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Ansu Fati explota con una gran exhibición en la goleada ante Villarreal

BARCELONA -- Ansu Fati. Ya no hay vuelta atrás... El primer día post Suárez en el Barcelona sirvió para confirmar que el joven canterano que tan alto apuntó la pasada temporada está llamado a liderar el cambio de época en el club azulgrana. Le bastaron veinte minutos para encumbrarse con dos goles ante Villarreal, menos fáciles de convertir de lo que parecería a simple vista, y 35 para, provocando un penalti, convertirse en la estrella de la noche. Quien sabe si del nuevo Barça.

La presentación oficial de Ronald Koeman en el banquillo del Camp Nou descubrió a un equipo que en poco o nada se pareció al que hace un mes y medio fuera arrollado por el Bayern Múnich... Y eso que aquel once en Lisboa y el de esta noche en Barcelona se asemejó en muchos nombres.

¿Que ocurrió? Ocurrió que más allá del nuevo sistema impuesto por el entrenador holandés se vio a un equipo ansioso, veloz en las transiciones, atrevido en el ataque, brillante en la combinación y magnífico en los metros finales bajo el embrujo de su joven nueva estrella.

Partiendo por la banda izquierda, Ansu fue un auténtico puñal, en rapidez, en facilidad de combinación y en remate, como lo demostró que sus dos primeros disparos entre palos acabaron en la red de un sorprendido Asenjo. Pero, más aún, no se rebajó en sus intenciones el canterano, atreviéndose en el uno contra uno con un descaro fuera de lo común que le premió con un penalti que, poco después de la media hora, ya sentenció, por medio de Messi, la primera victoria oficial del Barça de Koeman.

La de Ansu es la aparición más fulgurante que disfruta el Barça desde que apareciera en el escenario Bojan Krkic en 2007. Un jovenzuelo llamado a romper el tedio, o hundimiento, en que se encontraba el equipo. Su capacidad goleadora, sin embargo, le multiplica y catapulta como una estrella a la que es difícil, mucho, adivinar techo a estas alturas.

Ansu necesitó apenas un suspiro para empezar a demostrar que, acabada la era Suárez, el Barcelona puede soñar con un futuro esplendoroso con él convertido en pieza fundamental.