LEIPZIG (Enviado especial) -- Faltaban pocos minutos para el arranque del partido y en medio del bullicio y las corridas de los hinchas para ubicarse o comprar bebidas a último momento, se escuchó nítido un "Buenos Aires". En ese momento se produjo un contacto visual y el encuentro casual de dos compatriotas en plena Euro 2024.
Ariel Goyeneche se desenvuelve con naturalidad, como si tuviera una vasta experiencia como voluntario en grandes eventos. En la charla con ESPN.com se derriba esa teoría y queda claro cómo "la pasión por el fútbol" lo llevó a dejar las computadoras por un rato.
- ¿Cómo llegaste a convertirte en voluntario?
Mi mujer me avisó que estaban pidiendo gente para trabajar en la Eurocopa y cuando vi la foto, pensé que era para sacarte los datos. Un día estaba trabajando en casa, me postulé, me llamaron y me entrevistaron. Me preguntaron: ‘¿Por qué lo querés hacer?’ ‘Porque soy argentino, me gusta el fútbol', les respondí.
- ¿Es tu primera experiencia en un torneo de estas características?
Lo dije en una de las entrevistas con la gente de la UEFA: "Trabajo con la computadora todo el día, estoy cansado, quiero hacer otra cosa". Obviamente me tomo vacaciones para estar acá, vuelvo y mañana a las 8 de la mañana arranco nuevamente con mi trabajo habitual.
Ariel trabaja en Frankfurt y se traslada a Leipzig para los partidos. "Hay distintas tareas para hacer, muchos grupos. Está bastante bien organizado. Tenemos un protocolo sobre cómo tenemos que desenvolvernos cuando pasa algo, a quién tenemos que llamar, las cosas que hay que hacer, cómo recomendar a la gente… pero lo más importante en estos lugares es siempre la buena onda, una sonrisa y todo el mundo está contento", cuenta mientras le indica a unos simpatizantes por dónde deben sentarse.
El hincha de Boca Juniors, quien se describe como "orgulloso argentino", forma parte del programa con casi 46 mil voluntarios, que van de los 18 a los 89 años, de 152 países distintos. Se les solicita que hablen más de un idioma, disponibilidad horaria y que siempre tengan "energía positiva".
Además de la posibilidad de sumar experiencia en este tipo de acontecimientos y ampliar su red de contactos, los voluntarios cuentan con sesiones de entrenamiento, reciben un uniforme, las comidas gratis, un regalo especial y un certificado cuando finaliza el evento. Entre sus principales tareas están asistir en los accesos, acreditaciones, tickets, control anti doping, áreas de prensa, hospitality, fan zone, entre otras.
- ¿Cómo llegaste a Alemania?
Me fui antes del 2001 de Argentina y primero viví 20 años en Inglaterra. Allá conocí a mi esposa alemana y de Londres nos vinimos para acá porque era momento de cambiar. Disfruto que mis hijas tengan a sus abuelos cerca.
- ¿Sos de mirar fútbol europeo?
En Londres seguía más a Chelsea por amigos que llevaban a la cancha. Acá es bastante simple venir a la cancha, es muy familiar, muy interesante. Vivo a 10 minutos caminando del estadio, es una cosa cómoda. En febrero estuve de visita en Buenos Aires y por suerte me consiguieron entradas para La Bombonera. Allá es otra tensión. Acá es más alegría.
- Y en la familia con una madre alemana y un padre argentino, ¿cómo es esa convivencia futbolera con tus hijas?
La final de Brasil 2014 fue terrible. Me acuerdo que salí a gritar el gol anulado de Higuaín y luego me gritaron el gol de Götze en la cara. Y este Mundial fue distinto porque tocó en invierno, oscuro y mucho frío. Tener la posibilidad de quedarte en tu casa viendo fútbol estuvo fantástico.
Más allá de haber pasado las últimas dos décadas en el Viejo Continente, Ariel no pierde la argentinidad. "Siempre se juntan en un parque a comer asado y cuando paso con mi camiseta de Boca, alguno me saludo y otros no tanto (risas)".
Es momento de cortar la charla. Se acerca el arranque del partido y se intensifican las corridas. Sin urgencias, a Ariel Goyeneche no se le desaparece la sonrisa de la cara. La computadora puede esperar, ahora es momento de disfrutar.