BARCELONA -- Sergi Barjuan se despedirá este sábado como entrenador interino del Barcelona en Vigo con sensación de "felicidad" pero sin ocultar que "cuando tienes un caramelo como éste te disgusta dejar de saborearlo".
Así se siente en las horas previas al partido ante el Celta un tipo que regresó al club de la mano de Joan Laporta sin tener clara su faceta, fue nombrado sin esperarlo entrenador del filial y, de manera aún más inesperada, se vio puesto al frente del primer equipo tras el despido de Ronald Koeman.
"Yo ya sabía mi función en el club y estoy muy contento de que mi mano se haya podido notar", reveló este viernes, solventando que siempre tuvo claro que su permanencia era provisional.
"Sabía que tenía caducidad, pero estoy contento. Me queda el último partido y a partir de ahí volveré al Barça B como era previsto" .
Volverá después de dirigir tres partidos, con la satisfacción de haber salvado un macht point en la Champions League gracias a la apurada victoria en Kiev y confiando en cerrar su etapa ganando al Celta para no descolgarse más de la cabeza de la clasificación, a la espera de que Xavi Hernández tome su relevo y enfrentado a un partido de alta exigencia.
URGENCIAS
Exigencia porque el Barça vive instalado en la urgencia de los resultados en mayor medida que a la propia personalidad que se quiera dotar al juego del equipo. Con Sergi se ha adelantado la defensa, se ha reinstalado el juego por los extremos y se ha insistido en la posición y la combinación. No se ha visto, ni de lejos, la esperada imagen idílica del mejor Barcelona pero se han recuperado tics que en el futuro inmediato deben formar parte del día a día.
Ocurre que el equipo azulgrana ha perdido capacidad anotadora de manera tan alarmante (38 goles y 12 asistencias de Messi, 20 y 13 de Griezmann la última temporada) que sin asegurar la parcela defensiva es su falta de acierto ante la portería contraria lo que le afecta de manera principal y si a ello se añade la cantidad de lesiones que sufre en la plantilla no es difícil entender su situación en la clasificación liguera.
En Vigo deberá jugar el Barça sin Dembélé, Dest, Piqué, Sergi Roberto, Braithwaite, Agüero y Pedri, además del portero suplente Neto que se quedó en Barcelona con fiebre. Todo ello provocará que Sergi tenga que confeccionar un once de circunstancias, otra vez apoyado en los jóvenes, confiando en la buena racha de Ansu
Fati y entregado al final de un reto solventado de la mejor manera en espera de tiempos mejores.
A partir del martes el Barça ya será el Barça de Xavi. Empezará una nueva época... Con la esperanza de que Sergi le haya dejado, al menos en el marcador, un hilo de esperanza.