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Al final, el Barça tuvo misericordia de un temeroso Pumas que mereció encajar más goles en el Gamper

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Para Moisés Llorens, la goleada del Barcelona a Pumas es consecuencia de la estructura del futbol mexicano (2:13)

Nuestro experto desde Barcelona apunta las posibles conclusiones a sacar tanto para Xavi y Lillini de cara a sus próximos compromisos luego del duelo por el Joan Gamper. (2:13)

El Barcelona aplastó con misericordia a Pumas en el Trofeo Joan Gamper.

'Con misericordia' porque de haber mantenido la intensidad de principio a fin le habría podido someter a una goleada de época, incluso mayor a la que en 1984 recibió en la semifinal del torneo Boca Juniors (9-1) o al 8-0 que encajó el Santos en 2013. Fue, en cualquier caso, una fiesta barcelonista en la que el cuadro mexicano apenas fue un convidado de piedra.

Al final se repitió el 6-0 con que el Barça goleó al León en 2014. ¿La diferencia respecto a hace ocho años? Aquel León fue un rival orgulloso, inferior pero no entregado, humilde pero engreído y no arrodillado como lo demostró este Pumas, que debió agradecer, en voz baja, marcharse del Camp Nou encajando media docena de goles. De hecho... Pudieron haber sido unos cuantos más si los postes y el rebaje de intensidad azulgrana no hubieran sido también protagonistas.

A los diez minutos ya ganaba el equipo de Xavi por 3-0 y por 4-0 a los 20. El Pumas era un espectro cuyos futbolistas, habitualmente tan dinámicos, veían pasar el balón sin ningún ánimo, sin espíritu de pelea y siendo bailados de manera continuada. Lewandowski y Pedri, Pedri y Lewandowski, descubrieron una nueva sociedad para animar a la parroquia azulgrana y Dembélé casó con Raphinha de una manera ton sorprendente como ilusionante.

Se llegó al descanso por 4-0 como pudo haber sido fácilmente un 7-0. Dos remates al palo de Raphinha y Lewandowski y dos excelentes rechaces de Julio Gonzalez a Dembélé y el propio delantero polaco evitaron que el primer tiempo acabase ya con un resultado escandaloso. Eso... Y que en los últimos minutos de ese primer acto los jugadores azulgranas rebajaron la intensidad y las intenciones de seguir humillando a un rival que a la media hora ya había entendido que lo mejor que podía pasar era aguantar el chaparrón como buenamente pudiera.

SIN COLOR

Xavi agitó la alineación en la caseta y dio entrada a siete jugadores tras el descanso para que la segunda mitad siguiera siendo un auténtico monólogo. Destacó, de entrada, la presencia de Aubameyang, que entró por Dembélé y apenas necesito cinco minutos para demostrar que mantiene su olfato goleador para anotar el quinto. Y con él se pudo ver más notas a tener en cuenta.

Se vio, al menos, a un Pumas menos inocente, menos entregado y más orgulloso. Y ante ello, también, a un Barça menos furioso en su ansiedad por aplastar al rival. No lo necesitó, de hecho, porque su superioridad siguió siendo incontestable de inicio a fin.

Tras anotar Aubameyang rozó otro gol Lewandowski y más tarde pudieron marcar también Memphis, Piqué, De Jong o Ansu Fati. Lo hizo, con una solvencia física y toque preciso, el holandés a los 84 minutos para redondear la media docena e igualar la goleada que encajó el León en 2014 y no hubo más goles porque ni hacía falta ni, tampoco, quiso convertir el Barça la goleada en una humillación.

Si Pumas se presentó en el Camp Nou con la intención de mostrar la realidad del fútbol mexicano, se marchó con un aplastamiento que no pudo sospechar y encajó con tristeza. Hubo reivindicaciones en azulgrana, con 20 minutos iniciales furiosos... Y enfrente un juguete que recibió un 'pim-pam-pum' sin ninguna capacidad de respuesta.