BARCELONA -- Riqui Puig fue considerado en su momento el mayor talento del futbol base del Barcelona desde la irrupción de Xavi Hernández. Debía ser el indiscutible heredero de Sergio Busquets y hubo quien, sí, habló de él como el mejor futbolista surgido de las categorías inferiores después de Leo Messi.
Elogiado de manera unánime, libre de cualquier crítica, mimado en exceso por el club y su entorno periodístico y encumbrado antes de tiempo... Hoy hace las maletas con destino a la MLS, dos semanas antes de cumplir los 23 años y llevando en la mochila el peso del fracaso.
No es el caso del mediocampista catalán una excepción en la historia reciente, y no tan reciente, del Barcelona. Jugadores llamados a convertirse en estrellas cuando brillaban en el filial se ganan hoy el sueldo lejos del Camp Nou tras no haber sido capaces de dar ese paso definitivo. Le ocurrió a Gerard Deulofeu, ahora en el Udinese, y también a Carles Aleñá, Munir El Haddadi, Sergi Samper o Bojan Krkic. Ascendidos a la categoría de estrellas sin haber mostrado en muchos casos su valía real en el primer equipo, o no disfrutaron de la paciencia/confianza del entrenador de turno o no supieron hacer frente a la presión que significa asentarse en la élite del club barcelonista.
Y Riqui se ha sumado a la larga lista de decepciones después de tres temporadas en las que su progresión se frenó de manera tan evidente como inaudito se contempla que durante todo este tiempo no fuera capaz de dar un vuelco a su situación personal o que nadie de su entorno más próximo le abriese los ojos a la realidad.
USA, DESTINO INÉDITO
La protección mediática que ha disfrutado el mediocampista ha llegado al punto que nadie se ha preguntado en voz alta la razón por la que una vez resuelta su marcha ha decidido poner rumbo a una Liga menor, como es la MLS, en vez de apostar por permanecer en España o en Europa, habiendo recibido propuestas para hacerlo.
Marc Cucurella, Munir, Deulofeu o Bojan en su momento dieron un paso atrás para relanzar sus carreras y destacado es el caso del primero, que tras pasar por Eibar o Getafe desembarcó en el Brighton un año antes de estar a punto de dar el salto al Chelsea... Persistir, insistir y esforzarse no parece, a primera vista, algo a lo que esté dispuesto Riqui Puig, más dispuesto, siendo todavía un joven de 22 años, a la comodidad deportiva y menor nivel de exigencia que se supone tendrá en Los Angeles.
No es algo nuevo. Ernesto Valverde, el entrenador que le dio la alternativa en el primer equipo, fue el primero en trasladarle esas señales, pero cuando le dejaba fuera de sus planes la reacción del entorno, lejos de cualquier lógica, era furibunda en contra del técnico. Y eso se repitió, aumentado, con Ronald Koeman, quien a pesar de todo le dio minutos hasta en 24 partidos durante la temporada 2020-21, al tiempo que sus críticas abiertas al jugador recibían ataques indiscriminados de la prensa o redes sociales, cuando no faltas de respeto, y presión desde los despachos, donde los directivos querían/exigían mayor presencia de Riqui en el campo.
Una técnica depurada (soberbia), una visión de juego sobresaliente, una capacidad de asociación sin igual, colocación, inteligencia, atrevimiento en el pase... Y una falta de compromiso en el trabajo diario (advertido, reconocido y resumido desde el propio vestuario) absoluta. Siempre con una sonrisa en el rostro, pero casi nunca presente en cualquier entrenamiento voluntario, asiduo en las redes sociales y habitual en fiestas nocturnas, sin una mínima preocupación por pasar inadvertido, fueron lastrando la figura de un jugador al que más de uno y dos compañeros de la plantilla afeó su comportamiento.
Su amistad con Gerard Piqué, del que ha sido acompañante en no pocas fiestas, tampoco le ayudó y en cuanto Xavi Hernández le sentenció todo el apoyo mediático que disfrutó en el pasado desapareció por arte de magia.
'Xavi es la mejor noticia para Riqui. Con él en el banquillo podrá demostrar todo lo que lleva dentro', se escribió, y proclamó, cuando en noviembre de 2021 se hizo cargo de la plantilla azulgrana. Pero después de darle minutos en su estreno en el derbi frente al Espanyol y contar regularmente con él durante su primer mes y medio, una mala actuación en Linares, donde le sustituyó durante el descanso, significó el principio del fin, definitivo, para el jugador.
Ausente en los siguientes ocho partidos, apenas dispuso de 25 minutos repartidos entre Napoli y Osasuna durante 23 encuentros y solo cuando la liga había quedado sentenciada en favor del Real Madrid volvió a asomar en el césped en los cuatro últimos partidos de la temporada. Señalado por el entrenador, solo faltaba la puntilla. La que recibió Riqui al ser llamado por Xavi a su despacho al acabar el curso para decirle que no iba a contar más con él y le invitó a buscarse una salida durante el verano.
Solo el tiempo dirá si su marcha a la MLS es un paso atrás para regresar a Europa con galones o una suerte de dimisión en los sueños de cualquier futbolista. Con el paso de los años se ha demostrado que tanto Valverde como Koeman o Xavi (solo Quique Setién pareció darle algo de confianza, no demasiada) tuvieron razones suficientes para ir contracorriente y convertir a Riqui Puig en un incomprendido del que empieza a comprenderse todo.