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El Atlético de Madrid impone su ley ante el Málaga

Getty Images

MADRID -- Con dobletes de Carrasco y Gameiro, Atlético de Madrid venció por 4-2 al Málaga en el partido celebrado este sábado en el Vicente Calderón para volver a la zona de Champions en la tabla. Los boquerones, que siguen sin ganar como visitantes, descontaron por conducto de Sandro y Camacho.

Al Atlético se le ha hecho costumbre aferrarse al balón, sobre todo en su casa. Forzar a los rivales al repliegue, por valientes que sean. Y si encima continúan con la tradición impuesta por el Cholo de sacar provecho del talento de su plantel hasta la última gota (que este año, a diferencia de los anteriores, es inmensa), quien venga a meterse al Calderón está condenado a sufrir lo indecible. Pero como buen equipo de costumbres arraigadas, no consigue vivir si no es con angustia.

La mejor defensa de Europa volvió a quedar en inferioridad numérica tras la expulsión de Stefan Savic y por primera vez en la campaña recibió dos tantos en el mismo partido y acabó rezando para que el Málaga no lograra arrebatarle dos puntos y lo alejara aún ás de la cima de la tabla.

Atlético salió con la idea de no dejar respirar al Málaga; ya fuera con la velocidad por las bandas, la precisión en la creación de oportunidades y una aplastante presión a la salida, hicieron ver su suerte a los boquerones, en especial a Carlos Kameni. Al menos hasta que el partido se les salió de control y tuvieron que construir un muro frente a Oblak.

No habían transcurrido diez minutos cuando el Atlético ya se había adelantado. Yannick Carrasco dejó patente ese “crecimiento como jugador” que tanto presume el Cholo al adelantar a los rojiblancos con un zurdazo para aniquilar a Kameni después de encarar y dejar sembrado a uno de los centrales boquerones. Poco después tocó el turno a Kevin Gameiro, que se valió de un error en el despeje de Koné para poner el 2-0 en el marcador.

Atlético de Madrid no bajó el ritmo. Volvía a ser ese equipo arrasador que se había visto hasta el descalabro en Sevilla; el que domina de principio a fin y resuelve con relativa soltura las dificultades que se le puedan presentar. Y hasta que se sintieron seguros, fueron escasas. Un minuto de tensión a la media hora del partido cuando Nico Gaitán tuvo que abandonar la cancha por lesión dejando su lugar a Ángel Correa segundos antes de que Sandro marcara un golazo en un cobro para darle aire al Málaga con el 2-1 parcial.

Los hombres del Cholo apuraron para sobreponerse al sobresalto recuperando la ventaja y durante diez minutos hicieron ver su suerte a Kameni con intentos de Saúl, Griezmann, Correa y Carrasco. Pero fue de nuevo Kevin Gameinro el que tuvo la última palabra con un disparo raso a pase de Filipe para irse con una ventaja de 3-1 al descanso.

El problema vino cuando los del Cholo se sintieron seguros. Tras el paso por las regaderas se vio un Atlético más relajado. A eso se sumó la imprudencia de Savic, que dejó a los suyos al ver su segunda amarilla con más de media hora por jugarse tras una falta tan absurda como innecesaria sobre Castro. Yen ese momento se les complicó el partido. Málaga tomó aire y fue su turno de empujar a los locales hacia atrás y no necesitó más que un par de intentos para recortar distancias con un cabezazo de Camacho en un tiro de esquina.

Cholo tomó medidas para fortalecer a la defensa quitando a Gameiro para poner a Tiago. Sin Griezmann, que ya había abandonado la cancha pensando en el partido de Champions, el Atlético se quedó sin un centro delantero en la cancha.

Envalentonados, los boquerones siguieron presionando al Atlético que, presa por los nervios tras perder el control de un partido que se había desarrollado en relativa calma, tuvo que tomar prestada la hoja de ruta del Atlético de antaño: esperar atrás por la oportunidad al contragolpe y rezar por un golpe de suerte.

Ese que les llegó a tres minutos del final en forma de una genialidad de Yannick, de nuevo sembró a la defensa llevándose el balón a toda velocidad desde la media para encarar solo a Kameni y poner el 4-2 definitivo en el marcador con un disparo cruzado imposible de atajar. Volvió la paz al Calderón y el equilibrio a la cancha después de que Castro viera la roja por una entrada a Gabi. Sin tiempo y con diez hombres, el Málaga renunció a cualquier intento de revivir.