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El Barça renace y jugará su décima final de Copa en 12 años

El Barcelona jugará su décima final de Copa en 12 años, desde 2009, después de haber resuelto una remontada dramática con un partido soberbio frente al Sevilla. La primera gran noche del Camp Nou vacío de público. La noche definitiva para agarrarse al barco de Ronald Koeman, el verdadero líder de un renacer azulgrana que va tomando forma.

Ahí estaban, en el palco, los tres candidatos que se jugarán el domingo las elecciones. Víctor Font, Toni Freixa y Joan Laporta. Invitados por el presidente interino, Carles Tusquets, y siendo parte de las 32 personas que se contaron en la zona noble del estadio. Arriba, en la zona de prensa, una imagen desconocida desde hace cerca de un año. Un ejército de periodistas que, por fin, podían, podíamos, entrar en el recinto para ver un partido de futbol. El resto, la nada. El vacío. Un vacío con sabor a éxtasis. La primera remontada grande del Barça en el Camp Nou sin el apoyo de sus hinchas.

El Barça de 2021 empieza a tener el sabor del Barça de 2004. El equipo que estaba en el infierno durante la primera temporada de Rijkaard y que, de pronto, renació. Puede que, como en aquella temporada, ésta acabe sin títulos, pero, desde luego, comienza a verse el Barça que tanto reclamó Ronald Koeman.

El entrenador holandés saludó la presencia de los candidatos en el estadio con un discurso futbolístico soberbio y con una remontada épica. Pero, por encima del resultado, incluso, se puso en relieve que este Barça tiene derecho a soñar con el futuro pensando ya en el presente. Ganará más o menos. O nada, pero el espíritu está en el primer plano.

Lo que de verdad importa entre el aficionado del Barça es contemplar esta imagen de rebeldía, este orgullo desatado y esas ganas de no bajar nunca los brazos. Lo que mostró en Granada y repitió contra el Sevilla. La pelea sin reservas y la tranquilidad, al final, de haber entregado todo.

El Barça renace en el momento definitivo de la temporada. Con tiempo aún de agarrarse al sueño liguero y de meterse en la final de Copa. Soñar con una remontada de Champions en París es pensar en una quimera, pero habrá que ir y enfrentar al PSG con todo por ganar y poco a perder.

De momento, el Barça perdió el miedo y ganó el respeto. Un renacer mayúsculo.