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Empieza el examen final en el Barcelona

BARCELONA -- Luis Enrique anunció que se marchará del Barcelona al acabar la temporada y la bomba que supuso la fecha y el momento en que dio a conocer su decisión se analizó ya por activa y por pasiva. El cómo enfocará el asturiano sus últimos meses en el club ya fue respondido en primera persona: máxima exigencia. Falta por ver la respuesta del vestuario.

Y trasladada la cuestión a la plantilla, en este momento, se entiende que existen jugadores que vivirán un examen en toda regla, obligados a dar un paso al frente para demostrarle a al club, ya no al entrenador, que tienen la capacidad que se les suponía para continuar y ser tenidos en cuenta en el ciclo que comience la próxima campaña.

El Barcelona se ha gastado 340 millones de euros en 15 futbolistas desde el verano de 2014. De todos ellos Vermaelen, Douglas y Bravo ya no están en el Camp Nou y apenas Luis Suárez, Rakitic y Ter Stegen han acabado por cumplir unas expectativas que del resto solamente se adivinan plenamente en Umtiti y se contemplan, en su papel secundario, con Cillessen.

El resto ha demostrado, hasta el momento, quedar lejos de lo esperado y ampliando a todo el camerino deja por delante un panorama de clara exigencia en esta recta final, ante la certeza de que a fin de curso la secretaría técnica volverá a acudir al mercado con la intención clara de fichar, como mínimo, un lateral, un centrocampista y un delantero que aumenten de manera evidente la exigencia en su plantilla.

Recortar diferencias entre titulares y suplentes se ha demostrado en estos años un déficit que no ha sabido solventar Luis Enrique, quien más allá de su política de rotaciones ha acabado por tener un núcleo duro muy compacto con el que jugarse los títulos a la hora de la verdad, provocando estas diferencias que el Barcelona quiere acabar a partir del próximo curso.

Es a partir de ahí que se entiende que este tramo final de la temporada va a ser decisivo en varios jugadores, que no tendrán el argumento de su contrato para permanecer en el club más allá del mes de junio si antes no dan la talla de forma soberbia.

Si se entiende la dificultad de conseguir traspasos por los altos salarios que disfruta cualquier jugador del Barça, cesiones como las de Vermaelen o Douglas no serían descartables cuando el nuevo entrenador llegue con sus propias ideas y teniendo la imagen de lo que hagan varios futbolistas cuyo futuro no está tan claro como podría pensarse.

A fin de cuentas, el anuncio de Luis Enrique empieza a contemplarse como la mejor de las noticias. Si ya decidió marcharse, nada mejor que comunicarlo con la suficiente antelación para poner en el plano a sus hombres. Es su momento.

Porque el éxito del Barça acabará siendo el de los jugadores. Y la nota final de su examen.