BARCELONA -- Ousmane Dembélé provoca alarma en el Barcelona. El delantero francés acabó el partido frente (El Barcelona remonta ante el Rayo y mantiene el paso triunfal) al Rayo Vallecano quejándose de sus isquiotibiales de la pierna izquierda y su presencia en el partido de Champions frente al Olympique de Lyon es, más que dudosa, improbable.
Imprevisible y capaz de liquidar un partido con su electricidad o de poner de los nervios a sus propios compañeros (no son desconocidas las broncas que acostumbra a dedicarle Suárez), la mala suerte se cebó este sábado con un Dembélé a quien Valverde, de entrada, decidió conceder descanso. Si Arthur no hubiera acusado tanto la inactividad quizá no estaría ahora todo el barcelonismo pendiente de la pierna del francés.
El entrenador, visto el atasco de una primera mitad en la que el Rayo Vallecano sobrevivió con solvencia en el césped, acudió a él para revolucionar el partido. Y lo hizo, con nota. Intervino en los dos goles que sentenciaron la victoria azulgrana, despertó la sonrisa y optimismo del público… Y camino al vestuario, acabado el partido, sembró la inquietud en el club.
Revulsivo, vertical y atrevido, a Dembélé le bastaron cuatro desbordes por la banda para ganarse el favor del aficionado por encima del apático Coutinho, (Coutinho se hunde mientras Rakitic sube sus bonos) quien ocupó su lugar en el once inicial y con quien compartió equipo hasta que el brasileño fue sustituido en el minuto 80.
Y si se marchó Cou dejando esa sensación de tristeza que pretendió, sin suerte, ocultar Valverde en la sala de prensa, la prestancia del joven exterior galo le hizo ganar a ojos de todo el mundo los galones necesarios para aventurarse su titularidad el miércoles, en un partido del cual tendrá mucho a decir su atrevimiento…
O, mejor dicho, tendría mucho que decir. Porque Dembélé notó en la recta final del choque de este sábado molestias en los isquiotibiales y se marchó directamente del Camp Nou a la Ciudad Deportiva del club, donde fue sometido a pruebas médicas para descubrir la gravedad de esas molestias que amenazan muy seriamente su presencia en el duelo de Champions ante el Olympique de Lyon.
Viendo el desempeño, tan triste como intrascendente, de Coutinho, la baja del exterior francés sería una fatal noticia para el Barça, obligando a Valverde, en caso de confirmarse la ausencia de Dembélé, a apostar por la entrada, improbable de un Malcom cuyo papel durante la temporada se ha limitado a 535 minutos repartidos en 15 actuaciones o a retocar el dibujo, con la presencia de cuatro mediocampistas o, quizá, la inclusión de Aleñá en punta, posición que sin ser la suya natural no le es nueva.
Todo depende de los isquiotibiales de Dembélé, que no ofrecen, de entrada, síntomas de optimismo al Barça.