MADRID -- El Clásico enfrenta a dos ciudades, dos formas de entender el futbol y a dos maneras distintas de afrontar la gestión de talentos.
Y es que Real Madrid y Barcelona presumen de ‘La Fábrica’ y de ‘La Masía’ por los distintos frutos que han dado a lo largo de la historia. Sin embargo, su uso difiere, al igual que el espíritu de ambos clubes, en varios aspectos.
Actualmente el Barça tiene ventaja en el Clásico en cuanto a la cantera se refiere. Lionel Messi, Gerard Piqué, Jordi Alba, Sergi Roberto o Sergio Busquets son los estandartes de una cantera que marcó la historia reciente del futbol contemporáneo de la mano de Pep Guardiola...
Todos formaron parte en categorías inferiores de un ADN que se les inoculó al principio de su aprendizaje para que, desde vías distintas, acabar en el primer equipo culé.
Ejemplos como los de Busquets o Sergi Roberto muestran jugadores que llegaron directamente desde el filial, mientras que Piqué y Alba, que empezaron en el club, tuvieron aventuras fuera de la entidad para volver posteriormente.
Todos ellos son jugadores con experiencia que sirven de complemento perfecto para los nuevos talentos que han surgido en los últimos años.
Riqui Puig, Pedri, Carles Aleñá y, sobre todo, Ansu Fati, han sido los últimos en unirse al primer equipo. Todos tienen en común con los veteranos el hecho de haber nacido futbolísticamente en una Masía que sigue dando sus frutos a pesar de la crisis de los últimos meses.
En el Barça, de cara al Clásico, hasta seis de estos jugadores pueden ser titulares en el once inicial. La cifra es inferior a la de otros años gracias a la ausencia de nuevos talentos en la era del presidente Josep María Bartomeu, pero sigue siendo un número importante.
Y es que en el Real Madrid el trabajo de cantera es distinto. Los jugadores salidos de ‘La Fábrica’ poseen la misma calidad, pero orientada hacia un futbolista más físico que prefiere la verticalidad al toque catalán.
El canterano madridista tiene un gen ganador que ha zurcido la gestión del equipo de Florentino Pérez en la última década y que condiciona la subida al primer equipo de muchos jóvenes que, al contrario de lo que ocurre en el Barça, tienen que buscarse la vida en otros equipos puente para volver al conjunto equipo blanco.
Así le ocurrió, por ejemplo, a Dani Carvajal. El canterano se curtió en una aventura en el Bayer Leverkusen donde, en apenas ocho meses, convenció al Real Madrid para que pagara la opción de recompra de cinco millones de euros para hacerse con el lateral madridista.
Ese mismo modelo, orientado más hacia cesiones directas, es el que ha seguido el Real Madrid con otros canteranos. Lucas Vazquez estuvo a préstamo en el Espanyol, Fede Valverde en el Deportivo de La Coruña, y Odegaard en el Heerenveen, Vitesse y la Real Sociedad.
El único canterano “one club man” que tiene el Real Madrid con dorsal del primer equipo es Nacho Fernández. El de Alcalá, sin embargo, no tiene la etiqueta de titular.
Por eso el modelo blanco es distinto. De todos los canteranos formados, como mínimo, desde juveniles, sólo Carvajal, Valverde y Odegaard puede tener opciones de ser titulares. Y en el caso del uruguayo y del noruego, nunca indiscutibles.
Lucas Vázquez, incluso, ha perdido hasta el papel de jugador número 12 de Zidane, mientras que Mariano Díaz es el tercer delantero y está condenado al ostracismo casi desde que volviera hace dos años del Olympique de Lyon.
El modelo del Real Madrid, sin embargo, está más basado en el escaparate para las ventas. Ya pasó en su día con Soldado o Negredo, y ha vuelto a ocurrir esta temporada con Hakimi: jugadores que pueden ser válidos para el primer equipo que, aún así, están sometidos a grandes traspasos para que el club haga caja de cara a otros fichajes de más relumbrón. Es diferente, pero también debatible.
Dos modelos, dos clubes, dos canteras. El Clásico de esta semana, al menos en cuanto a protagonismo de cantera, lo gana el FC Barcelona. Tiene más presencia en el primer equipo y un modelo con la intención de que sus frutos triunfen en casa.
El Real Madrid prefiere quedarse sólo con jugadores de rendimiento inmediato o que puedan completar una plantilla en la que se apuesta más por talentos extranjeros que llegan a edades cada vez más tempranas como Rodrygo o Vinicius.