Fútbol Americano
Jordi Blanco, Corresponsal en Barcelona 2y

Traoré, la tercera apuesta del Barcelona para acertar por fin en el mercado de invierno

BARCELONA -- Adama Traoré llegó este viernes a Barcelona para convertirse en el tercer y quien sabe si último refuerzo del Barça en este mercado de invierno después de Dani Alves y Ferran Torres.

El extremo catalán, de 26 años, jugará cedido hasta final de temporada por el Wolverhampton Wanderers y será su rendimiento en estos próximos cuatro meses el que provocará que el club azulgrana ejerza la opción de comprarlo definitivamente o descarte su permanencia más allá del 30 de junio.

Será una apuesta más del Barça en un mercado de invierno que históricamente no ha sido precisamente positivo para sus intereses. Y es que más allá del caso breve y exitoso de Edgar Davis en enero de 2004 o el más antiguo de Bernd Schuster en noviembre de 1980, la mayoría de apuestas a mitad de temporada resultaron un sonoro fracaso.

Entre Roberto Dinamita, aterrizado en enero de 1980 y devuelto a Brasil dos meses y nueve partidos después, y Philippe Coutinho, el fichaje más caro de la historia del club y que se marchó cedido hace pocas semanas al Aston Villa, la historia muestra no pocos jugadores que llegaron al Camp Nou ya fuera como solución de urgencia o apuesta de futuro y que lo abandonaron, en muchos casos, sin dejar ningún buen recuerdo.

Fue el caso de los hermanos De Boer, Frank y Ronald, cuyo costo global de 16 millones de euros en enero de 1999 no se vio correspondido en el campo. El primero, central, permaneció discretamente hasta 2004 pero el segundo se marchó con destino al Rangers al cabo de dos años justos sin haber mostrado la excelencia vista en el Ajax... Y que algunos comparan con el caso de Frenkie de Jong.

Otro caso deprimente fue el del nigeriano Emmanuel Amunike, incorporado en diciembre de 1996 por 3.5 millones de euros y que apenas jugó 26 partidos en tres temporadas, masacrado por una rodilla que ya había provocado dudas en la conveniencia de su fichaje.

Por la cesión de Juan Pablo Sorín el Barça pagó 1.8 millones de euros en enero de 2003 a la Lazio, reservándose una opción de compra a final de temporada que en apenas un mes ya descartó llevar a cabo en vista de su nulo rendimiento, más o menos lo que sucedió en enero de 2005 con Albertini y Maxi López, futbolistas cuyo paso por el Barça fue poco menos que invisible.

ROMPER LA COSTUMBRE
En el Camp Nou se confía que este mercado de invierno de 2022 rompa con la costumbre del pasado. Así, el nombre de Ferran Torres provoca un consenso absoluto en el club, entendiendo su fichaje récord por 55 millones de euros como una clara apuesta de futuro.

Existe igualmente convencimiento del rendimiento a corto plazo de Dani Alves, jugador de presente aunque no de futuro pero que entiende a la perfección la idiosincracia del club después de su primera y exitosa permanencia entre 2008 y 2016...

Y es Adama Traoré la apuesta, el examen, la duda, que de alguna manera devuelve la mirada hacia el pasado. Confiar en que no se convierta en la repetición de los casos que protagonizaron Jeison Murillo o Kevin-Prince Boateng, como Yerry Mina o Ibrahim Afellay...

Una desventura que se ha convertido en costumbre en el Barcelona, donde la directiva encabezada por Joan Laporta confía en olvidar con sus apuestas de este mercado inverosímil dirigido tanto a recomponer al equipo de Xavi a corto plazo como, también, poner las bases de un futuro mejor.

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