Con las virtudes ya acostumbradas: manejo, creación e inteligencia, James Rodriguez volvió a ser fundamental en otra victoria de Everton, la sexta consecutiva en el inicio de la temporada.
La influencia del cucuteño en el gran momento de su equipo es fácil de ver al analizar el juego. En el partido contra West Ham por la Copa de la Liga jugó más suelto, no sólo por la derecha, y lideró los movimientos ofensivos con criterio y categoría.
Everton juega al ritmo de James. Los números así lo indican. Frente al cuadro londinense jugó los noventa minutos y participó en tres de los cuatro goles: le dio la asistencia a Richarlison, fue clave en el circuito colectivo del último gol de Dominc Calvert-Lewin y también estuvo presente en la jugada de Alex Iwobi que terminó en el 3-1.
Además. tocó el balón 86 veces e intentó 65 pases, 58 de los cuales fueron positivos, un 89 por ciento. Recibió de sus compañeros la pelota en 61 ocasiones y tuvo 16 pérdidas en total.
Remató al arco en una oportunidad y creó 5 oportunidades claras, un número que sirve para describir a la perfección lo importante de su trabajo en el equipo. Además, gambeteó 6 veces y entregó bien 6 balones largos. Su mapa de calor muestra que esta vez se movió con mayor liberta, ya no en el sector derecho, sino en todo el frente de ataque.
Su principal socio fue Fabian Delph, con quien jugó por primera vez. Recibió de él 15 pases y le otorgó 8. En tanto, conGylfi Sigurdsson, otro con quien puede hablar el mismo idioma, se encontró en 21 ocasiones.
James no deja de crecer en Everton y con él crece el juego y las ambiciones del equipo.