En el Real Madrid, como en todos los grandes equipos de Europa, es normal sufrir una desbandada de estrellas durante las semanas en las que hay fecha FIFA. Un equipo como el merengue suele tener entre 14 y 17 jugadores que dejan su club para viajar con sus selecciones durante estos parones, por lo que la dinámica ya es conocida por todos y tanto los jugadores como el cuerpo técnico la asimilan dentro de su método de trabajo sin mayores problemas.
Sin embargo, tras esta última fecha FIFA, la situación de James Rodríguez y Gareth Bale en el club blanco puede ser bastante diferente. Ambos viajaron con sus selecciones, el colombiano a Estados Unidos para jugar dos amistosos y el galés a casa para ayudar a conseguir la clasificación de su país a la Euro 2020. El problema es que antes de estos partidos internacionales los jugadores habían estado parados por molestias físicas durante prácticamente un mes —molestias que desaparecieron en cuanto sus seleccionadores les reclamaron para defender los colores nacionales.
El caso de James es tal vez el más sangrante pues, tras viajar con Colombia contra la recomendación del club, el mediapunta ha vuelto sin jugar un minuto, lesionado de la rodilla y no podrá estar disponible para Zinedine Zidane durante las próximas cuatro semanas.
El cafetero se había logrado ganar el favor del técnico francés en un arranque de temporada espectacular, tanto que decidió no acudir a la llamada de Colombia durante la fecha FIFA de octubre para quedarse a las órdenes de Zizou y solidificar su puesto como titular en el equipo. Sin embargo, su primer partido tras ese parón fue la derrota merengue ante el Mallorca, en la cual James quedó como uno de los señalados por su nulo esfuerzo en la marca durante los 90 minutos de partido. Después tuvo unos minutos en Champions League frente al Galatasaray, el 22 de octubre, y desde entonces no ha vuelto a ni siquiera entrenar con el grupo.
Unas molestias musculares le apartaron de la dinámica del equipo, pero entre tanto el futbolista viajó a Colombia al nacimiento de su segundo bebé —con permiso del club— y se marchó del Santiago Bernabéu en el minuto 80 de partido ante el Betis, cuando el resultado era de 0-0. El cafetero no parecía estar demostrando un gran compromiso con su club de por sí, pero la gran sorpresa saltó cuando Carlos Queiroz le convocó para los partidos amistosos de Colombia contra Perú y Ecuador, y el jugador acudió a la llamada sin haber llegado a completar un sólo entrenamiento con el Real Madrid en casi un mes.
Cuando el día ante del primer partido de la tricolor James Rodríguez caía lesionado con una dolencia en la rodilla, ya se podía masticar el terrible enfado en la Casa Blanca. Al final de cuentas, James volvió a Madrid con un diagnóstico que habla de otras cuatro semanas de baja, por lo que los blancos pasaran más de dos meses sin contar con los servicios del colombiano y todo por su empeño de viajar con su selección sin estar bien físicamente.
Mientras tanto, la situación de Gareth Bale es diferente, pero quizás más bochornosa.
Si entre los dos parones por fechas FIFA James fue de la partida en al menos dos encuentros, el galés conectó ambos viajes con su selección sin jugar ni entrenar con el club que le paga el sueldo. El último partido de Bale con el Real Madrid se remonta al 5 de octubre, contra el Granada, cuando fue sustituido a la hora de juego. Desde entonces, el 11 madridista disputó los 90 minutos ante Eslovaquia y Croacia en octubre —encuentro este último en el que supuestamente se lesionó—, y fue también de la partida en los dos partidos de este último parón ante Azerbaiyán y Hungría.
A Gareth Bale se le vio muy comprometido con su selección estos duelos, que finiquitaron la clasificación de Gales a la Euro 2020, y no se vio rastro alguno de la lesión que le tuvo en el dique seco durante un mes en Madrid.
Ante Azerbaiyan Bale fue titular y disputó cerca de una hora de juego. Su seleccionador Ryan Giggs confesó que quería darle minutos para que estuviera en perfectas condiciones de cara al choque decisivo del martes ante Hungría. No se le vió muy fino al madridista, algo normal tras un mes sin competir, pero sí se le vio comprometido, alentando en todo momento a sus compañeros y celebrando con gran efusividad los goles de su equipo nacional.
El partido contra Hungría sería totalmente diferente. Con el brazalete de capitán en su brazo izquierdo, Bale rompió el partido al minuto 14 cuando recibió un pase filtrado en banda derecha, recortó a su marcador hacia adentro y puso un centro medido para que Aaron Ramsey marcara de cabeza el primero del partido y encarrilara la clasificación de Gales. Bale fue un puñal toda la noche por su banda. Estaba eufórico y con ganas de dar el paso final para meter a Gales en la Euro 2020, hecho que se consiguió cuando Ramsey firmó el 0-2 definitivo.
La celebración de la selección fue por todo lo alto y Bale no se cortó un pelo a la hora posar con una bandera de su país en la que se podía leer: “Wales. Golf. Madrid. In that order” (Gales. Golf. Madrid. En ese orden), en clara alusión a las palabras de Pedja Mijatovic en un programa de radio en España la semana pasada en el cual hablaba de las prioridades de la estrella madridista y de su falta de compromiso con el club que le paga el salario.
Eso sí, mientras que en el Real Madrid están molestos por la nueva lesión que ha sufrido James Rodríguez durante esta fecha FIFA, con Bale, a pesar de creer que la celebración con la bandera fue una (una más) clara falta de respeto, al menos se congratulan porque el galés vuelve aparentemente sin problemas físicos, y podría hasta ser de la partida como titular este fin de semana si Zidane así lo desea.
Para el entrenador francés ni James ni Bale contaban a principio de temporada entre los jugadores que él quería en la plantilla. El técnico se cansó de mandar indirectas —y en varios casos no tan indirectas— sobre la conveniencia de que estos dos jugadores salieran del club para poder afrontar los fichajes de otros jugadores que pudieran aportar más en la presente temporada. En el tiempo que Zidane ha ocupado el banquillo blanco, Gareth Bale ha jugado 91 partidos, anotando 41 goles y repartiendo 14 asistencias, mientras que James se ha vestido de corto en 58 partidos, en los que ha celebrado 14 goles y dado 13 asistencias.
Mientras el colombiano nunca fue santo de su devoción, pues Zidane siempre apostó por Isco Alarcón por delante de él, de Gareth Bale sí que llegó a decir que siempre que estuviera bien físicamente sería de la partida (el galés formaba parte de la delantera conocida como la BBC, junto a Benzema y Cristiano). Aunque con el tiempo el 11 madridista fue perdiendo su sitio como titular ante la pujanza del propio Isco —titular en las finales de la Champions League de 2017 y 2018 por delante de Bale—, el técnico francés nunca ha renegado de la calidad y, sobre todo, del olfato goleador del ex del Tottenham.
Ahora, con la vuelta de ambos a Madrid tras sus viajes internacionales, será interesante ver cómo maneja la situación Zidane con los futbolistas, que de una manera u otra, han dejado bien claro en el último mes que ayudar a su club no es quizás la mayor preocupación que tienen.
Con James no podrá contar por culpa de su lesión, aunque del colombiano se sabe que siempre que ha podido ha arrimado el hombro. Del galés se duda más, sobre todo porque en el club se sospecha que no estaba verdaderamente lesionado en el último mes y que se estaba guardando para jugar con su selección. Encima se añade ahora el esperpento de la mofa de la celebración con la bandera, por lo que la patata caliente le cae a Zidane, que tendrá que decidir si aprovechar este último episodio para dejar de contar definitivamente con el Gareth Bale, o si le concede la enésima oportunidad de aportar su granito de arena al Real Madrid.