su contra. En esta ocasión, se trata del club de Gavi: el Barcelona. Sigue los pasos de Xavi e Iniesta, no sólo por su posición en el campo, estilo de juego y colores de club: Gavi replica la introducción problemática de ambos al fútbol de primer nivel.

Xavi e Iniesta debieron abrirse paso, crecer, endurecerse y eventualmente dominar el fútbol mundial en un contexto inicial de caos y escasez en el Camp Nou. Sus tamaños diminutos, encontrar su mejor posición, decorar el equipo con el talento apropiado para rodearles, deudas del club, varias temporadas sin trofeos… ambos hombres, ahora considerados entre los más grandes futbolistas de todos los tiempos, tuvieron que luchar contra todo ello hace 20 años.

Al menos, Gavi ha tenido primero a Ronald Koeman y ahora a Xavi confiando implícitamente en el talento sobre la edad y contextura física. No obstante, el caos financiero en el Camp Nou ha vuelto por sus fueros, lo que significa que los canteranos como él, fichados y formados a costo mínimo, son como la lluvia en el desierto.

El problema clave es que Gavi es representado por alguien que ya lo ha visto todo antes. ¿Se acuerdan de Iván de la Peña? Producto de La Masía, de talento sublime, cabeza rapada y la misma estatura y peso de Gavi. De La Peña hizo su debut con el Barça podo después de cumplir 19 años (debut celebrado con un gol) y al inicio fue adorado por un club y afición urgidos de alegrías en el Camp Nou.

Por varios motivos, que no necesitamos detallar en la presente nota, las cosas no llegaron al mejor nivel para De La Peña, conocido como "El Pequeño Buda". Sólo jugó dos temporadas, totalmente satisfactorias, vistiendo la camiseta Blaugrana con la que ganó seis trofeos. Pero luego rebotó como una pelota de maquinitas, saltando entre Lazio, Marsella y Barcelona hasta que, al final de su carrera, cobró venganza asumiendo protagonismo con los férreos enemigos del club culé en Cataluña: el Espanyol.

Actualmente, "El Pequeño Buda" es lo suficientemente sabio como para saber varias cosas.

La primera: No importa todo el alboroto que actualmente se forma alrededor de su cliente Gavi. No hay garantías, cero, de que eso automáticamente conducirá a vivir siete u ocho años gloriosos en el Barcelona, al mejor estilo Iniesta.

La segunda: En estos momentos, hay un mercado ansioso por este chico. Un pequeño grupo de clubes líderes en Champions League se lo arrebatarían al Barça mañana mismo sin pensarlo (pagando los €50 millones de su cláusula de rescisión), si reciben el mínimo gesto de interés por parte del jugador o su agente.

La tercera: Que la actual oferta contractual del Barcelona, que el club volverá a colocar frente a Gavi y su entorno esta semana, es muy baja; basada en la horrible situación financiera en la que el club se dejó caer.

La cuarta: Si bien esto no ha sido el factor que ha impulsado el juego de Gavi durante estas dos últimas excelentes actuaciones con la selección española, esta ya es una semana en la que su valor de mercado y precio contractual no ha hecho más que… ¡aumentar, aumentar y aumentar!

No hay dudas de que De La Peña le planteará a Gavi varias conclusiones basadas en todo lo que ocurre a su alrededor. Le dirá que, si bien es cierto que este verano llegarán varios refuerzos al Camp Nou, éstos no alcanzarán el nivel de excelencia y experiencia que esta plantilla necesita con urgencia. Simplemente, el Barcelona no puede darse ese lujo.

También le recordará el hecho que, si bien éste es un club que confía en su juventud y la promueve, Pedri se vio obligado a jugar hasta que su novel humanidad dijo "No más" y actualmente es baja de la selección española para que pueda recuperarse. Que Ansu está concentrado con La Roja, pero no juega porque pasará varios meses lidiando con un problema de meniscos. Que Nico González, jugador que irrumpió en el Barça como contemporáneo de Gavi, se ha visto cada vez más marginado y que es probable que deba salir cedido para sumar más minutos.

En este momento, la vida es dulce. Pero se le advertirá a Gavi de que "no siempre las cosas son así… y tenemos que pelear por nuestra esquina antes de decidir sobre el futuro".

De La Peña le dirá al prodigioso joven de 17 años que tienen la posición de poder y que no hay que renovar en términos desventajosos para él por emotividad o ingenuidad. Que tienen el tiempo a su favor mientras otros clubes merodean, a la espera de enterarse si el Barcelona finalmente acepta el hecho de que tienen que dar un golpe de timón, o perder un talento generacional brutalmente temprano.

Qué dilema tan agridulce para Xavi, el técnico barcelonista. Está a cargo de un talento capaz de fortalecer su caza de trofeos. Xavi se encuentra en la envidiable situación de guiar y formar a un jugador con posición y talento únicos, un chico precoz y prodigioso por partes iguales. Alguien con condiciones innatas para concretar las ideas futbolísticas de Xavi.

Sin embargo, mientras Gavi siga asumiendo mayor protagonismo con la selección de España, seguirá aumentando el precio que sus actuales jefes en el Camp Nou (muy cortos de dinero) deberán pagar para mantenerlo en sus filas. Una verdad incómoda que deberían reconocer y abordar de inmediato.