En 1937, en plena guerra civil, el Barcelona fue invitado a viajar a México y su estancia en el Continente Americano se prolongó con cuatro amistosos en Nueva York, vitales en su futuro
BARCELONA -- El Barcelona volverá el domingo a Estados Unidos. Por tercer verano consecutivo el club azulgrana llevará a cabo una gira que se ha convertido en habitual. Será la 12ª ocasión desde 2003, el verano de Ronaldinho, en que el Barça se desplace a Norteamérica en las semanas previas al comienzo de la temporada oficial y la 15ª desde la primera, en 1937. Aquella, sin duda, fue la más trascendental de todas.
Todos los historiadores del club coinciden en afirmar que aquella gira, que se inició en México, salvó al club de la bancarrota. Algunos, incluso, insinuan que evitó su desaparición. Fueron 12.900 dólares de la época, apenas 2 mil 775 euros al cambio actual, los que se ingresaron en un banco de París a comienzos de octubre de 1937, al regreso, casi cinco meses después de iniciar la gira.
El estallido de la Guerra Civil española, en julio de 1936, fue un duro golpe a la ya entonces maltrecha economía del Barça. Si en 1924 había llegado a superar los 12 mil asociados, en 1934 se mantenía aún por encima de los 8 mil... Que en 1937 descendieron por debajo de los 5 mil. El déficit y las deudas en el club empezaba a ser asfixiante y el asesinato del presidente Josep Sunyol provocó que se constituyera un Comité para salvaguardar el funcionamiento de la entidad, mientras se disputaban partidos amistosos que apenas si conseguían mantener los gastos.
Y entonces, a mediados del mes de marzo, llegó una noticia tan inesperada como vital fue para el futuro. Manuel Mas Soriano, un empresario catalán afincado en México que en su juventud había formado parte de la sección de béisbol del Barcelona, propuso por carta al club la realización de una gira por tierras aztecas, con todos los gastos pagados y que le proporcionarían al Barça unos ingresos de 15 mil dólares.
La oferta, en un momento como aquel, se entendía irrechazable por cuanto 15 mil dólares se entendía una cifra que le daría oxígeno al club en los años venideros, teniendo en cuenta la desastrosa situación social que se vivía ya en España. De esta manera se aceptó sin dudar la oferta y una expedición partió en tren desde Barcelona con destino al sur de Francia, para embarcarse el 24 de mayo y llegar a Veracruz el 8 de junio, siendo recibidos los representantes del club azulgrana con todos los honores.
"Que la estancia de los futbolistas catalanes logre borrar la impresión de tragedia y luto que traen de su afligida patria y que el fútbol de México sepa cosechar los beneficios que esa visita les brindará" escribió a modo de bienvenida un diario local, entendiéndose desde el primer momento que aquella visita, además de significar una ayuda trascendental para el futuro del club azulgrana, era considerada como la llegada de un embajador legítimo del régimen republicano en España, más allá de un simple equipo de fútbol.
Lo que en principio se entendía como una gira con cinco partidos a disputar en tierras aztecas durante tres semanas acabó prolongándose más de tres meses y con 9 encuentros amistosos más, con una expectación deportiva y social que sorprendió a los propios barcelonistas por el calor y cariño que recibieron y que motivaron una relación recíproca que desde el club se quiso mantener con el paso de los años.
El Barça disputó un total de 14 partidos, diez en México y cuatro en Estados Unidos, entre el 20 de junio y el 20 de septiembre con un balance de diez victorias, cuatro derrotas... Y un prestigio internacional extraordinario amén de unos beneficios económicos fijados en 461,799.10 pesetas de la época que fueron ingresadas en un banco de París en el mes de octubre y que al final de la Guerra Civil, en 1939, sirvieron para salvar el déficit que ahogaba al club y recuperarle, cuando ya solamente mantenía a poco más de 2 mil asociados.
EN EL CAMPO
El Barça se estrenó con un partido frente al América, el 20 de junio y que perdió por 2-0; una semana después, también en el DF, venció al Atlante por 1-2 y por 4-5 a un equipo llamado Espanya el 4 de julio.
El 11 de julio se impuso al Necaxa por 2-4 y por 1-2 volvió a hacerlo el día 18, una fecha de especial significación por ser la del primer aniversario desde que había comenzado la Guerra Civil en España, una contienda que se esperaba fuera corta y que para entonces ya era considerada un drama de gran magnitud en todo el país.
El Asturias goleó al Barça por 5-1 el 25 de julio y el primero de agosto repitió contra el América, al que esta vez ganó por 2-3 con una excelente actuación de Ventolrá (autor de dos goles) y que motivó que acabase fichando por el Atlante al finalizar la gira.
El 15 de agosto se enfrentó a la selección mexicana en el Parque Necaxa, con triunfo local por 5-2 y una semana después volvió a perder el Barça (3-1) ante el combinado azteca, antes de su despedida de tierras mexicanas con una goleada (2-7) sobre el Cidosa el 28 de agosto.
ESTADOS UNIDOS
Cuando el 18 de julio disputó su quinto partido la expedición se encontró con un problema inesperado: No encontraba billete de vuelta, por mar, claro, hasta un mes más tarde. Eso provocó que Manuel Mas Soriano organizase los siguientes cinco partidos en tierras aztecas... y proporcionase al Barça la opción de prolongar su estancia en América con otros amistosos en Nueva York.
El irlandés Patrick O'Donell, a la sazón entrenador y junto a Rosendo Calvet (delegado) máxima representación del club en México aceptó el ofrecimiento, recibido también con satisfacción por los futbolistas, y la expedición viajó hacia Estados Unidos, para jugar cuatro partidos en Nueva York.
Su debut en la ciudad de los rascacielos se produjo el seis de septiembre, venciendo por 2-4 al Brooklyn Hispano ante más de 6 mil aficionados en el Commercial Field de Brooklyn; al cabo de una semana ganó por 3-4 a un combinado llamado New York y el día 19 superó por 0-2 a un equipo de la American League Soccer, en un partido que reunió a 5 mil 500 hinchas y que mereció, incluso, una reseña con la correspondiente ficha técnica en las páginas del New York Times.
Un día después cerró la gira venciendo por 0-3 a una selección judía llamada Jewish All-Star en el Dyckman Oval Stadium, un recinto utilizado como sede de la liga negra de béisbol y tras la que regresó a Barcelona, vía Francia, con un beneficio neto de 12 mil 900 dólares americanos, que salvaron el futuro del club.
LA GUERRA
El viaje del Barça tuvo un componente deportivo y financiero, claro, íntimamente ligados por la situación del club... Pero también humano y casi dramático, que provocó que no todos los expedicionarios regresasen a España tras sus partidos en Nueva York.
Las batallas de Guadalajara y de Brunete comenzaron a dar a entender el avance de las tropas franquistas en España y provocó que varios de los futbolistas decidieran no volver. Martí Ventolrá, el jugador más importante del equipo, fue uno de ellos, siguiendo su carrera en el Atlante y casándose tiempo después con una sobrina de Lázaro Cárdenas, el entonces presidente de México.
Internacional con España en 12 ocasiones, Ventolrá participó en el Mundial de 1934... Y su hijo, José Raimundo Vantolrá Rangel, también jugó un Mundial, el de 1970 con la selección mexicana. Son la primera (y por el momento única) pareja de padre e hijo que ha disputado un Mundial de fútbol con distintas selecciones.
Tal como Ventolrá, García, Gual, Urquiaga, Tache, Pedrol, e Iborra decidieron establecerse en México al finalizar la gira, si bien todos ellos convinieron en no exigir ningún pago extra por su participación en los partidos que disputaron en aquel verano.
Balmanya, Zabalo y Escolà, tres personajes ilustres con el paso de los años en la historia del Barça, se establecieron al regresar en Francia y volvieron a España a la conclusión de la guerra, mientras que Munlloch, Argemí, Babot, Bardina, Rafa y Pagés decidieron arriesgarse y volver a Barcelona, junto al entrenador O'Conell, el delegado Rosendo Calvet, el cuidador Modesto Amorós y el masajista Ángel Mur.
87 años se cumplen de un viaje hoy olvidado en el tiempo pero que en aquel momento, en plena Guerra Civil española, ayudó a que el Barça se mantuviera a flote.
Tan distinto de este presente, en que las giras producen unos beneficios que se dan por descontados para aumentar el músculo financiero de los grandes clubs y no para ayudarles a sobrevivir como fue aquel caso.