Hansi Flick decidió retocar a fondo la alineación y el Barça se desmembró, reflejando que la ausencia de Lamine perjudicó al equipo.
El Barça volvió a encajar cuatro goles, casi cinco meses después de la última vez. Nadie se acuerda, pero aquel 4-2 en Girona del cuatro de mayo, que acabó por ser la puntilla que determinó el despido de Xavi, fue la sexta goleada que encajó un equipo destrozado en todos los órdenes... Y que, en Pamplona, contra Osasuna, pareció volver al primer plano.
Pero también quedó la sensación de que contrariamente a lo que tanto se expresó en semanas anteriores, en este Barça hay una unidad principal, indiscutible, y otra de secundarios, de suplentes que pueden acompañar a los intocables... Pero no ocupar el protagonismo.
Principalmente Lamine Yamal. Hansi Flick sorprendió apostando por un once totalmente revolucionario, dejando a su joven estrella fuera del equipo y, junto a él a Íñigo y Balde en defensa, Casadó en el medio y Raphinha arriba. Demasiados cambios para mantener el convencimiento de que la octava victoria al hilo caería por su peso.
Si se remontó en Vallecas podía hacerse también en Pamplona. Pero en Vallecas el Barça no lo hizo tarde como sí en El Sadar. Sin Lamine Yamal no hay fiesta... pero hubo más que ver, observar y analizar.
Defensa blanda
El líder echó en falta, como ya ocurriera ante el Getafe, la inteligencia de Dani Olmo en ataque... Pero también quedó señalado en defensa. Bryan Zaragoza enloqueció a Kounde en la banda y por el centro ni Cubarsí, blando en el 1-0, ni Sergi Domínguez, inocente y lento, respondieron a la exigencia como, se supone, esperó el entrenador.
Agobiado con el balón, pero más aún a la hora de correr hacia atrás, el Barça respondió con orgullo hasta el último suspiro, pero sin el fútbol necesario. Ni la polémica previa al 2-0 ni el error de Ferran ocultarían la necesidad de una mejora rápida de este equipo... alrededor del cual crecerá hasta explotar el caso de la portería.
Iñaki Peña, cuatro goles encajados (tres imparables) y dos excelentes paradas, estará en la diana hasta que se fuerce el fichaje de Szczesny más pronto que tarde. Pero, más allá de eso quedaron claras algunas claves: que este Barça sigue siendo muy (¿demasiado?) joven e inexperto, que la diferencia entre titulares y suplentes aún es notable y, ojo, que Lamine Yamal es tan indiscutible como innegociable en este equipo.