Luego de un paso brillante con seis victorias al hilo, la más reciente ante Francia en la Semifinal, España es el primer finalista de la Eurocopa 2024
España jugará el domingo la quinta final de su historia en la Eurocopa y buscará su cuarto trofeo, después de remontar y ganar con tanto merecimiento como solvencia a la Francia que le ganó la final de 1984 y, también, la final de la Liga de las Naciones en 2021. El equipo del gallo, esta vez, se sometió a una Roja tan magnífica como seria.
Y tan brillante en ocasiones como solvente en todo momento. De hecho, jugará el domingo la final en Berlín después de haber ganado los seis partidos del torneo, todos y cada uno de ellos.
Fue un latigazo, maravilloso, de Lamine Yamal y fue un requiebro mágico de Dani Olmo lo que desniveló el marcador, pero, por encima de eso, fue un ejercicio futbolístico excelente el que le dio el triunfo al conjunto de Luis de la Fuente, tan discreto en las formas como extraordinario en el rendimiento que ofrece en el banquillo.
Francia se encontró con un gol rápido, más producto del error español que de su propio acierto, pero no supo, o no pudo, sacar provecho de esa ventaja. Si el plan galo era ralentizar el juego, defender y esperar a una genialidad de Mbappé o de Dembélé, no tuvo casi ocasión de llevarlo a cabo porque el equipo hispano, lejos de caer en la improvisación o perderse entre los nervios, mantuvo la idea con la que había entrado al partido. Y le resultó.
España sabe qué quiere pero, quizá lo más destacado, sabe cómo buscarlo. Ni la ausencia de dos piezas fundamentales en defensa como Carvajal o Le Normand le rompieron los esquemas a De la Fuente, que en la víspera dejó ya muy claro que si le faltaba el lateral titular su sustituto iba a ser el veteranísmo Jesús Navas, enfrentándose a Mbappé o a quien fuera menester.
Y es esa confianza que traslada el seleccionador a su vestuario una de las grandes virtudes de la Roja, que no esperó ni veinte minutos para darle la vuelta al marcador, primero con el gol, golazo, de Lamine Yamal y poco después con la maravilla de Dani Olmo que embocó sin querer Koundé, de los mejores jugadores galos y el más desafortunado personalmente.
Lamine Yamal celebró por adelantado su 17 cumpleaños respondiendo a Rabiot, quien le retó a demostrar en un partido de esta magnitud su supuesta calidad. No solo lo hizo, más aún, le retrató directamente en el disparo que motivó el 1-1. Y Dani Olmo, el sustituto del lesionado Pedri, expresó su magia, con un control y requiebro monumental antes de que su disparo que buscaba la red lo tocase fatalmente Koundé.
A partir de ese 2-1 España gustó y se gustó. Y Francia ni supo ni pudo responderle en el campo. Futbolísticamente fue siempre, siempre, inferior a la selección hispana. Y en cuanto a carácter no fue tampoco mejor, por más veteranía que tuviese.
Unai Simón, de hecho, apenas si tuvo que intervenir en todo el partido, más allá de recoger del fondo de la portería el remate de Muani primero y de meter un manotazo estelar a un centro envenenado de Dembélé después. Quisieron los galos mantener la historia de su parte, pero la respuesta española fue de tal magnitud... Que se llevó el premio.
Un premio extraordinario y que le lleva, doce años después, a una final de Eurocopa.