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Barcelona sobrevive gracias a un destello de Joao Félix y a un Ferran Torres brillante

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¡Barcelona lo gana! João Félix pone el 3-2 ante el Betis (1:05)

Barcelona consigue la tercera anotación gracias a la gran combinación entre Ferran Torres y el portugués para batir a Rui Silva. (1:05)

Barcelona pasó de la tranquilidad al susto en su visita al Betis y finalmente consiguió un triunfo vital gracias a un triplete de Ferran y a un golazo de Félix.


SEVILLA -- El Barça sobrevive en el alambre. Va de susto en susto y ni cuando parece encontrar el rumbo en un partido tan exigente como era el del Villamarín puede respirar tranquilo. Isco se disfrazó de Maradona, al campeón le entró la pájara y solo al límite del tiempo respiro tranquilo y satisfecho. Joao Félix, tantas veces señalado y otra vez suplente, entró en la recta final y convirtió el drama en alivio... Antes de que Ferran rescatase la euforia.

Rodeado de dudas y agobiado por las críticas, el ánimo del Barça no está siendo esta temporada el mejor y cada partido es visto como un examen, tanto para el equipo y más aún si cabe para el entrenador, un Xavi Hernández que proclama tanto su confianza en remontar una desventaja fatal en la Liga como deja patente su fastidio por el pesimismo instalado alrededor del club.

Pero, visto lo visto, no es para menos dudar de un equipo que vive instalado en un estado de nervios permanente y que parece no creer en sí mismo. De otra forma se hace imposible explicar el apagón que, de pronto, padeció en Sevilla frente a un Betis al que tenía rendido y arrodillado.

Ferran había celebrado sus 100 partidos como azulgrana con un doblete que le daba una cómoda y hasta brillante victoria cuando de improviso emergió Isco y en dos minutos de desconcierto le clavó dos puñaladas mortales. El VAR, ya para redondear dramatismo, se alió en su contra al corregir el fuera de juego señalado por el juez de línea en el empate.

En Granada se anuló un gol por considerarse que Ferran afectaba en una jugada en que no intervino... Y en el Villamarín ocurrió al contrario con Borja Iglesias. Difícil de explicar esta diferencia de criterio que acabó por exasperar a un equipo ya débil moralmente y al que los golpes se le repiten.

A partir de ahí, del 2-2, el partido se convirtió en un homenaje a la locura. Nadie se conformó con el empate porque si unos soñaban con la remontada los otros, desesperados, necesitaban reafirmarse con una victoria que habían merecido ampliamente.

Y entonces apareció el cuestionado Joao Félix, al límite, para despertar de la pesadilla antes de que Ferran concretase su mejor homenaje con un 2-4 tan inexplicable como, en el fondo, justo para los merecimientos de un Barça que no encuentra la paz pero busca su destino.