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El Manchester United tuvo una gran temporada con Erik Ten Hag, y ahora viene el verdadero esfuerzo

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Manchester United, bienvenido a la Champions 2023-24 (1:21)

Los Red Devils amarraron matemáticamente la clasificación a Champions League son una victoria sobre Chelsea. (1:21)

En el día de la final de la FA Cup (que también fue día del Derbi de Manchester), es inevitable comparar la mitad azul con la roja. El yin con el yang. Y obviamente, hay muchos puntos de vista para hacerlo.

Un club tiene dueños muy populares que actualmente se encuentran bajo investigación por parte de la Premier League por la violación de normas financieras. El otro, tiene dueños muy impopulares que acaban de poner el club en venta, pero que podrían terminar cargando los balances financieros con mayores deudas. Un club ha ganado la Premier League en cinco de las últimas seis temporadas; el otro, no ha alzado el título doméstico desde el lanzamiento del iPhone 6. Un club se reforzó en enero pasado fichando a un espigado delantero centro llamado Erling Haaland. El otro, fichó a un espigado delantero centro llamado… Wout Weghorst.

Sin duda, el Manchester United quiere estar donde actualmente se ubica el Manchester City (en cuanto a resultados, no en investigaciones por alterar libros contables). Y sí, lo están intentando. Tienen una masa salarial superior a la del City, gastando más que el City (en términos netos) en tres de los últimos cuatro años. De hecho, desde el verano de 2018, su gasto nato ha sido más del doble que el del City. Cambiaron de director ejecutivo el pasado verano. Finalmente, contrataron a su primer Director Deportivo (¡Bienvenidos a 1998!) y ficharon a un director técnico (Erik Ten Hag) que ha despertado sincera emoción entre la mayoría de sus hinchas. Posiblemente, porque no se trata de un intento obsoleto de recuperar el polvo de estrellas de la Era de Sir Alex Ferguson, ni de una solución rápida y agresiva.

En su primera campaña al mando del banquillo en Old Trafford, Ten Hag llevó al United a conquistar el tercer puesto, alzó la League Cup y quedó a 14 puntos del primer puesto de la tabla. Hazaña que, increíblemente, es lo más cerca que el United ha estado del primer puesto en todos los años desde 2013, con la excepción de uno. Y, por supuesto, los llevó a disputar esta final de FA Cup (con transmisión EN VIVO de ESPN y Star+ sólo para Latinoamérica).

Más allá de los resultados, Ten Hag lo ha hecho muy bien (pues, de todos modos superó mis expectativas con creces) en otros dos aspectos clave de su empleo.

Primero, instauró un sentido de disciplina y mostró excelentes destrezas internas de gestión humana; bien sea navegando la presencia (y posterior partida) de Cristiano Ronaldo, o la negociación contractual de Marcus Rashford (que se apresta a convertirse en agente libre en junio de 2024. Sin embargo, eso no evitó que Ten Hag lo castigara por haber llegado tarde a una reunión o consiguiera la mejor temporada goleadora de su carrera). Esas son cosas que no pueden darse por sentado cuando sales del Ajax (donde la mayoría de tus tropas son jovencitos o veteranos de toda la vida del club y, caso contrario al United, tienes un liderazgo fuerte, visible y vocal que te apoya) con rumbo a Old Trafford.

Segundo, Ten Hag ha sorteado los baches del camino con aplomo, desplegando el tipo de mensaje público que generalmente ha resonado en la hinchada. El United empezó la segunda mitad de la campaña con dos derrotas consecutivas, fue apaleado 7-0 por el Liverpool y sufrió otra humillación cayendo eliminado por el Sevilla en semifinales de Europa League. Sin embargo, Ten Hag evitó muchas de las críticas que algunos de sus antecesores habrían recibido en semejantes circunstancias. Para un tipo que no parecía ser especialmente carismático cuando asumió el cargo, volvió a superar las expectativas.

Pero también está el fútbol que se juega sobre la cancha: la razón por la cual, presumimos, el United lo contrató en primer lugar. Y en este caso, la diferencia entre el United de Ten Hag y su Ajax es sumamente llamativa.

Si asumimos (y creo que es un supuesto seguro) que el United lo contrató porque quería que replicara en Old Trafford lo construido por él en Ámsterdam, pues estamos muy, muy lejos de ello.

De hecho, comparar a los campeones de Holanda de la temporada 2021-22 con el United de este curso resalta lo largo que puede ser el camino por recorrer. Pero también ilustra lo que el United puede llegar a ser.


Elegí la plantilla de la campaña 2021-22 en vez de, por ejemplo, el equipo de 2018-19 que clasificó a semifinales de Champions League y alzó el doblete doméstico (donde jugaron Frenkie De Jong, Matthijs de Ligt, etc.) porque fue una plantilla heredada en su mayoría por Ten Hag; mientras que la versión de 2021-22 fue armada por él luego de pasar tres temporadas y media con el club.

No sorprende ver que su Ajax marcó más (2.88 goles por partido contra 1.52 por cotejo) y registró mayor expectativa de gol (2.48 contra 1.51) que el United. Parte de ello se debe, sin duda, a que el Ajax era el mejor equipo de la sexta o séptima mejor liga de Europa, mientras que el United debe competir en la Premier League ante oponentes de mayor nivel. Sin embargo, hay otros indicadores que destacan en este caso. El Ajax tuvo el más alto porcentaje de posesión de la Eredivisie (66%). Esperábamos ver al United con menor posesión (y así es), pero no nos imaginábamos un pálido 54%, por debajo de clubes como Brighton y Chelsea. Eso habla tanto del estilo de juego como de las instrucciones del entrenador.

Nuestro gurú residente del análisis estadístico Ryan O'Hanlon me mostró otra diferencia reveladora que no habría imaginado: distancia promedio de los remates. El Ajax, para sorpresa de nadie, fue primero con 29.5 yardas. El United se ubicó en el puesto 16 con 48.2 yardas. Eso sugiere que el Ajax armaba jugadas desde la zaga, mientras que el United tiene a su portero David De Gea haciendo saques largos. Y tal como lo explicó O’Hanlon, esta es una estadística que revela una táctica preestablecida y menos dependiente de lo que hace el rival.

Otras dos estadísticas saltan a la vista. La primera es la distancia defensiva, que mide el promedio de distancias en la que cada equipo efectúa acciones defensivas exitosas. El Ajax, con su línea defensiva alta, encabezaba la Eredivisie con 48.02. El United ocupa el puesto 14 de la Premier League con 42.38. Después, tenemos los pases del oponente por acción defensiva (PPDA, por su abreviatura en inglés), que representa la cantidad de pases que permites que efectúe tu rival antes de producir una acción defensiva como un quite, intercepción o falta. Es una medida de la intensidad (y eficacia) de tu presión sin balón. El Ajax fue primero en la Eredivisie con 5.37 PPDA; el United, noveno con 10.07.

Nada de lo anterior implica que el Ajax de la temporada 2021-22 fue mejor al United de 2022-23 (probablemente no lo fue, porque el United tiene mejores jugadores). Sin embargo, nos confirma lo que te dirá la "prueba a simple vista" hecha por cualquiera que haya visto jugar a ambas plantillas: estos equipos no se asemejan en nadie y, si no lo supiéramos, nos costaría creer que fueron entrenados por la misma persona.

Esto nos lleva de nuevo a Ten Hag y a dónde quiere llevar a este equipo. Si asumimos que el Ajax de 2021-22 es la forma como el técnico quiere jugar, ¿cómo hemos parado con el Manchester United de 2022-23? Existen varias razones evidentes.

Para empezar, esta fue su primera campaña. Se requiere de tiempo para instaurar y darle forma a tu visión de equipo. Pregúntenle a Jurgen Klopp. Asumió las riendas de una plantilla del Liverpool que ocupaba el puesto lugar en octubre de 2015 y a finales de temporada los había llevado hasta... el octavo puesto. Tampoco nos olvidemos de que Pep Guardiola (sí, el mismo Pep Guardiola) también terminó tercero en su primera temporada en el Manchester City y, al contrario de Ten Hag, tenía la ventaja de contar con un grupo que había ganado dos títulos de liga en los cinco años anteriores. Además, contaba con ejecutivos de alta calidad y experiencia comprobada que compartían su visión. Y, pues, es Guardiola y Ten Hag no lo es.

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Segundo, tenemos un evidente problema de plantilla. ¿Ese tema de armar jugadas desde atrás? Puedes hacerlo si tienes a un portero con buenos pies y manos. El guardameta de Ten Hag es David De Gea, que puede ser óptimo atajando remates pero que jamás podrán confundir con un "portero libero". Es una historia similar en cuanto a estadísticas de presión. Simplemente, es más difícil lograrlo con jugadores que no están acostumbrados o no tienen aptitudes para hacerlo. Y esos son los jugadores con los que contaba. Por ejemplo, Ronaldo, Bruno Fernandes y Rashford.

Y, como es obvio, la presión no solo depende de los hombres ubicados adelante. También depende de la capacidad de los mediocampistas para reaccionar, leer las situaciones desencadenantes y tapar agujeros. Nuevamente, Casemiró llegó tarde proveniente de un equipo (Real Madrid) que rara vez presionaba. Christian Eriksen, con todo su oficio e inteligencia, tiene 31 años y acababa de someterse a una cirugía de corazón importante. ¿Fred y Scott McTominay? Bueno...

Lo podemos ver en los fichajes hechos por Ten Hag. Firmó a Lisandro Martínez y Antony, dos miembros de aquella plantilla del Ajax. Christian Eriksen vino a desempeñar el papel de Davy Klaasen; Casemiro llegó a interpretar a Edson Álvarez (obviamente, ambos lo hicieron a un nivel muy superior). Quizás Weghorst debía ser una especie de Sebastian Haller, con Marcel Sabitzer como un Ryan Gravenberch de bajo costo. Pero esa es solo una parte del equipo y, aunque está muy bien fichar chicos que encajan dentro de tu sistema, también está bien contratar chicos con suficiente calidad a este nivel (y algunos de los antes mencionados no la han demostrado).

Tercero, y posiblemente lo más importante: estamos en un contexto distinto. Ésta es la Premier League. No es solo una competición con mejores equipos y jugadores. También es una especie de meca para los técnicos y el United es uno de los puestos más glamorosos. Cualquier entrenador extranjero (y muchos de origen británico) no tienen el beneficio de la duda por largo tiempo, no sólo en cuanto a reacción mediática y de la hinchada. Sino también (lo más importante), entre los propios jugadores. Para bien o para mal, ésta es una de las peculiaridades de esta nación insular. Hasta Guardiola, con sus tres títulos de Champions a cuestas, fue objeto de dudas y puesto en entredicho en su primera temporada con el City. Y era Guardiola. Ten Hag era apenas otro holandés calvo que nunca había trabajado como director técnico en una de las Cinco Grandes Ligas de Europa.

En otras palabras: Ten Hag estaba obligado a obtener resultados y, hasta cierto punto, eso implicaba sacrificar visión y educación para sumar triunfos. Darle el balón a Bruno Fernandes y esperar que haga algo no es una filosofía. Pero, a veces, es la mejor opción. Se puede decir lo mismo de replegarse más, no conceder goles estúpidos y esperar que Rashford se tope con un balón filtrado. Pero los resultados (y su gestión humana) le ayudaron a darle credibilidad y autoridad, y esos son los elementos que necesita para construir con miras al futuro.

Se supone que el técnico neerlandés no tiene ilusiones. Claro, quedar tercero en la Premier League está muy bien, pero este también fue el año en el que Chelsea y Tottenham hicieron implosión con tres entrenadores distintos y el Liverpool no empezó a marchar hasta marzo (ocupaban el puesto 10 de la tabla en febrero pasado). En lo que a Copas respecta, el rival más difícil al que vencieron en la League Cup fue el Newcastle en la final, y en la FA Cup fue el Fulham (jugando de local).

Ten Hag no puede llegar más lejos jugando con este estilo de fútbol, y él lo sabe. No es lo que quiere hacer y no es lo que le ayudó a conseguir este puesto. Requiere tiempo en la cancha de entrenamientos, y requiere hacer los fichajes correctos para conseguir los jugadores aptos para desplegar el fútbol que quiere.

La buena noticia es que su temporada 2022-23 le ha dado tiempo y que su gestión humana le ha conferido autoridad y credibilidad. Ahora, debe cumplir con lo demás.