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La Liga pudo quedarse con Messi, pero preocupa la fuga de talentos hacia la Premier League

Rodrigo Moreno estaba tan seguro de que dejaría el Valencia con rumbo al Atlético Madrid, que vació su vestidor en el complejo de entrenamientos del Valencia en Paterna para despedirse de sus compañeros, poco antes que la negociación se volviera a caer. Debido al fracaso de las conversaciones para el tentativo pase de Angel Correa a Italia, el Atleti no pudo conseguir los fondos económicos que lo hicieran posible. "Los que hicieron ofertas, dejaron de ofrecer", indicó el presidente del Valencia Anil Murthy.

Eso sucedió hace un año. Seis meses después, Rodrigo se sentía tan optimista de que partiría con rumbo al Barcelona. Solo que, en ese momento, también surgió un problema, en la forma del obstáculo más simple.

"No analizaremos ofertas que no estén respaldadas por dinero", expresó Murthy, sin reservas. "Si puedes ofrecer dinero en efectivo de verdad, pues excelente", agregó el presidente del Valencia. "Si no puedes garantizar una especie de pagos exacta, pues no podemos proceder. Siendo un club responsable, antes de comprar, debes vender. La última vez, ocurrió con el Atlético; ahora, es el Barcelona".

Posteriormente, fue el Leeds United. Seis meses después, Rodrigo finalmente pudo dejar el Valencia, a cambio de €40 millones. Se sentía entusiasta (siempre lo está) y la emoción por su traspaso a la Premier League era sincera; no obstante, pasaba de quedar a poco de incorporarse a dos de los clubes más grandes de Europa a jugar con un equipo que, con todo respeto, no lo es. Dejaba un club que había pasado la temporada anterior jugando Champions, para fichar por uno que la había jugado en el Championship, Segunda División del fútbol inglés. Mientras que Barça y Atleti no pudieron conseguir los fondos necesarios, sí pudo hacerlo un equipo recién ascendido a la Premier League.

No sólo fue él, y tampoco los equipos involucrados en sus intentos de negociación.

En el día final del mercado de pases, el FC Barcelona seguía dando brazadas de ahogado, intentando desesperadamente conseguir recursos financieros para contratar a Memphis Depay. Y estamos hablando de Memphis Depay; no de Lautaro Martínez, o Neymar, o cualquier otro de los 59 jugadores (sí, es cierto) a quienes habían sido vinculados en los rumores que corrieron en plena ventana. A final de cuentas, los culés se rindieron, imposibilitados de pagar el pase, a pesar de que el Lyon estaba desesperado por vender; lamentándose por no haber concretado un negocio que terminó escurriéndose entre sus dedos. Eric García tampoco pudo llegar, proveniente del Manchester City. Tal como lo admitió el técnico Ronald Koeman: "La situación financiera es sumamente difícil".

A seiscientos kilómetros de distancia, en ese mismo día, un automóvil se estacionó a las afueras de las oficinas de La Liga de España. Los ocupantes del vehículo ingresaron al edificio para depositar el dinero que hizo efectiva la cláusula de rescisión del contrato de Thomas Partey con el Atlético de Madrid, por €50 millones. En el último día del mercado de pases, los colchoneros perdían a su volante central, que se convertía en ficha del Arsenal. De una forma, por lo menos, había dado un paso atrás; sin embargo, tenía derecho a sentir que daba un paso adelante.

Thomas no jugará fútbol de Champions League este año; mientras que sus excompañeros sí lo harán. Y, ¿qué decir del Real Madrid? Este verano, los merengues no invirtieron en transferencias por primera vez en 40 años.

No había nada que el Atlético pudiera hacer para evitar la partida de Thomas, y ésta es una pesadilla recurrente; tan recurrente, de hecho, que la conclusión lógica es que, por más cara de víctima que quiera poner el Atleti, y por más que quieran pintar a Thomas como el villano que los abandonó, ésto no es una pesadilla en absoluto. En los últimos 18 meses, Thomas (€50 millones), Rodri (€70 millones), Antoine Griezmann (€120 millones) y Lucas Hernandez (€80 millones) han invocado sus cláusulas de rescisión para dejar sus respectivos equipos, tal como lo hicieron Arda Turan, Diego Costa, Radamel Falcao García y Sergio Agüero antes que ellos. A cambio de sus pases, lograron recaudar €320 millones.

Por su parte, el Barcelona sólo pudo cobrar €1.5 millones a cambio de las transferencias de Luis Suarez, Ivan Rakitic, Rafinha y Arturo Vidal. De hecho, la partida de Suárez les costó €8 millones. El Madrid ganó cero euros con motivo de las bajas de James Rodríguez y Gareth Bale. Sin embargo, pudieron recaudar €40 millones con la transacción de Achraf Hakimi (quien fichó por el Inter Milan), €30 millones con Sergio Reguilón (Tottenham) y €13.45 millones por el pase de Oscar Rodriguez (Sevilla).

Algo similar ocurría por toda España. Es cierto que los equipos ibéricos han cosechado distintos éxitos en el mercado de pases (Vilarreal, Sevilla, Granada, Osasuna, junto con la llegada de David Silva a la Real Sociedad), pero ésta ha sido una ventana complicada. Y preocupante. El Valencia perdió casi la mitad de su típico XI titular: Ezequiel Garay no recibió ofertas para renovar, Dani Parejo y Francis Coquelin pasaron al Villarreal, Rodrigo fichó por el Leeds y Ferrán Torres firmó con el Manchester City a cambio de €23 millones. No ficharon un solo jugador para reemplazarlos, lo que motivó al técnico Javi Gracia a ofrecer su renuncia.

Los clubes españoles invirtieron €409 millones en transferencias, generando €405 millones en ventas. Comparen dichas cifras con el verano anterior: €1.3 mil millones en compras, €992 millones en ventas. Tal como lo dijo Koeman: la situación económica es difícil, y no solo para el Barcelona. En parte, es un tema temporal, provocado por una crisis del coronavirus que ya ha obligado a implementar medidas de emergencia en todos los clubes de primera división.

El Barcelona ha afirmado que su proyección de ingresos ha descendido esta temporada en aproximadamente €200 millones, sumando pérdidas por €97 millones; a pesar de sus medidas de reducción de costos, especialmente las reducciones de salarios a sus jugadores, lo que les ha hecho ahorrar €97 millones. El Madrid tenía claro que éste era un verano para reducir y consolidar, en vez de invertir: tras haber obligado a reducir los sueldos de su plantilla, no habría sido correcto fichar. De todos modos, no había dinero para fichajes. Los fondos limitados del Atlético fueron invertidos en la operación Luis Suarez... por la cual no pagaron pase por adelantado. Y fue así como, justo al final del mercado de pases, llegó Lucas Torreira, quien también fue cedido en un préstamo "gratuito".

El énfasis se ubica en el ingreso de dinero, en vez del ingreso de jugadores. Se trata de fortificarse con miras al futuro. El Madrid ha generado casi €100 millones en ventas y ahorros salariales. El Barcelona ha ahorrado cerca de €80 millones en egresos salariales, aproximadamente un 12%, lo que era su necesidad más imperiosa. Los ingresos generados por la venta de Thomas son bienvenidos en el Atlético y, considerando que éste partió en plena fecha de cierre del mercado, se les permitirá fichar. Mientras tanto, las acciones efectuadas este verano por el Madrid se explican, al menos en parte, como un proceso de consolidación con el fin de prepararse para extender una tentativa oferta por Kylian Mbappé.

Esta situación es particular y totalmente imprevista. Las cifras se incrementarán en el futuro. En algunos aspectos, debemos aplaudir la austeridad de los clubes: han evitado los onerosos gastos del pasado, ayudados por reglas en las ligas que, finalmente, toman los controles económicos en serio.

A pesar de todo, los aficionados aún no han vuelto a los estadios; por ende, el próximo año fiscal podría ser igualmente perjudicial. No se garantiza la llegada de Mbappé a España; y de hacerlo, ciertamente no será una operación módica. Lautaro Martinez no sólo ha sido olvidado en el Barcelona por los momentos; probablemente quedó descartado para siempre. Y los controles financieros de la liga, que evitan que los clubes gasten un dinero que no tienen, implica que, de los €50 millones generados por la transacción de Thomas en la fecha límite, sólo podrán invertir aproximadamente menos de €12 millones en fichar un sustituto, si fichan alguno. Esto nos ayuda a resaltar lo serio de la situación.

Y tampoco es un tema que se limita a la presente temporada. El temor radica en que esto se profundice y termine siendo más duradero de lo previsto. Quizás la pandemia ayude a revelar problemas que han sido endémicos. La mayor parte de los retos económicos enfrentados por los clubes españoles a causa del coronavirus se reiteran en otros lugares, en ligas de todo el mundo, pero el impacto no ha sido el mismo. Al menos, no ha sido el mismo para su gran competidora: No lo admitirán públicamente, pero en los círculos de La Liga española, sienten preocupación ante la idea de que la Premier League crezca hasta eclipsar a todas las demás.

Mientras que los clubes españoles han invertido 65% menos en comparación con el año pasado, los equipos de la Primera División de Inglaterra disminuyeron sus gastos en 22%, con cifras proporcionalmente mayores a las anteriores. E incluso, esa cifra de España necesita ser vista dentro de un contexto.

El Sevilla, el club español más activo, invirtió €69 millones en el recién concluido mercado de pases; mientras que el Granada suma gastos por €20 millones. Por su parte, el Barcelona fue el equipo que más dinero invirtió, quedando a poco de sumar €125 millones. Y eso incluye los €60 millones invertidos en Pjanic, justo antes del final del año financiero (en una transacción que involucraba a Arthur, quien cambió de manos por €72 millones, en una operación motivada por ingeniería financiera y que no tuvo nada que ver con el fútbol); aparte de Trincao (€30 millones), Matheus (€7 millones) y Pedri (€5 millones), todos con pactos acordados por adelantado. La única operación de fichaje verdaderamente concretada en esta ventana de pases fue la de Sergiño Dest: el joven jugador llegó al Camp Nou luego que el Barça traspasara a Semedo a los Wolves por €30 millones: otro futbolista de La Liga española que hizo maletas con rumbo a la Premier League.

Los equipos ingleses prácticamente han cuadruplicado la inversión hecha por clubes de La Liga española este verano. Con €250 millones, el Chelsea por si sólo invirtió más de la mitad del dinero destinado a fichajes por todos los clubes españoles juntos. En colectivo, los clubes ingleses han fichado por más de mil millones de euros. Ésta no siempre es una política sensata, y semejante dispendio puede causar problemas en el futuro. Sin embargo, si se siente intranquilidad en Inglaterra, o alguna preocupación por las posibles consecuencias, la sensación que desprendió el cierre del mercado en España fue también inquietante.

Existe una molesta percepción de que se está despojando a La Liga española de su producto. Los clubes ingleses han fichado a Thiago Alcantara, Timo Werner, Kai Havertz, Edinson Cavani y Donny van de Beek, a pesar de haber sido objeto de rumores de traspasos a España. Gareth Bale y James Rodriguez fueron tomados desde España. Sergio Reguilón y Semedo son zagueros que ficharon por cifras de pases que normamente se asocian con delanteros. Y no son solamente los clubes más grandes de Inglaterra: Rodrigo partió del Valencia, no con rumbo al Atlético o Barcelona; por el contrario, fichó por el Leeds United. Mismo caso de Diego Llorente, que dejó la Real Sociedad para acampar en el Leeds. Ésta situación redundó en una divertida Fecha FIFA: El Leeds contó con la misma cantidad jugadores en el XI titular del reciente amistoso de la selección española contra Portugal que Madrid y Barcelona juntos. De los 11 jugadores en la cancha esa noche, solo cuatro juegan en La Liga de España.

Esto es motivo de preocupación, aunque no todas son malas noticias, y no sólo porque la emigración puede ser positiva para un combinado nacional.

Aún no hemos visto al primer jugador de un equipo inglés ganar el Balón de Oro en casi una década, mientras que algunos de los mejores futbolistas del mundo siguen presentes en España. Luka Modric, Toni Kroos, Frenkie de Jong, Antoine Griezmann, Saúl y muchos más; junto a una generación emergente, con figuras que van desde Vinicius Junior a la nueva sensación del Barça, el canterano Ansu Fati. Parejo dejó el Valencia, aunque sólo se mudó a 50 minutos de distancia en carretera, llegando al Villarreal. Ivan Rakitic y Suárez dejaron el Barcelona, pero se quedaron en España. Al igual que Lionel Messi, a pesar de su voluntad. Pero se mantiene allí.

"A cualquier liga le encantaría contar con él", dijo Javier Tebas, presidente de La Liga. Por los momentos, sólo una puede ufanarse de ello.