Tras un inicio de temporada perfecto, el Barça se estrelló en Mónaco, donde se amargó de mala manera su estreno en la Champions League
MÓNACO -- El Monaco apagó la euforia del Barça. De golpe. La primera derrota azulgrana de la temporada llegó en el Stade Louis II, en la segunda visita europea del Barça después de 30 años, cuando un gol de Hristo Stroichkov le dio la victoria en abril de 1994. En septiembre de 2024 las cosas fueron distintas. Mucho. Demasiado. 2-1 y a esperar que la derrota sea solamente una excepción. Más, también, por su juego. O falta del mismo...
Envalentonado, optimista y con una pizca de euforia tras un inicio de Liga estupendo, al Barça le apagó los plomos el Monaco en un comienzo desolador, ofreciendo la peor imagen de la temporada y pagándolo con un primer cuarto de hora para borrar de la memoria. A los diez minutos la expulsión, entre lamentable y ridídula de Èric García, mezclando error y catástrofe con Ter Stegen y cinco después el golazo de Akliouche... que no oculta la estatua del meta alemán.
A partir de ahí querer sin poder. Rescatado por una genialidad de Lamine Yamal, en una de las pocas acciones positivas del joven crack, el Barça se impuso la necesidad de remar contra corriente para remontar un estreno de Champions que se aventuró tan feliz en la previa como decepcionante fue en la conclusión.
Al equipo de Flick le sorprendió el Monaco, planteándole un cara a cara, a mayor intensidad y presión, al que no supo responder. Le costó, y no poco, hacerse ver en el Stade Louis II, acabando por completar la peor obra de una temporada que hasta este debut continental pintaba excelente después de un mes de competición.
Errores de concepto, errores globales e individuales, como el de Cubarsí al dejar pasar inocentemente un balón que Ilenikhena clavó en la red de Ter Stegen, quien ni se atrevió a salir en busca del balón. Y aún el VAR le evitó el sonrojo definitivo, anulando un penalti de Íñigo Martínez que, desde luego, no fue.
Europa ofrece aún la posibilidad de redimirse. Al Barça no debería dolerle especialmente, en cuanto al resultado, lo sucedido en Mónaco, pero sí es, desde luego, un toque de atención en toda regla. Acostumbrado esta temporada a mandar, gustar, correr y pelear, se amargó al contemplar a un rival tan joven como él, tan entregado a la pelea y más acertado en la combinación, el ataque y el remate.
La Champions no ha hecho más que empezar... Pero no pudo empezar peor para un Barça al que se le borró la sonrisa de golpe.