Ante el cada vez más cercano retiro de Messi que no tendrá consuelo alguno, la noticia es que otra vez el Barcelona tiene en sus filas al mejor jugador del mundo, el nuevo rey del futbol.
El heredero está en casa. Si bien el cada vez más cercano retiro de Leo Messi no tendrá consuelo alguno, el futbol no se quedará del todo huérfano.
Ya hay un nuevo rey, uno muy joven que asumió el trono de forma intempestiva y que apunta a no soltarlo en muchos años.
Si resulta tarea titánica unificar opiniones en torno a si un futbolista es o no el mejor del mundo, hacerlo con un chamaco que no ha cumplido la mayoría de edad tendría que ser misión imposible.
Sin embargo, hoy en día, jugadores, entrenadores, directivos, periodistas, analistas, afición y anexas de distintos países y colores, no son indiferentes ante el nuevo fenómeno del balompié.
El prodigio llamado Lamine Yamal ha deslumbrado al planeta con un talento que le brota en cantidades industriales. Resulta inverosímil que a su edad esté convertido en un jugador total, maduro, centrado y con ganas de devorarse al mundo a puños. Ya comenzó.
Ni la Inteligencia Artificial podía haber creado a un jugador tan completo: tiene disparo a gol, asiste de forma maravillosa, es incontenible en el mano a mano, posee regate, rapidez, desequilibrio, visión, serenidad, madurez y un largo etcétera.
Barcelona ha consumado un nuevo título, con mejores sensaciones que el último título de Xavi.
Desde luego que tiene puntos débiles que pulirá con el paso de los partidos: tomará mejores decisiones, evitará lujos innecesarios, aprenderá a patear penales o hasta tiros libres, y poco más. Es realmente sorprendente que cueste encontrarle algunas carencias.
Hasta hace un mes no figuraba en la carrera de candidatos al Balón de Oro, y hoy con toda certeza es el gran favorito para conquistar tan anhelado galardón.
El jueves selló una campaña extraordinaria de forma inmejorable: el gol que le marcó al Espanyol en el derbi catalán es una verdadera obra de arte, una más de las que ya tiene en su colección.
La anotación conjuga cambio de ritmo, visión y un golpeo de balón perfecto para colocarlo en la escuadra. El vuelo del guardameta simplemente adornó una estampa de colección.
La temporada pudo ser aún mejor para el Barça y su niño maravilla que se quedaron a un suspiro de disputar la final de la Champions League, un escenario que pudo encumbrar en mayor medida al equipo de Hansi Flick.
De momento no es poca cosa lo que han hecho ni lo demostrado por Lamine Yamal, quien con todo merecimiento ya porta la corona de nuevo rey del futbol.