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"Más que un club", el lema del Barcelona que nació hace 54 años y marcó su rumbo político

BARCELONA -- Hace 54 años, durante la toma de posesión de Narciso de Carreras como presidente del Barcelona, se acuñó la frase que luego se convirtió en el lema del club azulgrana: “Más que un club”.

“El Barcelona es más que un club de futbol, el Barcelona es más que un lugar de esparcimiento donde el domingo vamos a ver jugar al equipo; más que todas las cosas, es un espíritu que llevamos muy arraigado dentro".

Narciso de Carreras estampó esta afirmación el 17 de enero de 1968, hace 54 años, durante el discurso de su toma de posesión como presidente del Barcelona, en un momento especialmente difícil, tanto a nivel deportivo como económico en un club que acabó por convertir ese lema, 'Más que un club', en su mayor seña de identidad.

Poco debía imaginar en aquel momento el proclamado presidente del Barça que aquella frase adquiriría las connotaciones sociales y políticas que alcanzó con el paso de los años, visto el club como un foco de resistencia catalanista en los últimos años de la dictadura franquista y contemplado el Camp Nou como el escenario en el que podían lanzarse proclamas en favor de la democracia que amaneció a mediados de la década de los 70 del pasado siglo.

Fue en el estadio azulgrana, el 28 de diciembre de 1975 (apenas un mes después de la muerte de Franco) y con ocasión de un Clásico ante el Real Madrid, donde se pudieron ver ondear banderas catalanas como signo de identidad. Y no fueron unas cuantas... Según las crónicas hubo más de 25 mil senyeres que fueron repartidas por una organización en la que uno de sus líderes se llamaba Jaume Rosell, padre del después presidente del club y en aquel momento gerente de la entidad.

Al Barcelona le consideraron el Ejercito desarmado de Catalunya, y la directiva que ya entonces comandaba Agustí Montal le sacó el máximo rédito social y popular para convertir al club en el mayor exponente catalán en España, cuando el futbol estaba aún muy lejos de convertirse en un fenómeno global.

Con el paso de los años ese catalanismo, que de hecho procedía desde mucho tiempo antes, provocó, y provoca, que el Barça sea visto con reticencias, cuando no hostilidad, en el resto del Estado y que su dirigencia deba mantener unos equilibros que provocan no pocos conflictos.

ARMA INDEPENDENTISTA
El auge del independentismo catalán durante la última década no ha dejado al club al margen. Si el 1 de octubre de 2017, jornada en que se organizó un referéndum por la independencia que degeneró en graves altercados en la ciudad, el Barça solventó jugar su partido frente a la Unión Deportiva Las Palmas a puerta cerrada a pesar de las fuertes presiones para que suspendiera el partido como modo de protesta por las agresiones de la policía a los ciudadanos, este mismo martes salió a la luz un nuevo capítulo.

De acuerdo con una información del diario El Mundo, personalidades destacadas del movimiento independentista y cercanas al entonces presidente catalán Carles Puigdemont pidieron semanas antes del 1 de octubre al Barcelona 2.6 millones de euros a través de la firma de contratos fantasma con empleados que jamás trabajarían y con empresas, entre las que figuraban algunas israelíes, especializadas en seguridad y desarrollo de software que serían destinados a pagar la fianza de diversos encausados, entre ellos el ex presidente Artur Mas.

La exigencia no fue atendida por el entonces presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, quien rechazó colaborar con el movimiento independentista, hecho que ahora regresa al plano, confirmando, una vez más, el protagonismo del Barça en el tejido social y político catalán.