Riqui Puig era un personaje querido y odiado en el FC Barcelona. Un chaval que dividía opiniones entre quienes clamaban porque recibiera minutos y los que ponían en tela de juicio su calidad y merecimientos para ocupar un sitio en el primer equipo.
Esta tendencia era similar con sus compañeros. El canterano no era ni cerca el más popular o querido en el vestuario, su grupo de cercanos tenía a Óscar Mingueza y Gerard Piqué como los principales y poco más.
Sin embargo, Riqui siempre sonreía, sobre todo si detectaba que una cámara estaba sobre él. Cada que entraba a un partido de cambio se preocupaba por observarse en la pantalla del Camp Nou, mientras la grada se dividía entre aplausos y abucheos.
SUEÑO Y PESADILLA
Pasó inadvertido con Ernesto Valverde, quien solo lo consideraba en las giras de pretemporada por Estados Unidos en las que Riqui era toda una sensación, al grado de que en 2018, en un amistoso en California ante el Milan, el exfutbolista italiano Daniele Massaro, que era parte del cuerpo técnico de los Rossoneros, le pidió su camiseta al entonces juvenil de 18 años.
“La quiero (la playera) porque será una estrella, juega con mucha personalidad, siempre con la cabeza arriba. Podemos estar ante el nuevo Iniesta”.
Terminaba el tour culé por la Unión Americana y Puig volvía al Barça B sin posibilidad alguna de que Valverde le diera minutos, hasta que mucho tiempo después, tras la salida del entrenador, llegó Quique Setién para un periodo tan breve como caótico al frente del equipo.
Y fue precisamente con dicho estratega con quien el mediocampista gozó de cierta confianza y respondió a ella con buenas actuaciones, aunque para su mala fortuna el club ya estaba en plena tendencia negativa que derivó con la histórica (7-0) goleada del Bayern Munich y el irremediable despido de Setién.
A la par comenzaría una pesadilla para Riqui. Ronald Koeman, la leyenda azulgrana, llegó por primera vez a la dirección técnica del equipo y tras ‘cepillar’ a algunos veteranos —e históricos en algunos casos— como Luis Suárez, Ivan Rakitic y Arturo Vidal, invitó públicamente a Puig a buscar minutos fuera de la institución, con todo y que el entonces presidente Josep María Bartomeu había anunciado que el de Matadepera ya contaría con ficha del primer equipo.
La relación Puig-Koeman comenzó rota porque el jugador ignoró el mensaje de su técnico y se aferró a quedarse para posteriormente ser acusado de “filtrador” por el holandés y sumar una humillación tras otra, al grado de que en la Final de la Copa del Rey en 2021, el estratega prefirió llevar a dos porteros a la banca y mandar a Puig a la grada, con todo y que era el torneo en el que medianamente había jugado.
CASO COMPLEJO
Un síntoma revelador de que Puig era poco o nada querido en el vestidor ocurrió en la semifinal de la Supercopa de España en 2021: Barcelona y Real Sociedad definieron en penaltis al ganador que iría a la Final y Riqui pidió cobrar el tiro decisivo…
Lo ejecutó con personalidad y clase engañando al guardameta; sin embargo, contrario a lo que sucede cuando un tirador acierta en el disparo final, los jugadores corrieron a abrazar a Marc-André Ter Stegen que había sido figura en la tanda y en el encuentro. A Puig solo le quedó unirse a los festejos, pero no recibió reconocimiento alguno. Al menos no en ese momento en la cancha.
La tendencia del Barça con Koeman fue empeorando con el paso de los meses hasta que resultó insostenible y el estratega fue despedido, lo que se tomó como un día de fiesta para Puig, quien, “ahora sí”, iba a recibir oportunidades con el nuevo entrenador y más si éste se llamaba Xavi Hernández.
Sin embargo, para ese entonces la otrora joya de la cantera y futbolista más importante del Barça B durante años, ya había perdido la carrera ante otros jugadores más jóvenes que no necesitaron de mucho tiempo para irrumpir y ganarse un lugar: Pedri, Gavi y Nico.
Con Xavi tampoco pasó. Minutos esporádicos más por múltiples ausencias que por convicción del técnico, y de nuevo la banca era la mejor aliada para Puig. Era el principio del fin para el mediocampista, pues no era raro advertir que al final de la temporada y en la reconstrucción del club, no entraría en planes. Y así fue.
TRISTE ADIÓS
Riqui se marchó del Barça de la forma más triste que puede existir: a los 22 años, tras filtrarse unos audios en donde presuntamente se escucha su voz y demerita a su ahora excompañero Ferran Torres, además de que hace alarde de que en su momento tuvo ofertas del Milan y Chelsea que le doblaban el sueldo, pero eligió quedarse en el club por “comodidad”.
Y lo más extraño es que eligió la Major League Soccer (MLS) como su siguiente destino.
Tras su marcha quedó la sensación de que nadie —o muy pocos— lo va extrañar… Y no, no es un invento ni una falsa percepción que era una ‘joya’ de la cantera culé y un chico llamado a escribir una de esas historias de ensueño en el club de sus amores.
¿Qué pasó? Solo Riqui lo sabe. Que fueron injustos con él, sí, nunca tuvo los minutos que sí recibieron otros; pero que la máxima responsabilidad de que no brillara es suya, ni duda cabe.
Así las cosas, este talento que fue sufriendo una descomposición inevitable año tras año, ahora aterriza en Los Ángeles, en donde con certeza, gozará de los reflectores que tanto le gustan, aunque el precio sea despedirse de la élite del balompié cuando apenas cumplirá 23 años.
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