BARCELONA -- El Barcelona se pregunta en voz baja qué pasa con Arda Turan mientras mantiene una calma tensa por su poca adaptación a los esquemas de Luis Enrique.
El turco muestra destellos pero se mantiene muy lejos de la trascendencia que se le suponía, y su impacto en el futbol del campeón es inexistente.
Llamado a completar un grupo excelente, su presencia en el Clásico, coincidente con el derrumbe del Barcelona, ha descubierto lo que algunos temían: una adaptación que roza la inexistencia.
Hasta el punto que se le ha comparado con Gica Hagi, un jugador excepcional fichado por Cruyff en 1994 pero cuya personalidad futbolística nunca casó con la filosofía de juego del Barcelona. Hay quien sospecha que el turco lleva el mismo camino.
"Arda puede jugar tanto de interior como de punta abierto en banda y hasta ahora lo ha hecho muy bien en las dos posiciones", valoró a principios de marzo el entrenador del Barça, quien ya comenzaba por aquel entonces a percibir cierto desconcierto alrededor del jugador, al que siempre ha valorado de manera exponencial. Mucho más que la opinión pública.
Hasta hoy Arda ha tomado parte en 18 partidos oficiales, anotando solo dos goles y asistiendo en otros dos, pero impreciso en su papel ni se le contempla como aspirante a ocupar una plaza en la delantera ni ha sido capaz de mejorar, ni tan solo igualar, el rendimiento de Rakitic o Iniesta en la media.
Jugador de corte ofensivo, con gran golpeo de balón y excelente técnica, el ex del Atlético peca de un carácter futbolístico un poco anárquico que tiene un difícil encaje en este Barcelona. Por si ello no fuera suficiente, alrededor del vestuario se le intuyen unas lagunas de concentración que no hacen más que penalizarle.
Y que le alejan de un papel trascendental que pudiera tener. Tal es así que después del Clásico hubo quien se preguntó si no habría sido más adecuado dar entrada a Sergi Roberto y no en lugar de Rakitic precisamente, sino por Neymar o Suárez por reforzar un centro del campo que sin el croata se desintegró ante la rapidez supersónica en las transiciones del Real Madrid.
DUDAS A Arda Turan le fichó en primera persona Luis Enrique. El entrenador asturiano descartó a Gundogan e inquirió, durante las elecciones, a Bartomeu a fichar al turco, que estaba en la órbita del Chelsea por deseo de Mourinho pero descartó cualquier destino que no fuese el Barcelona.
El club azulgrana pagó por él 34 millones de euros (a los que se pueden añadir otros siete en concepto de bonus) a pesar de no poder contar hasta enero por la sanción que pesaba sobre el Barcelona... Y a partir de ahí su encaje ha pasado del optimismo desmesurado a la duda.
Lo que ocurre con Arda se multiplica con Aleix Vidal, descartado en el Clásico y cuya presencia en el equipo es poco menos que testimonial.
El catalán, que llegó por 18 millones de euros desde el Sevilla, ni se ha destacado como rival para Dani Alves ni se ha mostrado en ataque como pudiera haberlo hecho en el club andaluz, apagándose su figura de manera alarmante.