BARCELONA -- Dani Alves regresó a Barcelona y al Camp Nou de la manera más impensable. Su fichaje por Pumas provocó que, invitado el club mexicano a la fiesta del Joan Gamper, tuviera la oportunidad soñada de despedirse de la hinchada azulgrana desde el propio césped del estadio. Y su presencia, desde luego, no pasó desapercibida.
Si Pedri y Lewandowski fueron, en el momento de su presentación, los dos futbolistas más ovacionados de la plantilla del Barça por parte de la afición, el veteranísimo lateral brasileño se llevó todos los honores de manera destacada.
En cuanto apareció en el terreno de juego los más de 80 mil espectadores presentes le dedicaron una ovación cerrada y comenzaron a corear su nombre, al tiempo que él se abrazaba con sus excompañeros antes de acudir al calentaminto previo con la plantilla del Pumas.
Después se pudo ver en los videomarcadores del Camp Nou un vídeo en el que se repasaron durante un par de minutos imágenes de los momentos más destacados de su carrera en el Barça, momento en el que se multiplicaron los ánimos del público y tras el cual fue al encuentro de los jugadores locales, antes de abrazarse a Joan Laporta, quien le entregó una placa conmemorativa, y al capitán Sergio Busquets, que le obsequió con una camiseta enmarcada en la que se veía el número 431 (los partidos que Alves jugó con el club contando amistosos).
Con el número 33 a la espalda, de esta manera, el legendario futbolista brasileño regresó a casa. Resituado en el centro del campo del Pumas y vestido de blanco... Pero siendo recibido como el ídolo que fue y sigue siendo para el barcelonismo.