Tottenham visitó a Liverpool en Anfield y otra vez le tocó vivir un infierno en la primera etapa. Recibió tres goles en 15 minutos y volvió a demostrar su fragilidad tal como había ocurrido ante Newcastle. Se recuperó en el complemento y casi lo termina empatando, pero Diogo Jota tenía otros planes para el destino del partido y terminó 4-3. Se puede volver a ver por Star+.
Un equipo que entró desconcentrado. Así se lo vio a Tottenham contra un Liverpool que, si bien está en levantada, aún se encuentra muy lejos de la versión más rockera de los Reds que supieron pelear y ganar todo.
Con el revitalizante regreso de Luis Díaz en el frente de ataque, Liverpool encauzó la victoria a los dos minutos de partido gracias a un gol de Curtis Jones.
Tres minutos más tarde, el guajiro Díaz volvió a festejar tras varios meses de ausencia por lesión y mandó al fondo de la red un centro atrás de Cody Gakpo. El 3-0 se concretó a los 15 en los pies de Mohamed Salah, que aumentó la ventaja desde los doce pasos.
Harry Kane fue quien descontó sobre el final de la primera etapa.
Tottenham vivió una situación similar a lo ocurrido ante Newcastle. En aquella jornada, los Spurs recibieron cinco goles en 20 minutos (6-1 final), lo que llevó a que cambiaran a Hugo Lloris en el entretiempo y a que los propios jugadores reembolsaran el dinero de los tickets a los hinchas que viajaron a presenciar el encuentro.
En toda la Premier, los Spurs son el equipo que más goles concedieron en los primeros 35 minutos esta temporada con 20 en total. El dato que refleja la poca intensidad con la que Tottenham sale a jugar los encuentros y lo que, por ahora, lo deja fuera de los cupos a las dos competencias internacionales más improtantes en Europa.
El complemento se desarrolló con otra tónica. Tottenham salió a jugar un partido mucho más intenso e hizo dudar a la defensa de los Reds con dos disparos al palo en pocos minutos. El segundo descuento llegó en los pies de Son con una definición de calidad tras quedar mano a mano con Alisson.
La segunda estocada de Tottenham reavivó el encuentro nuevamente y llenó de temores al equipo de Klopp, que se refugió a la espera de evitar el tercer gol. Después de insistir, los Spurs hallaron el anhelado tanto, agónico por cierto, que le dio las llaves del empate: Richarlison apareció por detrás de todos a la salida de un tiro libre y, con un defectuoso pero eficaz cabezazo, venció la resistencia del arquero brasileño a falta de dos minutos par el final.
La locura era total. Richarlison se sacó la camiseta, bailó, hizo la cacatúa y levantaba los brazos al tiempo que sentía que ese 3-3 era inamovible. Lo era para todos, menos para Diogo Jota. Villano para los de Londres, héroe para Liverpool.
95 segundos después del gol de Richarlison, el portugués capturó un rebote y se metió dentro del área para definir fuerte, cruzado y esquinado para sellar el 4-3 que, ahora sí, sería final. Si el de Richarlison fue una anotación festejada, no hay palabra que pueda describir el estallido de las tribunas de Anfield luego de ver ingresar el balón. La euforia fue tal que el propio Jurgen Klopp se desgarró en plena celebración. El reloj llegó a los 96 minutos y el juez pitó el final del encuentro. Uno lleno de emociones, uno que representa fielmente la esencia de la Premier League.